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miércoles, 4 de mayo de 2011

El espía que "se perdió" en Cuba



Por José m. Reviriego y Milagros L. de Guereño

Esta es la historia de un presunto espía cubano que tenía hilo directo con Euskadi (nombre en euzkera del País Vasco). Se llama Conrado Hernández y lleva dos años 'desaparecido' en la isla. Era el delegado en Cuba de la Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial (Spri) del Gobierno vasco, dependiente del Departamento de Industria. Al mando de esta oficina desde su apertura, en 1998, ejercía de enlace comercial del Ejecutivo de Vitoria con el país caribeño, donde hay instaladas 40 empresas vascas. Así presentado, Hernández parecía llevar una vida libre de sospechas. Ni tenía, que se sepa, nombre en clave en plan 007 ni su actividad cotidiana acumulaba un frenesí de aventuras. Como mucho, las barbacoas que preparaba para sus amigos en su finca de Matanzas, camino de Varadero, entre partidas de dominó y 'buchitos' de ron. Uno de los comensales habituales era Carlos Lage, entonces vicepresidente y un valor al alza dentro del régimen.

Pero, como en cualquier caso de espionaje que se precie, no todo es lo que parece. La vida de Conrado Hernández sufrió un vuelco hace ahora dos años en el aeropuerto de La Habana, donde fue detenido cuando se disponía a volar a Bilbao. Desde entonces no hay noticias sobre el paradero del delegado de la Spri en la isla. La sorpresa llegó cuando el Gobierno cubano le acusó de espionaje por facilitar información al CNI, los servicios de inteligencia españoles, algo negado por éstos. Por haber grabado de forma clandestina conversaciones a cargos del equipo de Castro.

El arresto provocó la retirada de agentes 'quemados' del CNI en una isla en la que suelen controlar eventuales movimientos de militantes de ETA. Además, su captura desencadenó la mayor ola de destituciones de altos funcionarios de los últimos años en el régimen comunista. Entre otros, cayeron sus amigos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque, otro asiduo a las barbacoas.

Esta es la faceta más azarosa de Conrado Hernández, ingeniero industrial, de unos 60 años. Su rastro se pierde el 14 de febrero en el aeropuerto José Martí, acompañado de una mujer que podría ser su esposa, Amalia, una teniente coronel.

La cronología sigue así. La Policía entró el 27 de febrero en la sede de la Spri en la Habana, donde se incautó de documentación. El presidente cubano, Raúl Castro, anunció el 2 de marzo en el buró político los ceses de Lage y Pérez Roque, censurados por «desleales».

El 7 de marzo salió a la luz la detención del delegado de la Spri. Primero se especuló con su implicación en corruptelas que podrían salpicar a Lage. Después, se le señaló como espía por informar sobre la situación interna del poder y el estado de Castro -la mujer de Hernández trabajaba en el hospital donde atendían al comandante en jefe.

La última vuelta de tuerca es que Conrado Hernández podría ser un agente doble, utilizado por el Gobierno cubano para sondear eventuales conspiraciones internas. De ahí las supuestas grabaciones a Lage y compañía en el ranchito de Matanzas. Al parecer, los altos cargos bromeaban sobre los «fósiles» que dirigían el país y se presentaban como adalides de una renovación política. De una tacada, Castro se quitó de encima a una camada con aires renovadores.

En un vídeo emitido a dirigentes y militantes del Partido Comunista, Hernández confesó después que colaboraba para el CNI. Lo dice sentado «cómodamente» en un sillón. «Parece que es una entrevista en lugar de la confesión de un acusado de espionaje», ha relatado un espectador a EL CORREO. Demasiado «tranquilo» para hacer frente a unos cargos como la revelación de secretos, castigado en Cuba con hasta 20 años de cárcel e, incluso, pena de muerte.

Tras la tormenta, el Gobierno vasco sustituyó en junio de 2009 a Hernández por un delegado «provisional» al frente de la Spri en La Habana. A raíz del escándalo, el Ejecutivo cubano dejó el nombramiento en manos del país de origen. Industria designó al vizcaíno Raúl Duque Apellániz, que sigue al mando de la oficina. Para extremar el control, la consejería encargó a una firma extranjera la elaboración de una auditoría para repasar las cuentas durante la gestión de Hernández. El informe ha descartado irregularidades, explica Industria.

La oficina de Cuba es una de las doce delegaciones que tiene la Spri en el extranjero y la primera con la que abrió nuevos mercados. Desde 1998, ha ayudado a introducir cien empresas de Euskadi en la isla.

Tras el arresto, que coincidió con el Gobierno de Ibarretxe en funciones, los departamentos vascos de Industria y Acción Exterior buscaron la ayuda de la Embajada española para interesarse por la situación de su enlace comercial. Al ser ciudadano cubano, sus pesquisas quedaron limitadas. «No sabemos nada», admiten todavía hoy los responsables del Ejecutivo de Vitoria. Cuando este periódico ha preguntado oficialmente en Cuba por el paradero de Conrado Hernández, ha llegado a recibir esta sarcástica respuesta: «Dedícate al béisbol» (el deporte nacional). La suerte de Hernández sigue siendo un misterio. Dos años después, se especula con que pueda estar viviendo en régimen de reclusión domiciliaria, quizás, en el ranchito de las barbacoas.

Nota.- Después de publicado este artículo, Conrado Hernández fue juzgado a puertas cerradas el 16 y 17 de marzo, en el Tribunal de 10 de Octubre, La Habana. La petición fiscal fue de 20 años.
Se desconoce si la sentencia fue recurrida y le será rebajada la condena.

DOSSIER

Cuba es el tercer mercado de Euskadi en Latinoamérica tras Brasil, México y Chile. Entre los productos comerciados se encuentran materiales de ferretería y equipamientos. Alrededor de 40 empresas vascas exportan a Cuba. Sus negocios representan una cuarta parte del total de exportaciones españoles a la isla. En 2010 se exportaron productos vascos por valor de 107 millones de euros.

Entre los protagonistas del escándalo en que estuvo envuelto Conrado Hernández se encuentran Fidel Castro, quien todavía con la salud precaria, justificó en el periódico Granma el cese de altos cargos diciendo que "la miel del poder, por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno".

Valga aclarar que el 26 de julio de 2006, que la perforación intestinal que estuvo a punto de costarle la vida a Fidel Castro se produjo cuando se trasladaba en avión a La Habana, "después de un día de intensas actividades", según WikiLeaks. Castro venía de inaugurar en Holguún un grupo electrógeno suministrado por la empresa vasca Guascor, ahora adquirida por Estados Unidos. La firma mantenía en la isla un negocio de 100 millones de dólares para renovar el sistema energético, dependiente de viejas termoeléctricas que provocan apagones.

Otros protagonistas de este culebrón fueron los siguientes dirigentes: el vicepresidente Carlos Lage Dávila. Tenía 57 años cuando fue destituido. Hombre fuerte del castrimo, era amigo de Conrado Hernández desde sus tiempos estudiantiles. El ministro de Exteriores, Felipe Pérez Roque, cesado a los 44 años. Se especula que estaría trabajando en una fábrica en la isla. Y Otto Rivero, vicepresidente del Consejo de Ministros, quien en Euskadi había concertado la compra de inodoros y baños con un fondo cubano para renovar equipamientos.

A la lista se suma el médico Raúl Castellanos Lage, primo de Carlos Lage. Después de dos años detenido en pésimas condiciones, en el mes de marzo de 2011 fue liberado sin cargos. En los 90, Castellanos fue hombre de confianza de Carlos Aldana Escalante, y cuando a Aldana el régimen le serruchó el piso en 1991, Castellanos también cayó al vacío, aunque le permitieron ejercer su profesión.

Por El Correo, País Vasco, 13 de marzo de 2011
Foto: Conrado Hernández cocinando en su finca de Matanzas. Ese día, entre sus invitados se encontraban Carlos Lage, Felipe Pérez Roque y Raúl Castellanos.

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