Enrique José Varona nació el 13 de abril de 1849 en Camagüey. Sus padres, ilustrados y de holgada posición económica, lo orientaron al estudio de idiomas y llegó a dominar varios. Se nutrió de la antigüedad clásica, de la literatura española y de autores contemporáneos, que constituyeron la base de sus vastos conocimientos. Aunque estudió en las Escuelas Pías de Camagüey, su formación fue mayormente autodidacta.
El 4 de noviembre de 1869, en los inicios de la Guerra de los Diez Años, estuvo entre los alzados de Las Clavellinas, en las cercanías de Camagüey, pero tuvo que desistir de continuar en la contienda por razones de salud. Fue detenido y encarcelado durante varios días y posteriormente puesto en libertad.
En 1870 publicó una pequeña obra de teatro, La hija pródiga, alegoría dramática en que recriminaba a Cuba por su alzamiento contra España. Años después se avergonzaría de ese intento, al presenciar la saña de las autoridades españolas contra el cadáver del mayor Ignacio Agramonte y Loynaz.
El 4 de julio de 1876, en su discurso Ojeada sobre el movimiento intelectual en América, defendió los valores de la intelectualidad cubana que le había precedido, en particular, de Félix Varela, José de la Luz y Caballero y José Antonio Saco.
Durante la guerra figuró como asesor de la Sección de Literatura y Ciencias de la Sociedad Popular Santa Cecilia, institución cultural de su ciudad natal. Publicó poemas y se mantuvo al tanto de los últimos avances de las ciencias, en particular de la biología. Su primer trabajo sobre esta materia, Heterogénesis, apareció en la Revista de Cuba el 5 de marzo de 1877.
Partidario de la libertad de la ciencia y la enseñanza, Varona abrazó la filosofía positivista, poniendo toda su fe en el progreso de la humanidad y en el desarrollo científico. Los resultados de los estudios que realizó durante la década de los años 70 del siglo XIX, en la década siguiente se plasmaron en sus llamadas Conferencias Filosóficas, sobre lógica, psicología y moral.
También colaboró con Vidal Morales Morales y Julián Gassié, en las tertulias que se celebraban en la residencia de José Antonio Cortina, director de la Revista de Cuba, así como en veladas culturales que reunían a la intelectualidad cubana de la época. Desde mayo de 1878 y hasta 1884, integró la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba. Particularmente estaba interesado en la clasificación de las razas o especies humanas y en su cruzamiento. Participó también en actividades científicas y culturales en el Liceo de Guanabacoa, el Ateneo de La Habana y la Caridad del Cerro.
Al finalizar la primera guerra independentista, condenó la firma del Pacto del Zanjón a través de un poema titulado La Paz, escrito en febrero de 1878. El 8 de agosto de ese año se funda el Partido Liberal, devenido posteriormente en el Liberal Autonomista. Varona, que se había trasladado a La Habana, ingresó en él. Fue vocal de su junta directiva, y también fungió como redactor del periódico El Triunfo.
A diferencia de otros autonomistas, abogó por la abolición inmediata y sin indemnización de la esclavitud. A pesar de las divergencias, representó a su partido en dos ocasiones como diputado en las Cortes españolas. Las contradicciones con la directiva autonomista provocaron que en diciembre de 1885, rompiera definitivamente con el autonomismo.
A partir de ese año, y hasta 1895, dirigió la Revista Cubana, continuación de la Revista de Cuba. En ella publicó críticas encomiásticas a libros sobre la primera guerra de independencia, como Desde Yara hasta el Zanjón, publicado por Enrique Collazo en 1893. Al año siguiente viaja a Nueva York y se entrevista con Benjamín Guerra, tesorero del Partido Revolucionario Cubano, pues el delegado José Martí había viajado a México.
Tras la muerte de Martí, el 19 de mayo de 1895, apenas unos meses después de iniciada la Guerra de Independencia, Enrique José Varona retornó a Nueva York para publicar los editoriales del periódico Patria, donde permanecería hasta noviembre de 1898. A la par de su labor periodística, dictó conferencias y pronunció discursos a favor de la independencia, como su manifiesto Cuba contra España, dirigido a los pueblos hispanoamericanos y en el cual fundamentaba la necesidad de la insurrección en la Isla.
Concluida la guerra e iniciada de manera oficial la primera ocupación militar de Estados Unidos en Cuba, el 1 de enero de 1899, Varona regresa a Cuba. Entre febrero y octubre de ese año se hizo cargo de Patria, un nuevo periódico, y fue redactor de La Discusión. En enero de 1900, como miembro del gabinete del general norteamericano Leonard Wood, ocupó la Secretaría de Hacienda, y posteriormente la de Instrucción Pública. Desde esta última realizó la reforma de la enseñanza media, mediante el denominado Plan Varona.
A mediados de 1900 rechazó su elección como delegado a la Asamblea Constituyente de 1901 por Camagüey. Al año siguiente también se negó a aspirar al cargo de senador, por el Partido Republicano, de la misma provincia. Como parte de su labor docente en la Universidad de La Habana, en 1905 impartió la conferencia El imperialismo a la luz de la Sociología, convocando a mantener la unidad política y étnica del pueblo cubano frente a las tendencias imperiales.
En varios artículos, aparecidos en El Fígaro entre el 2 de septiembre de 1906 y el 20 de enero de 1907, condenó las causas políticas que provocaron la Guerrita de Agosto, y denunció el paso de las riquezas del país a monopolios extranjeros. El 20 de mayo de 1913 suspendió sus labores como profesor en la Cátedra de Lógica, Psicología, Ética y Sociología de la Universidad de la Habana, para tomar posesión de la vicepresidencia de la República hasta 1917, cuando abandonó el gobierno tras la reelección del presidente Mario García Menocal.
Ese año, el Congreso le concedió una pensión vitalicia y al siguiente, el claustro universitario le otorgó el nombramiento de Profesor Honorario. En 1918 emprendió un recuento de su obra política, para ser publicada en dos volúmenes: Por Cuba y De la Colonia a la República. En 1921 pronunció un discurso en la Academia Nacional de Arte y Literatura -a la cual había ingresado en 1915-, que se publicó en Costa Rica con el título El imperialismo yanqui en Cuba. En él confirmaba sus ideas acerca de la pretensión de Estados Unidos de asentar su dominio político en América Latina.
Durante el gobierno de Alfredo Zayas denunció la política injerencista del gobierno estadounidense a través de su enviado especial, Enoch Crowder, y exhortó a la opinión pública a manifestarse en contra de ella. El 12 de enero de 1923 intervino en la asamblea que presidía el líder estudiantil Julio Antonio Mella, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, a favor de la reforma universitaria.
A partir de 1925 comenzó a denunciar al gobierno del presidente Gerardo Machado Morales, tanto en el orden económico como en el social y el político. A fines del mismo año, su firma encabeza una carta pública del Grupo Minorista, con motivo de la huelga de hambre que protagonizara Mella. A inicios de 1927 participa en el movimiento de protesta nacional contra la prórroga de poderes y la represión machadista. Su firma encabeza un Manifiesto al País, de la recién organizada Asociación Unión Nacionalista, que estaba integrada por políticos tradicionales liderados por Carlos Mendieta.
El 30 de marzo de 1927 abrió las puertas de su casa a jóvenes universitarios que portaban un manifiesto de protesta contra la aprobación del proyecto de modificación constitucional y de prórroga de poderes que posibilitaba la reelección a Machado por un período de seis años. Ese día, la fuerza pública allanó su domicilio, pero no impidió que dirigiera una alocución a los estudiantes presentes. Unas horas después, estos aprobaron el manifiesto Al pueblo de Cuba y a los Estudiantes, donde exponían los hechos ocurridos y su decisión de luchar contra la prórroga de poderes.
En octubre de 1927 organizó y presidió la Junta Nacional Cubana Pro Independencia de Puerto Rico. En los primeros años de la década de los años 30, continuó su labor de reflexión y orientación política hasta la caída de la dictadura de Machado, el 12 de agosto de 1933. Ese año fue visitado por el embajador de Estados Unidos, Benjamin Summer Welles, y también por dirigentes del Directorio Estudiantil Universitario. A los últimos los convocó a mantener su oposición a la política de mediación de Welles, dirigida a favorecer una transición política en Cuba en pro de los intereses norteamericanos.
El 16 de agosto de 1933 escribió Mis consejos, su último artículo. Murió el 19 de noviembre de 1933. Su cadáver fue expuesto en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.
Bibliografía activa: Estudios literarios y filosóficos, Librería, Imprenta y Papelería La Nueva Principal, La Habana, 1883. Artículos y discursos, Imprenta de A. Álvarez y Cía., La Habana, 1891. Por Cuba. Discursos de Enrique José Varona, Imprenta El Siglo XX, La Habana, 1918. De la Colonia a la República, Sociedad Editorial Cuba Contemporánea, La Habana, 1919. El imperialismo a la luz de la Sociología, Editorial APRA, La Habana, 1933. Violetas y ortigas, Edición Oficial, La Habana, 1938. Trabajos sobre educación y enseñanza, Comisión Nacional Cubana de la UNESCO, La Habana, 1961. Poesías escogidas. Enrique José Varona, Compilación por Alberto Rocalosano, Editorial Letras Cubanas, La habana, 1983. Enrique José Varona: política y sociedad, Selección e introducción por Josefina Meza y Pedro Pablo Rodríguez, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1999.
Bibliografía pasiva: Agramonte, Roberto: El pensamiento filosófico de Varona, Imprenta Seoane, Fernández y Cía., La Habana, 1935. Entralgo, Elías y otros: Enrique José Varona: su vida, su obra, su influencia, Edición Oficial, La Habana, 1937. Entralgo, Elías: El ideario de Varona en la filosofía social, Departamento de Cultura, La Habana, 1937. Vitier, Medardo: Varona, maestro de juventudes, Editorial Trópico, La Habana, 1937. Roa, Raúl: Retorno a la alborada, Universidad Central de Las Villas, 1964. Guadarrama, Pablo y Edel T. Oropeza: El pensamiento filosófico de Enrique José Varona, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1987. Cairo, Ana: Letras. Cultura en Cuba, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1989. Instituto de Historia de Cuba: Historia de Cuba. La neocolonia, organización y crisis, desde 1899 hasta 1940, Editora Política, La Habana, 1998. Cordoví Núñez, Yoel: Liberalismo, crisis e independencia en Cuba, 1880-1904, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2003.
Tomado de En Cuba, enciclopedia de historia y cultura de los países caribeños.
Foto: Tomada de Radio Angulo.
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