Por Tania Quintero
Uno de los más conocidos y controvertidos disidentes cubanos, Oswaldo Payá Sardiñas, de 60 años, acaba de morir en un extraño accidente de tránsito en una carretera de la provincia Granma, a unos 800 kilómetros al este de La Habana.
En el auto viajaban cuatro personas, pero sólo fallecieron Payá y el activista Héctor Cepero Escalante, de Ciego de Ávila. Resultaron heridos dos extranjeros que les acompañaban, el español Ángel Carromero Barrios, de Nuevas Generaciones del Partido Popular, y el sueco Jens Aron Modig, de la Liga de la Juventud Demócrata Cristiana, que fueron ingresados en el hospital Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo, ciudad-capital de Granma.
En espera del testimonio de los dos supervivientes, decisivo para arrojar luz sobre lo ocurrido, Rosa María, la hija de Payá, denunció que "las informaciones que nos llegaron de los muchachos que iban en el carro con él es que había otro auto intentando sacarlos de la carretera, embistiéndolos en todo momento, así que pensamos que esto no fue un accidente, que les querían hacer daño y terminaron matando a mi padre".
Según El Nuevo Herald, Osmel Rodríguez, cercano colaborador de Payá en Miami, indicó que hace unos 20 días un camión embistió su auto en la Avenida Boyeros, en La Habana. En esa ocasión, el hijo de Payá le comentó: 'Te van a matar, papi'. A Rodríguez no le cabe dudas: “Lo mataron y fue el gobierno, fue intencionado. No lo denunciamos la primera vez porque Payá no quiso denunciarlo, pero su carro quedó en Boyeros con las gomas hacia arriba”.
En los últimos cinco años, el régimen de los Castro ha sido culpable, en mayor o menor grado, de la muerte de cuatro disidentes: Miguel Valdés Tamayo, 50 años, el 11 de enero de 2007; Orlando Zapata Tamayo, 42 años, el 23 de febrero de 2010; Juan Wilfredo Soto García, 46 años, el 8 de mayo 2011, y Wilman Villar Mendoza, 32 años, el 19 de enero de 2012. De una sospechosa enfermedad, el 14 de octubre de 2011 fallecía en el hospital habanero Calixto García, Laura Pollán Toledo, fundadora y líder de las Damas de Blanco. Nueve meses después, en un cuestionado accidente mueren Oswaldo Payá y Harold Cepero.
En un análisis aparecido en El Economista, la escritora cubana Zoé Valdés considera que "el asesinato de Payá y de Cepero ha sido más que un crimen político, un complot político. Con este hecho están eliminando a una de las voces más importantes de la oposición interna en Cuba. Quedan Oscar Elías Biscet, Martha Beatriz Roque, Vladimiro Roca, Jorge Luis García Pérez Antúnez, y dos en las cárceles Sonia Garro Alfonso y Ramón A. Muñoz".
¿Por qué el régimen habría decidido deshacerse ahora de Payá y no en 1998, después que lanzara el Proyecto Varela, una de las acciones con más participación popular de las realizadas hasta la fecha por la oposición cubana? ¿Por qué habrían provocado el accidente en pleno día y no de noche? ¿Por qué lo habrían hecho sabiendo que en el vehículo viajaban dos extranjeros quienes hubieran podido morir o quedar vivos y ser testigos, como ha ocurrido?
Son algunas de las interrogantes que se hacen hoy los disidentes en la isla y también muchos exiliados, al margen de que hubieran apoyado o no el Proyecto Varela y otras propuestas de Oswaldo Payá. Es que son 53 años ya de sucesos inexplicables, incluso en las propias filas del régimen. Como el 'infarto' del general y exministro del Interior José Abrantes Fernández, el 21 de enero de 1991. O el accidente de coche sufrido por uno de los tipos más duros de los servicios secretos, Manuel Piñeiro Posada, alias Barbarroja, el 13 de marzo de 1998.
Cuando terminaba de redactar este trabajo, entró el correo de un amigo residente en Miami. Vale la pena hacerlo público:
Querida Tania: Con mucho pesar y repulsión, supe de la muerte de Oswaldo Payá en Cuba. Payá y yo fuimos compañeros de infortunios en la UMAP, primero en la Unidad 1418-Unidad de Ayuda a la Producción en La Esperanza, Las Villas y después en Isla de Pinos. Su muerte es uno de los capítulos más demoledores en la historia reciente, especificamente en el capitulo de la disidencia cubana.
Con su muerte arribo a la conclusión de lo duro que es ser cubano. Me abochorno de no haber tenido los pantalones que él tuvo y haberme escabullido en los vericuetos de anteponer mis intereses personales, por encima del bien común. Pero es otro ejemplo de la destrucción de la Revolución de los Castro: romper todos los valores cívicos y de educación formal.
No me justifico, simplemente tengo el civismo de decirte mis sentimientos en estos sombríos momentos. No sé hasta cuándo la noche negra cubana durará, pero más allá de todas las históricas desuniones de los cubanos, espero nos llegue la hora del amanecer. Para reparar la destrucción constitucional, democrática y de valores humanos que por más de medio siglo ha sumido en la diáspora a todos, los de aquí, allá y acullá. Disculpa mi rabia. Tu amigo, JC.
Postdata.- Durante los ocho años que escribí como periodista independiente desde La Habana, tuve muy poco trato con Oswaldo Payá Sardiñas. Sin embargo, quedó en mi vida por dos situaciones muy distintas.
La primera, por una entrevista que le hice a Martha Beatriz Roque Cabello, publicada en Encuentro en la Red el 11 de mayo de 2001. Muchos disidentes no estaban de acuerdo con el Proyecto Varela, pero no hacían públicas sus opiniones, como hizo Martha en esa entrevista. Para esa fecha, ya el abogado René Gómez Manzano le había hecho por escrito una serie de señalamientos jurídicos al Proyecto y le había pedido reunirse con él, para analizarlas personalmente.
La segunda tuvo lugar el 9 de abril de 2003, durante una rueda de prensa ante corresponsales extranjeros ofrecida por el entonces canciller Felipe Pérez Roque. Entre los documentos que Pérez Roque presentó para justificar la Primavera Negra, dos veces leyó, detenidamente, una nota del 22 de marzo de 2001, dirigida a Osvaldo Alfonso: "Muy pronto te llamarán unos amigos españoles de alto nivel para hablar del Proyecto Varela. Sugerí cinco nombres: Payá, Alfonso, Arcos, Raúl Rivero y Tania Quintero. Va un fuerte abrazo y una revista Encuentro. Carlos Alberto Montaner". Debo confesar que en ese momento fue que me enteré de esa nota y aún hoy no sé quiénes eran esos españoles. La otra sorpresa fue que Carlos Alberto hubiera dado mi nombre para hablar de un Proyecto que en ese momento -y todavía- nunca entendí lo suficiente.
Foto: Oswaldo Payá habla a varios medios de prensa en Estraburgo, ciudad francesa donde el Parlamento Europeo lo condecoró con el Premio Sajarov 2002. Tomada de la web del Partido Socialdemócrata de Cuba.
Para mí, como bien hemos comentado, es un complot.
ResponderEliminarYa creo tan poco en lo que ocurre en la isla que no me atrevo a asegurar si fue el régimen castrista el que provoco el accidente o fueron rivalidades entre disidentes opositores al régimen
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