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lunes, 18 de abril de 2011

Qué esperar del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba

Por Roberto Álvarez Quiñones


Muy poco, o nada, es la respuesta a la pregunta del título. ¿Por qué? Porque ni en el congreso constitutivo del Partido Comunista de Cuba (PCC) celebrado en 1965, ni en ninguno de los cinco realizados posteriormente, se ha decidido ni propuesto nada que no haya sido cocinado antes por los hermanos Castro y plasmado en los documentos oficiales del evento.

Prohibidas las sorpresas. En cónclaves anteriores, los participantes se han limitado a escuchar a Fidel, Raúl y demás jerarcas partidistas, a aprobarlo todo, a aplaudir, a comer en el restaurante Bucán, del Palacio de las Convenciones, y a recibir la ropa, zapatos, carteras, portafolios y demás regalos que se les da a cada uno de ellos.

Lo único no aburrido o predecible ha sido el voto para elegir al Comité Central: siendo secreto, algunos delegados (nunca más de tres o cuatro) se han atrevido a marcar con "votos negativos" a Castro, algo que ocurre también en la Asamblea Nacional cuando se elige al Consejo de Estado (en 1992 o 1993 fui testigo, como periodista, de que Fidel sacó cuatro votos negativos), aunque está estrictamente prohibido que los medios mencionen el asunto.

Llevado al argot castrista, los "méritos" por los que se elige a los delegados son el grado de fidelidad al régimen, no importa si éstos no tienen suficiente preparación o capacidad para analizar a fondo un tema medianamente complicado, o carecen de talento para el debate. También se eligen los ministros, dirigentes partidistas, los mandos de las Fuerzas Armadas, del MININT y los jefes de la burocracia estatal, pues de lo contrario no podrían integrar el Comité Central del partido, espina dorsal de la nomenklatura.

No obstante, el régimen ha creado una gran expectativa alrededor del congreso. El anzuelo propagandístico ha sido tragado en América Latina, Europa y Estados Unidos, donde muchos esperan que marque el inicio de una "apertura" del régimen.

Sin embargo, siendo el PCC el organismo rector de la sociedad (por encima del Estado y el gobierno) según la Constitución, la agenda del congreso no incluye un análisis de la crisis estructural -social, política, ideológica y económica- que erosiona los cimientos de la nación, sino que se limitará a trasladar al país al 13 de marzo de 1968, horas antes de que el mayor de los Castro lanzase su Ofensiva Revolucionaria y anunciase la confiscación de los 57.280 pequeños negocios que todavía funcionaban en el país.

El 12 de marzo de 1968, el régimen era igualmente comunista, pero había miles de pequeños negocios privados: bodegas, fondas, restaurantes y bares, talleres de mecánica, sastrerías, carnicerías, garajes, puestos de flores, cafeterías, carpinterías, quincallas, guaraperas, barberías y peluquerías, imprentas, puestos de venta, talleres de arreglo de ropa y de zapatos, fabricantes de queso, dentistas, profesores particulares, etc… Los negocios y profesiones superaban con mucho la lista de 178 oficios aprobada ahora por el raulismo, y proveían todos los bienes y servicios que el Estado era incapaz de suministrar.

Pero el caudillo pulverizó aquel tejido económico. Hizo igual que Stalin en 1928, cuando puso fin a la Nueva Política Económica (NEP) lanzada por Lenin en marzo de 1921. Y ahora el castrismo no restaura siquiera aquel sector privado que destrozó en 1968, pues autoriza menos oficios y los grava con controles e impuestos asfixiantes. Tampoco se atreve a aplicar la NEP leninista en virtud de la cual en la Rusia bolchevique se crearon empresas privadas medianas y pequeñas, se permitió el libre comercio minorista y se dejaron de confiscar las cosechas a los campesinos para que cultivaran y vendieran libremente sus productos, lo cual acabó con la hambruna que ya había matado a millones de personas durante el "comunismo de guerra" implantado en 1918.

Por otra parte, los "cambios" previstos distan mucho de las reformas liberales realizadas en China y Vietnam, dos naciones gobernadas también por partidos comunistas.

Para que nadie se haga ilusiones, el único documento a discutirse en el congreso, los Lineamientos para la actualización del modelo económico socialista, precisa que "la planificación socialista seguirá siendo la vía principal para la dirección de la economía" y que abarcará también "a las formas no estatales que se apliquen". Y enfatiza que no se permitirá la concentración de la propiedad en personas jurídicas (negocios) o naturales (individuos). Es decir, nada podrá crecer, lo contrario de lo que hicieron chinos y vietnamitas.

¿Nada interesante? Sí, se espera que Fidel Castro ceda su puesto de primer secretario del Partido a Raúl y pase a ocupar alguna nueva posición creada ad hoc para él -posiblemente simbólica-, aunque no se puede descartar que lo reelijan para que muera en el cargo (sin que nadie le haga mucho caso). Lo otro importante es que este será el último cónclave comunista dirigido por los barbudos de la Sierra Maestra, ya octogenarios o a punto de serlo.

En cuanto al cargo de segundo secretario del Partido, un puesto de príncipe heredero creado especialmente para Raúl, puede que sea eliminado, ya que nunca existió ni existe en ningún otro país comunista. De mantenerse esa posición, la elección de su titular -decisión ya tomada- será uno de lo platos fuertes del evento.

La única sorpresa real sería que ante las primeras evidencias de que el "timbirichismo" raulista se encamina al fracaso, se afloje la mano en ciertos controles económicos, se reduzcan o pospongan impuestos, se autorice la inversión extranjera en sectores ahora vedados, o se permita que campesinos y cooperativistas produzcan y vendan libremente sus cosechas, etc. Ojalá ocurra. Pero habrá que ver para creer.

En fin, que el saldo del VI Congreso del PCC al parecer será precisar las vías para fomentar en Cuba una economía de subsistencia, como la que imperaba en España cuando Cervantes escribió El Quijote.



Diario de Cuba, 14 de abril de 2011
Foto: Getty Images

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