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sábado, 12 de noviembre de 2011

Hacia el viaje final


Por Tania Quintero (escrito en 1998)

Todo el país está lleno de ellos, pero en La Habana, son más vivibles. Cientos de personas de la tercera edad vendiendo cigarros, periódicos o cualquier cosa que les permita ganarse diariamente unos pesos. Casi todos son jubilados, aunque no faltan amas de casa que han tenido que dejar a un lado la pena y sentarse en un portal con una cajetilla de "Populares" ofertando a 0.35 centavos cada cigarro.

Algunos tienen la dicha de formar parte de un núcleo familiar de altas entradas y los hay que hasta reciben periódicamente una buena remesa familiar en dólares. Pero en general, los viejos cubanos no se han podido acostumbrar a la nueva realidad: un alza de precios que no ha sido acompañada de aumentos de salarios y pensiones. Muchos desgranan su tiempo haciendo comparaciones: cómo era Cuba antes y cómo es ahora.

Los ancianos suelen reunirse en los parques, o mientras esperan por la llegada del periódico, que a veces demora horas. Si uno se acerca a escuchar sus conversaciones, casi siempre sale a flote el mismo tema: que cuando eran 'personas', podían desayunar café con leche y pan con mantequilla.

Ahora, la mayoría tiene que contentarse con un buchito de café mezclado con chícharos, una taza de cocimiento o un vaso de cerelac, un preparado a base de soya, leche en polvo y cereales. Una especie de gofio que sabe a rayo. Como mejor se traga es caliente, con azúcar, canela y una pizca de cáscara de limón o naranja rallada, ingredientes que no todos tienen a mano.

Una buena alimentación no sólo es necesaria para retardarles la partida hacia el viaje final, sino para proteger a quienes pasen de los 60 de los contínuos cambios climáticos, a consecuencia del fenómeno del "Niño" que en Cuba ha provocado lluvias, vientos e inesperadas olas de calor acompañadas de bajas temperaturas.

No todos los viejos poseen abrigos o tienen con qué guarecerse de los aguaceros. Muchos enfrentan el mal tiempo en la calle. Es común verlos tapándose con sacos de yute o pedazos de nailon. Las enfermedades respiratorias atacan con frecuencia a los ancianos. Neumonía, asma, bronquitis y tuberculosis se reportan en toda la Isla. No siempre pertenecen a la tercera edad.

A las condiciones precarias de vida, se suma que una buena parte de las personas mayores fuman y últimamente también se han aficionado al alcohol, ron barato de pésima calidad. Casi siempre cuando uno entra en una funeraria, descubre que en una de las salas hay tendido un "abuelo".

Una señora que acaba de enterrar a su esposo de 70 años, víctima de un accidente de tránsito, advierte:

-Si el período especial se prolonga varios años más, en la población irán quedando los más jóvenes. Porque con dólares se resuelve, pero la mayoría de los viejos dependemos de las raquíticas pensiones que mensualmente cobramos para hacer frente a una existencia cada vez más cara y más dura.
Cubafreepress, 13 de marzo de 1998
Foto: Realizada por la periodista brasileña Carol Jardim durante un viaje a La Habana en septiembre de 2011.

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