Desde la tarde de diciembre de 2003 cuando la conocí en casa del periodista Geri Krebs, en Zürich, hasta el 7 de noviembre de 2009, me consideré una amiga, fiel e incondicional, de Yoani Sánchez. La defendía a rajatabla. Por ella me fajé con unas cuantas personas. A partir de diciembre de 2004 mi hijo, Iván García, empezó a visitar su apartamento y entabló una estrecha amistad con ella y su esposo. No había periodista que visitara La Habana y llamara a Iván, que Iván no lo llevara a conocerlos.
Antes de pasar a administrar el blog Desde La Habana, Carlos Moreira a Iván, a Laritza Diversent y a mí nos abrió una web, se llamaba Cuba: Puntos de Vista. El sábado 7 de noviembre de 2009, Moreira reprodujo un texto de Yoani Sánchez titulado Secuestro estilo camorra. Después de almorzar, decidí echarle un vistazo a la web. Y veo el escrito de Yoani (lo podrán leer al final). No pude contenerme y dejé el siguiente comentario:
2009-11-07 13:40:50 Tania Quintero
Querida Yoani, si lo hubieras pensado primero, después no hubieras llorado. Piensa primero en tu hijo antes de ir a otra actividad ajena a tu blog. Tu sabes que te les has atragantado y ya lo que hiciste el otro día de disfrazarte y ponerte una peluca, para entrar a un debate que bien podrías haber obviado, para ellos, los hijos de puta de la Seguridad del Estado, fue un desafío. Tu eres bien lista, Yoani, y sabías que podía pasar lo que pasó. Y prepárate, porque la próxima puede ser peor. Cuando uno le llena el saco de los cojones a los represores, se vuelven bestias. Mira lo que le están haciendo a mi primo Vladimiro Roca, que en cualquier momento te lo pueden hacer a ti, dejarte encerrada en tu apartamento, sola, con tu marido y tu hijo o con visitantes. La plataforma Voces Cubanas y los 15 blogs en ella alojados, hace tiempo no se pueden leer dentro de Cuba, pero desde hace días tampoco afuera. Hace apenas una semana tu y Reinaldo inauguraron una Academia de Periodismo, algo que para mí es más importante y tiene más valor que por solidaridad o amistad, no sé bien, ir a una manifestación juvenil, que me parece muy bien que la hayan ideado esos artistas contestatarios, pero que, sinceramente, no veo por qué tu tenías que ir. Me da la impresión de que como eres tan hiperkinética, ya te aburre estar sentada escribiendo o trasladando a otros tu experiencia como bloguera. Yoani, por favor, no quieras estar en todas partes, como dios, ni metiéndote en tantas camisas de once varas, como una vez ya te dije. No tires por la borda todo el reconocimiento internacional ganado, porque esa misma opinión pública, un día se harta de ver siempre tu nombre y tu foto en titulares. Es una lástima que no pueda decirte todo esto personalmente, pero ya ayer llamé a tu casa, a las 8 a.m. hora de La Habana, y no pude hablar contigo. Cuando te mando un email, casi nunca respondes y cuando lo haces es al cabo de dos o tres semanas. Por favor, trata de estarte tranquila y concentrarte en escribir y enseñar, pero sobre todo, en tener siempre presente a tu hijo. Un adolescente que como tu misma le dijiste a la revista VEJA, es un emigrante en potencia. Y cualquier día, Yoani, el primero que se puede cansar de ti y tus protestas es Teo. Y se monta en una lancha y se larga. Si tiene suerte, desde Miami te llama. Si no, uno más devorado por tiburones en el Estrecho de la Florida.
El relato que a continuación podrán leer fue la copa que llenó y desbordó el vaso. Con anterioridad, el show que montó con una peluca rubia, que se puso para disfrazarse de extranjera y poder entrar a un evento oficial al cual no estaba invitado, me había caído muy mal. Y ahora, ese culebrón que había escrito. De pronto, mi admiración hacia Yoani Sánchez se desmoronó, no podía entender tanto aspaviento, tanto melodrama a la hora de redactar lo que debió haber sido una noticia denunciando un acto represivo. Entonces me di cuenta de que me había equivocado, que junto a la mujer frágil y aparentemente sencilla, convivía otra. Egocéntrica, ambiciosa, dispuesta a hacer todo lo que sea necesario por tal de imponerse y sobresalir sobre los demás. Con una sed insaciable de fama, protagonismo y publicidad. No me equivoqué.
Cerca de la calle 23 y justo en la rotonda de la Avenida de los Presidente, fue que vimos llegar en un auto negro -de fabricación china- a tres fornidos desconocidos: “Yoani, móntate en el auto” me dijo uno mientras me aguantaba fuertemente por la muñeca. Los otros dos rodeaban a Claudia Cadelo, Orlando Luís Pardo Lazo y una amiga que nos acompañaba a una marcha contra la violencia. Ironías de la vida, fue una tarde cargada de golpes, gritos y malas palabras la que debió transcurrir como una jornada de paz y concordia. Los mismos “agresores” llamaron a una patrulla que se llevó a mis otras dos acompañantes, Orlando y yo estábamos condenados al auto de matrícula amarilla, al pavoroso terreno de la ilegalidad y la impunidad del Armagedón.
Me negué a subir al brillante Geely y exigimos nos mostraran una identificación o una orden judicial para llevarnos. Claro que no enseñaron ningún papel que probara la legitimidad de nuestro arresto. Los curiosos se agolpaban alrededor y yo gritaba “Auxilio, estos hombres nos quieren secuestrar”, pero ellos pararon a los que querían intervenir con un grito que revelaba todo el trasfondo ideológico de la operación: “No se metan, estos son unos contrarrevolucionarios”. Ante nuestra resistencia verbal, tomaron el teléfono y dijeron a alguien que debió ser su jefe: “¿Qué hacemos? No quieren subir al auto”. Imagino que del otro lado la respuesta fue tajante, porque después vino una andanada de golpes, empujones, me cargaron con la cabeza hacia abajo e intentaron colarme en el carro. Me aguanté de la puerta… golpes en los nudillos… alcancé a quitarle un papel que uno de ellos llevaba en el bolsillo y me lo metí en la boca. Otra andanada de golpes para que les devolviera el documento.
Adentro ya estaba Orlando, inmovilizado en una llave de kárate que lo mantenía con la cabeza pegada al piso. Uno puso su rodilla sobre mi pecho y el otro, desde el asiento delantero me daba en la zona de los riñones y me golpeaba la cabeza para que yo abriera la boca y soltara el papel. En un momento, sentí que no saldría nunca de aquel auto. “Hasta aquí llegaste, Yoani”, “Ya se te acabaron las payasadas” dijo el que iba sentado al lado del chófer y que me halaba el cabello. En el asiento de atrás un raro espectáculo transcurría: mis piernas hacia arriba, mi rostro enrojecido por la presión y el cuerpo adolorido, al otro lado estaba Orlando reducido por un profesional de la golpiza. Sólo acerté a agarrarle a éste -a través del pantalón- los testículos, en un acto de desespero. Hundí mis uñas, suponiendo que él iba a seguir aplastando mi pecho hasta el último suspiro. “Mátame ya” le grité, con la última inhalación que me quedaba y el que iba en la parte delantera le advirtió al más joven: “Déjala respirar”.
Escuchaba a Orlando jadear y los golpes seguían cayendo sobre nosotros, calculé abrir la puerta y tirarme, pero no había una manilla para activar desde adentro. Estábamos a merced de ellos y escuchar la voz de Orlando me daba ánimo. Después él me dijo que lo mismo le ocurría con mis entrecortadas palabras… ellas le decían “Yoani sigue viva”. Nos dejaron tirados y adoloridos en una calle de la Timba, una mujer se acercó “¿Qué les ha pasado?”… “Un secuestro”, atiné a decir. Lloramos abrazados en medio de la acera, pensaba en Teo, por Dios cómo voy a explicarle todos estos morados. Cómo voy a decirle que vive en un país donde ocurre esto, cómo voy a mirarlo y contarle que a su madre, por escribir un blog y poner sus opiniones en kilobytes, la han violentado en plena calle. Cómo describirle la cara despótica de quienes nos montaron a la fuerza en aquel auto, el disfrute que se les notaba al pegarnos, al levantar mi saya y arrastrarme semidesnuda hasta el auto.
Logré ver, no obstante, el grado de sobresalto de nuestros atacantes, el miedo a lo nuevo, a lo que no pueden destruir porque no comprenden, el terror bravucón del que sabe que tiene sus días contados. Yoani Sánchez, La Habana, 7 de noviembre de 2009.
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Ya había anochecido cuando ese sábado, 7 de noviembre de 2009, prendí de nuevo la computadora. Tenía un correo de Zoé Valdés, algo que me extrañó: la conocía y admiraba desde Cuba, pero nunca había intercambiado con ella ni una palabra ni un email. Me decía que había terminado de redactar un trabajo para su blog y al ver mi comentario, quería incorporarlo, si yo la autorizaba, claro. Le respondí que sí. Al día siguiente, Zoé Valdés publicaba De La Tentación.
Uno de los periodistas independientes que más ha escrito sobre Yoani Sánchez, su esposo y su entorno bloguero ha sido mi hijo Iván García. Voy a desempolvar esos textos en mi blog. De los publicados, pondré el link. Reproduciré los no publicados o no localizables en internet. Iván fue un buen amigo de los dos. Se portaron muy mal con él, pero ya pasó página. Lo suyo es el periodismo, oficio en el cual lleva 18 años. Escribiendo. Dos o tres crónicas cada semana. Como debe ser.
Tania Quintero
Foto: Una de las cuatro fotos realizadas para una entrevista que El Mundo le pidió a Iván. En las tres primeras aparecía Yoani Sánchez con una muleta, en la terraza de su apartamento, y en la cuarta, ella salía apoyándose en Iván. Esta última fue la que pusieron en Fue un secuestro estilo camorra napolitana, publicado el 15 de noviembre de 2009.
¿Hasta cuando el pueblo de Cuba va a continuar creyendo? Es cierto que Yoani es hábil, pero hábil para rodearse de una atmósfera alucinante al estilo de la novela negra. Ciertamente fue un secuestro al estilo camorra, pero con la peculiaridad de que ella fué y es parte de esa camorra, porque todo fue un ardid muy bien montado. Los unicos que salieron perdiendo en todo eso fue quizas orlando, y las otras dos chicas que fueron trasladadas en otro auto y que no eran parte del plan. A Yoani habia que hacerla parecer una opositora de rango con su consabida dosis de golpiza en estos casos para que ella tuviera su prontuario de navegacion "opositora" a la par de otros muchos que sí pertenecen a la oposicion política con caracter de tradicion y lucha. Dudo mucho que la hayan golpeado duramente, pues hasta para eso estan muy bien entrenados los agentes de la KGB castrista, en dar golpes que no parezcan golpes ni dejen secuelas graves. A Yoanis, ese dia , el DTI, la DSE, el partido Comunista cubano y el Consejo de Estado y de Ministros la graduaron de fiel opositora al régimen, para luego lanzarla a la carrera que ya hemos sido testigo todos en sus "periplos" con su lenguaje diseñado en las "escuelas de cuadros del ministerio del interior", pidiendo y casi exigiendo que le devuelvan los 5 espias y le levanten el embargo para ella poder tener libertad de expresion y vivir como le da la gana. Nunca habló ni mencionó a todos los fusilados desde 1959,ni al presidio politico, ni a la UMAP, ni a la larga historia de luchas en todos y cada uno de todos los años de represion.Para ella la memoria histórica no existe antes del dia que ella decidió hacer lo que está haciendo.Y a pesar de todo, aun hay cubanos en las dos orillas que de tan nobles que son, algunos pecan de inocentes y otros de imbéciles al creer en una mejer que no es mas que una emisaria del castrismo.
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