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viernes, 30 de marzo de 2012

Postales efímeras con pecadores


Por Raúl Rivero

La firme decisión del Papa Benedicto XVI de no ver ni siquiera un minuto a las Damas de Blanco y a la oposición pacífica durante su reciente viaje a Cuba ha hecho más visibles a quienes trabajan por la libertad, desde que Dios amanece, azocados por la policía y las brigadas paramilitares de respuesta rápida.

La asociación femenina agrupa a familiares de los presos políticos, está formada por una mayoría de mujeres católicas y le pidió al Santo Padre un pedazo mínimo de su tiempo en la isla para que el viajero conociera un sector de la sociedad empeñado en alcanzar cambios reales. Ellas querían, además, que el representante de Dios las bendijera.

Nadie del séquito que acompañó al líder religioso tuvo tampoco espacio para un saludo. Esa omisión, ese desprecio por el contacto físico y la ola de detenciones, desapariciones, teléfonos desconectados, amenazas, reclusiones domiciliarias y secuestros temporales, son los factores que le han dado una presencia permanente a los opositores en los medios internacionales y en los organismos de derechos humanos.

Los huéspedes, al parecer, no quisieron ofender a sus anfitriones oficiales y esquivaron un encuentro con los representantes de quienes sí recibieron al Papa como fieles sinceros. O, con el respeto y la ilusión de los que no tienen creencias religiosas, pero vieron el viaje como una posible ráfaga de esperanza y fraternidad. Su entusiasmo no provenía de una orden del Partido Comunista o de una directriz administrativa.

Esas personas, allá abajo, en el difícil pero siempre perceptible resplandor de los calabozos, retenidos en las estaciones policiales, algunas señoras encerradas a la fuerza en sus hogares, han estado en todos los silencios de las homilías; en el incienso lejano de la retórica y en el ardor metafórico del español del Sumo Pontífice necesitado ahora de eruditos capaces de desmenuzar sus imágenes.

La visita del Papa a Cuba es un éxito para todos. La Iglesia avanza en su proximidad y confianza con el Gobierno de La Habana. La dictadura sale en las postales con un hombre que es casi un santo. Y los opositores aparecen con una mejor definición, una renovada noción de la solidaridad y la voluntad de volver mañana a la calle. A pecho limpio los incrédulos; con una estampa de la Caridad del Cobre los católicos y protegidos por una prenda amarilla los hijos de Oshún.

Foto: AP, tomada de El Nuevo Herald.

1 comentario:

  1. Mira las mujeres de blanco como se dicen llamar de blanco no tienen nada y de católicas menos aún. Ninguna persona que respete a Dios y que se respete a si misma dicen mentiras, utilizan a sus familiares que no están para obtener dinero mediante disfamaciones y patrañas. Además aquí a nadie se le aplicaron medidas por la llegada del santísimo padre así que no hablen tanta bobería que eso es hablar de más. Y dejen a Oshúm fuera de estos artículos que ella está muy consciente de que todo lo aquí expresado carece de veracidad. Abajo las mujeres de blanco!

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