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jueves, 28 de abril de 2011

La Cuba rica y la Cuba pobre (III y final)



Por Alex Flores

El sistema comunista de Cuba comienza a tomar un giro impensable hace medio siglo, cuando Fidel Castro y el resto de su tropa entraban raudos a La Habana a tomar el poder de la isla. Una de las medidas icónicas que tomaron fue la de crear un sistema de provisión de alimentos subsidiados para su población bajo la premisa de que todos tuvieran las mismas oportunidades de obtener alimentos. En los primeros años de vigencia de la libreta de alimentos los cubanos gozaban de una provisión que les satisfacía sus necesidades nutricionales.

Pero actualmente la realidad es otra, este programa, desde hace algunos años, precisamente a inicios de la década de los 90, comenzó una debacle provocada por la suspensión de la ayuda económica que provenía de la ex Unión Soviética.

Han pasado los años y la situación económica de Cuba desmejora, por lo que el gobierno toma medidas a costa de la seguridad alimentaria de su población. La insuficiente canasta básica de alimentos que reciben los cubanos por medio de la “libreta” está a punto de pasar a la historia.

Para muchos cubanos esta noticia no es más que darle el tiro de gracia a un mecanismo ineficiente y, para otros, genera preocupación en vista de que es la única fuente de ingresos.

El futuro de la cartilla alimenticia se decidirá en el próximo congreso del Partido Comunista Cubano que se realizará del 16 al 19 de abril, en el que se debatirán una serie de medidas económicas.

”Cada vez nos dan menos alimentos y si se trata de carnes eso hace mucho tiempo que no existe”, asegura “José”, un maestro de educación primaria.

El Control de Ventas para Productos Alimenticios, como oficialmente se llama la libreta, fue creada en 1962, como parte de la asistencia social del gobierno de Fidel Castro para que los cubanos tuvieran acceso a comida de forma equitativa, como respuesta a la escasez que se registró en la década de los 60 debido al embargo económico de Estados Unidos.

Café, pan, sal, arroz, frijoles, aceite, huevos y espaguetis son parte del puñado de productos que se venden a precios subsidiados a los cubanos en establecimientos conocidos como bodegas de Estado.

Desde mediados de 2009 se comenzaron a registrar aumentos en los precios de los productos enlistados en este talonario, reducida la cuota o simplemente eliminados.

Anteriormente se entregaban 800 gramos de frijoles por persona, pero la cuota ha bajado a 557. El kilo de papa incrementó de 40 centavos a 1 peso cubano (4.5 centavos de dólar) y los chícharos, que antes costaban 16 centavos, en la actualidad valen 3.50 pesos (30 centavos de dólar).

El azúcar prácticamente ya no está dentro de este menú subvencionado, ya que casi nunca hay. Una libra de arroz que se adquiere por vía cartilla alimenticia puede valer unos 60 centavos de peso cubano, el equivalente a 3 centavos de dólar.

Pero, sumado a la reducida disponibilidad de comida, “cuando se acaban los adquiridos por la libreta hay que comprar a precios caros”, expresa José, refiriéndose a otros mercados en donde los valores suben hasta el doble de lo que están fijados en la cartilla. Cada habitante o núcleo familiar tiene derecho a este documento, mediante el cual puede comprar solo el equivalente a unos 8 dólares al mes.

La pasta dental, jabón de baño y otros artículos casi no están a disposición de la gente, pese a que aparecen en la lista de la libreta. De momento, estos productos de aseo personal o al menos los que están a la venta han aumentado de precio.

Un tubo de pasta dental cuyo costo era de 65 centavos ahora se cotiza en 8 pesos (35 centavos de dólar).

Un jabón de baño antes se encontraba por 25 centavos, pero ahora su valor ronda los 5 pesos (25 centavos de dólar).

El salario promedio de un cubano es de 17 dólares al mes, por lo que una vez agotados los 8 dólares en las compras subsidiadas le quedan un promedio de 9 dólares para poder adquirir otros a costos superiores. El gobierno puede dar de “baja” o quitarle el derecho a un cubano a usar la libreta cuando este permanece tres meses fuera del país o se encuentra hospitalizado o preso por ese mismo período.

La “irracional e insostenible” libreta, como la calificó Raúl Castro podría quedar solo para personas de la tercera edad, según algunos análisis que hace el gobierno. En universidades o reuniones de barrio se han hecho discusiones sobre el efecto que tendría la suspensión definitiva de esta libreta.

Para unos, los más pobres entre los pobres, la eliminación de este beneficios será demoledor para sus exiguas economías, pero un canal de alivio para la presión de las deterioradas finanzas estatales.
El Heraldo de Honduras, marzo de 2011

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