Google
 

sábado, 18 de agosto de 2012

Planificación al garete



Por Arnaldo Ramos Lauzurique

Según sentenció Raúl Castro, en su discurso a la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 19 de diciembre de 2010 “la planificación y no el libre mercado será el rasgo distintivo de la economía”.

El régimen totalitario cubano persiste en una economía centralizada, y en esa propia sesión de la Asamblea Nacional quedó establecido que “se mantiene el papel de la planificación, se mantiene el papel del Estado, se mantiene la empresa estatal socialista y se mantiene el Estado propietario de los medios de producción fundamentales”.

En la casi totalidad de los países, las decisiones económicas se resuelven en el mercado, donde los individuos y las empresas adoptan las principales estrategias, de acuerdo con sus intereses, aunque en variable medida, según la práctica de cada nación. El Estado juega un papel importante en la supervisión y regulación del acontecer económico, pero no lo monopoliza de manera asfixiante.

Las economías centralizadas de la URSS y del este de Europa desaparecieron, empujadas, entre otros factores, por la ineficiencia del sistema. En tanto, otros regímenes que aún se llaman socialistas, como China y Vietnam, han logrado sobrevivir y crecer aplicando ampliamente la economía de mercado. Solo Cuba y Corea del Norte persisten en ese modelo fracasado.

Pero el régimen cubano ha ido más allá. Y en lugar de ese sistema desacreditado, calificado por Fidel Castro -en un desliz durante una entrevista con el periodista norteamericano Jeffrey Goldberg- como el modelo “que no sirve ni para nosotros”, pretende imponer ahora un paquete de medidas inoperantes, sin ninguna coherencia.

De lo que en realidad se trata es de una ausencia de modelo. Uno de los ejemplos más sobresalientes de su vacilante proyección fue el del llamado proceso de disponibilidad laboral, basado en la enorme deficiencia de que hay más de un millón y medio de trabajadores innecesarios en los centros de trabajo estatales. Se estableció que solo en el primer semestre de 2011, se dejaría disponible medio millón.

Finalmente ese proceso se paralizó. Y año y medio después, continúa paralizado. En todo el año 2011, la fuerza de trabajo ocupada se incrementó en más de 15 mil. Y aunque las cifras de trabajadores por cuenta propia crecieron, de 157,4 a 357,7 miles, en el año 2011, solo 18% de ellos correspondía a trabajadores estatales disponibles insertados en el sector privado.

Para colmo, se planificó que en 2012 los trabajadores estatales solo disminuirán en 170 mil, por lo que ese proceso de disponibilidad laboral continúa alargándose, al tiempo que se mantiene y profundiza la ineficiencia de ese sector.

Todo esto indica que la planificación de la fuerza de trabajo y los salarios no existe en Cuba, y que el gobierno no tiene la menor voluntad de cumplir lo que proclama.

Para el quinquenio 2011-2015, se planificó un crecimiento promedio anual del Producto Interno Bruto (PIB), de 5,1%. Y ya en sus dos primeros años se previeron incumplimientos, al fijarse 3,1%, en 2011, y 3,4%, en 2012. El plan de 2011 tampoco se cumplió, pues solo creció en 2,7%.

En 2011, hubo incumplimientos en importantes producciones agropecuarias, como carne vacuna y de cerdo, leche, frijoles, maíz, papas, café y cítricos, lo cual obligó a realizar importaciones adicionales de algunos de estos productos.

Se incumplió el plan de inversiones, en 26%, y las construcciones, en 12%, así como la terminación de viviendas, las ventas de bienes y servicios, las producciones y comercialización de materiales de construcción, de insumos agropecuarios y transportación pública de pasajeros.

No se alcanzaron los niveles previstos para la sustitución de importaciones, ni para las exportaciones. Se incumplió el plan de producción de azúcar. Y disminuyó la liquidez monetaria a niveles que ahogan la economía, y muy en particular al trabajo independiente.

En ese propio año disminuyó la comercialización física de productos en los mercados agropecuarios. Y aunque se vendieron 18 000 toneladas menos, los precios de los productos agrícolas y cárnicos crecieron en 20%.

No se inició la eliminación de gratuidades prevista, y los problemas sociales se han agudizado. Además, hubo incumplimientos en el transporte urbano y en la terminación de viviendas. Igualmente se incrementaron los apagones y continuó el deterioro creciente de los sistemas de salud, servicios comunales y educación.

En los primeros meses de 2012, la situación ha empeorado. Se incumplieron los planes de producción de azúcar y de papas. En este último caso, se obtuvo la producción más baja en 10 años, con niveles equivalentes a los de 1977.

De igual forma, continuó disminuyendo la producción y comercialización de materiales de construcción, y aumentó el déficit en la transportación urbana.

Ciertamente, son años de crisis, que se agudizan en Cuba ante la situación de incertidumbre en torno a la ayuda venezolana. Y también ante las deficiencias internas.

Por eso constituye una burla al pueblo elaborar planes que no se han de cumplir, lo cual, al parecer, no es sino una estrategia del gobierno para ganar tiempo, a la espera quizá de un milagro que no habrá de ocurrir.

Foto: Bodega cubana. Tomada del blog Caos y Cosas de Cuba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario