Un artista puede dejar este mundo, pero sus andanzas siguen revelando nuevas facetas, datos desconocidos que continúan forjando una imagen que parece no tener fin. Esto sucede con nuestro compositor, guitarrista y cantante Ray Tico, quien nos dejó el 15 de agosto del 2007, pero que sigue dándonos sorpresas.
Cuando pacté escribir su biografía, Ray enfatizó que la investigación alcanzaría solo el aspecto artístico de su vida. Tal condición fue respetada, al extremo de que el compositor, ya gravemente enfermo, retiró algunos párrafos del borrador que consideró inoportunos. Siempre en esa misma línea, me permito agregar aquí algunos datos artísticos y humanos que enriquecen la figura de nuestro compositor.
Los Panchos. En 2004, Pablo Marcial Ortiz Ramos (puertorriqueño conocido como Tito Ortiz) publicó un libro llamado El trío Los Panchos. Historia y crónica (Editora Corripio, República Dominicana). Ortiz es uno de los coleccionistas más reconocidos de la música de aquel grupo mexicano. En ese libro se hace un estudio exhaustivo de la historia, la discografía, las anécdotas y los cantantes que pasaron por tan afamado grupo.
Entre los siete cantantes que integraron el trío Los Panchos se encuentra Julito Rodríguez, músico puertoriqueño nacido el 5 de octubre de 1925, quien estuvo con los mexicanos entre 1953 y 1956. En esa aventura artística, Rodríguez grabó 122 canciones con el trío, entre todas sobresale una llamada Dueña mía, del compositor costarricense Ray Tico. Esta melodía -hasta ahora desconocida- se incluye en el libro de Ortiz, en el capítulo que recoge la discografía de Julito (pág. 382). Los grandes coleccionistas de la música de Los Panchos no poseen esta joya.
José Aicardo González, coleccionista colombiano residente en Medellín, declara que Dueña mía es una de las cuatro grabaciones del trío que él aún no posee; tampoco disponen de ella el mismo Tito Ortiz ni el coleccionista norteamericano Carl Anderson. Existe un japonés que asegura tener toda la discografía de Los Panchos, y hacia allá se enfilan las miradas.
En mis años de amistad y bohemia junto a Ray Tico, nunca le escuché decir que existía esa canción o que ella hubiese sido grabada por el famoso trío. En toda la documentación que consulté para escribir la biografía del compositor costarricense, no aparece Dueña mía. Sin embargo, es bien sabido que, en la mitad del siglo XX, no eran rigurosos el registro ni la inscripción de toda la producción de un compositor popular hispanoamericano. Algunas canciones de aquellos creadores se han perdido o se acreditan a otros artistas, y la paternidad de ciertos temas continúa siendo tarea pendiente para los investigadores y coleccionistas.
Olga Guillot. La historia ha recogido la presentación de Ray Tico en el cabaret Tropicana, de la Habana, en julio de 1954, junto al consagrado cantante cubano Miguelito Valdés y a la temperamental Olga Guillot. Esta fue una mecenas de la carrera de Ray en Cuba, y nuestro compatriota siempre agradeció su apoyo. Así lo manifestó Ray en enero del 2006, cuando nos juntamos a charlar con el escritor y coleccionista colombiano Jaime Rico Salazar.
Entonces almorzamos los tres en el Rincón Cevichero Mexicano, de San Sebastián (San José, Costa Rica). En determinado momento, Ray tomó la guitarra y se largó a cantar con la espontaneidad que solo él poseía. Después de tocar varias piezas, Ray hizo una pausa para atender las preguntas de Rico Salazar, el objetivo de la reunión.
La charla fue decantándose hacia las innumerables giras del cantor por Centro y Suramérica y por los Estados Unidos. Sobre todo, hablamos de su estadía en Cuba, cuando la isla era el emporio de la música popular hispanoamericana.
En ese diálogo, Ray Tico nos reveló la existencia de una relación sentimental ocurrida entre él y Olga Guillot durante 1953 y 1954, cuando Ray permaneció en Cuba. Nada de extraño tenía en el mundo de la farándula habanera: lo insólito quizá habría sido que no hubiese ocurrido tal encuentro, dados el carácter arrebatado de la cantante y la juventud del guitarrista.
Cinco mil firmas. En la documentación que poseía Ray se menciona con insistencia una guitarra de su propiedad que contenía cinco mil firmas sobre las maderas. El hecho podría parecer fantasioso si no fuese por un recorte del diario Últimas Noticias, de Caracas, del 18 de abril de 1949. En él se menciona la guitarra de nuestro Ray, con firmas del torero español Manolete, del presidente norteamericano Dwight Eisenhower, del guitarrista español Andrés Segovia y de otras personas. El reportaje incluye una fotografía de la guitarra.
La nota de prensa enfatiza que dicho instrumento “será donado” por el artista al Museo Nacional de Costa Rica. Una vez consulté a Ray sobre este instrumento, y lacónicamente me contestó que no sabía de su destino. No obstante, en fecha reciente supe, por boca del propietario actual, que la famosa guitarra está en manos del artista nacional Ricardo Padilla.
Ignoro la forma en que ese instrumento llegó a sus manos, pero intuyo que las adversidades económicas del compositor lo llevaron a vender tan apreciado instrumento. Queda la satisfacción de que, al menos, aquella guitarra está en buenas manos.
Matrimonio en Puerto Rico. A finales de agosto del 2007 salió mi biografía de Ray Tico, tan solo dos semanas después de su muerte. Aunque el artista no llegó a ver el libro impreso, sí alcanzó a revisar un borrador bastante avanzado. La obra tuvo presentaciones informales en grupos de amigos hasta su presentación formal en el Instituto de México el 6 de septiembre del 2007.
El lunes 3 de septiembre del 2007 me visitó en mi oficina una persona interesada en el libro. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me encontré con un hombre cuarentón muy parecido a Ray Tico. Me dijo que era su hijo, Ramón Ricaurte Herrera Pagán, fruto del matrimonio de Ray con Juanita Pagán, celebrado en 1957 en Puerto Rico. De esa unión existe otro hijo, llamado Agosto Herrera Pagán. Ambos residen en la isla boricua.
Ramón Ricaurte también es guitarrista y lleva el nombre de quien Ray siempre consideró su padre adoptivo: Ricaurte Aguilar Jiménez, casado con Lidia Meneses Mora, pareja que residió en el barrio La California de San José. Estos datos son relevantes pues construyen el perfil humano del artista y amarran una serie de cabos sueltos que quedaron en su biografía.
Radio cubana. En agosto del 2008 presenté la biografía de Ray Tico en el XVII Encuentro Matancero, celebrado en Medellín, Colombia. El público y los coleccionistas asistentes se sorprendieron por la calidad de la producción de nuestro compatriota y ante la cantidad de intérpretes que difundieron sus creaciones por el mundo.
Entre todas las opiniones que recogí en ese encuentro, destaco la del investigador, musicólogo y escritor cubano Cristóbal Díaz-Ayala. Según él, varios programas de las emisoras cubanas de los años 50 abrían y cerraban sus audiciones con una obra de Ray: Romance en La Habana. Más que una cita anecdótica, esto fue y es un gran homenaje para Ray Tico y para toda la música popular costarricense.
Mario Zaldívar, investigador musical.
La Nación de Costa Rica, 16 de agosto de 2009.
Video: Romance en La Habana, interpretada por su autor, Ray Tico. Como ventana musical en la radio cubana era utilizada la versión instrumental. La última, de renombrada calidad ,es la que aparece en el disco El arte del sabor, con Bebo Valdés al piano, Cachao en el contrabajo, Patato Valdés en la percusión y Paquito D'Rivera en el saxofón. El dominicano Alberto Beltrán (1923-1997) la convirtió en un bolero.
Datos sobre Ray Tico (1928-2007), tomados del Diccionario biográfico del Sistema Nacional de Bibliotecas de Costa Rica. Considerado un ícono de la música popular costarricense, ha sido el único extranjero que formó parte del movimiento del 'filin' cubano. Cantante y guitarrista, compuso conocidas canciones como Romance en La Habana, Eso es imposible, Dominicana, México de luz y color, Dialoguemos, Solo para recordar y Me quedo callado, entre otras. Muchos de estos números fueron interpretados por reconocidos cantantes como Marco Antonio Muñiz y Alberto Beltrán. Su nombre de pila fue Ramón Jacinto Herrera Córdoba. A los 22 años viajó a Colombia, regresó a Costa Rica en 1950 y tres años después recorrió Centroamérica. Viajó a Cuba, donde conoció a Olga Guillot, Benny Moré y la Sonora Matancera, entre otros artistas y orquestas famosas de la época. Recibió varios reconocimientos nacionales e internacionales. El 13 de abril de cada año, en Miami se declaró "El día de Ray Tico", un homenaje de la colonia cubana en esa ciudad. Sus restos fueron incinerados y según sus deseos, sus cenizas esparcidas en la playa Los Baños, en Limón, su pueblo natal.
Hoy caminando por una feria de Peñalolén que es de venta de cosas de segunda mano, encontre un CD de Ray tico "Solo para recordar", un perfecto desconocido para mi hasta ahora y puedo reconocer a un guitarrista cantante y autor con estilo muy propio y que ya esta fallecido desde el sm
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