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lunes, 18 de abril de 2011

Cuba, Carter y el manisero


Por Vicente Botín

Durante su reciente visita a Cuba, Jimmy Carter recibió de manos de la disidencia un regalo peculiar: un paquete de cacahuetes. El maní, como se denomina en la isla, tiene un significado muy especial para el ex presidente estadounidense. Antes de dedicarse a la política, Carter dirigió una plantación de cacahuetes que heredó de su padre en Plains, Georgia, donde le retrató Andy Warhol, en 1977, poco antes de ser elegido presidente de Estados Unidos. Carter regaló al artista neoyorquino dos bolsitas de maní firmadas por él.

En esta ocasión han sido los disidentes cubanos quienes han obsequiado a Carter con un cucuruchito de maní. Y no deja de ser curioso, porque en Cuba el maní tiene curiosas connotaciones. Cuando una persona muere se dice que “cantó el manisero”, en alusión a una de las estrofas de la popular canción El Manisero, de Moisés Simons, que popularizaron, entre otros, Rita Montaner y Antonio Machín, y que dice “el manisero se va, se va…”.

El ex presidente y Premio Nobel de la Paz se ha ido de Cuba y afortunadamente nadie le cantó el manisero. El propósito de su visita, según afirmó, fue tratar de mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Carter reiteró su oposición al embargo que su país mantiene sobre la isla y criticó a Washington por incluir a Cuba entre los países que promocionan el terrorismo.

Jimmy Carter pudo entrevistarse con el ciudadano estadounidense Alan P. Gross, condenado recientemente a 15 años de cárcel, acusado de introducir ilegalmente en la isla equipos de comunicación por satélite para distribuirlos entre la disidencia. Sin embargo, no logró que las autoridades cubanas le pusieran en libertad. A cambio obtuvo el plácet para poder entrevistarse con una nutrida representación de opositores al régimen. Uno de ellos, Ángel Moya, leyó a Carter un fragmento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y le dijo: “Por esto fuimos encarcelados”.

Ángel Moya, excarcelado el pasado mes de febrero, fue condenado a 20 años de prisión durante la llamada primavera negra de 2003, apenas un año después de la anterior visita de Carter a Cuba, en mayo de 2002. En aquella ocasión, el ex presidente estadounidense se reunió también con los disidentes y en un famoso discurso en el Aula Magna de la Universidad de la Habana, apoyó el Proyecto Varela, una propuesta del Movimiento Cristiano de Liberación, liderado por Osvaldo Payá, dentro del marco de la Constitución vigente en el país, “para que el Pueblo Cubano pueda decidir sobre qué cambios deben realizarse en las leyes, para que estas garanticen la participación libre y responsable de los ciudadanos en la vida económica, social y política de la sociedad”.

El Proyecto Varela llegó a la Asamblea Nacional del Poder Popular con el aval de 11 mil firmas. La respuesta de Fidel Castro fue la convocatoria de un referéndum de reforma constitucional que declaró “irrevocable” el socialismo, y la detención de 75 disidentes, con una mayoría significativa de miembros del Movimiento Cristiano de Liberación.

Los buenos propósitos de Jimmy Carter durante su primera visita a La Habana se trocaron en una brutal represión. Y eso a pesar de que el ex presidente de Estados Unidos fue el más firme defensor del acercamiento de su país a Cuba. El 30 de mayo de 1977, meses después de la llegada de Carter a la Casa Blanca, los Gobiernos de Estados Unidos y de Cuba acordaron, mediante un canje de Notas Diplomáticas, establecer Secciones de Intereses en Washington y La Habana, respectivamente. Era un paso muy importante de cara a la normalización de las relaciones entre los dos países, interrumpidas desde enero de 1961 durante la presidencia de John Fitzgerald Kennedy.


El incremento de tropas cubanas en las guerras de Angola y Etiopía y el dramático éxodo de 125 mil cubanos a Estados Unidos desde el puerto de Mariel, cerca de La Habana, dieron al traste con el deshielo. No era la primera vez que Fidel Castro torpedeaba los intentos de aproximación entre los dos países. Lo hizo con Richard Nixon, enviando tropas a Angola y lo repetiría con Bill Clinton al ordenar el derribo de dos avionetas de la organización de exiliados cubanos Hermanos al Rescate, provocando la muerte de sus cuatro ocupantes. Para Fidel Castro siempre fue más rentable tener al “imperio” como enemigo para justificar todos los males del país.

En 2002, Jimmy Carter viajó a Cuba y fue recibido por Fidel Castro con todos los honores, sin que el dictador cubano permitiera un atisbo de libertad en la isla. En 2011 Carter ha sido acogido también como un amigo por parte de otro Castro que, como su hermano, viola sistemáticamente los derechos humanos. La resistencia numantina frente a la hipotética agresión de Estados Unidos se mantiene en Cuba lo mismo que la represión. Nada ha cambiado en el país, a pesar de las recientes excarcelaciones y destierro de presos de conciencia. Es una forma, utilizada otras veces, de soltar lastre y lavar la cara. Ya lo dice la canción: “si te quieres por el pico divertir/cómprame un cucuruchito de maní”.

Infolatam, 1 de abril de 2011

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