Por Iván García
Hubiera sido lo ideal. Que Chico y Rita, de los españoles Fernando Trueba y Javier Mariscal, hubiera inaugurado la 32 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que del 2 al 12 de diciembre se celebró en La Habana y otras ciudades cubanas.
Si se hubiera exhibido en el evento, no le hubieran dado mucha difusión. Ya ocurrió en el 2000 con Calle 54, el filme donde Trueba, luego de varios años sin verse, propició el reencuentro de Bebo y Chucho Valdés y los sentó a tocar el piano.
Partiendo de una historia de amor entre dos mulatos habaneros, Chico y Rita desgrana facetas de la música cubana y el jazz latino de una manera muy original, con dibujos animados. El argumento se desarrolla en La Habana y Nueva York. Hasta ahí todo bien.
El problema es que la banda sonora es de Bebo Valdés, de 92 años. Y la cinta está dedicada a él. Y Bebo, el padre de Chucho, es considerado un 'desertor' por el régimen de los Castro.
No es el único escollo. Están también unas declaraciones de Javier Mariscal, quien ha dicho que
“ los hermanos Castro son un desastre como gestores”, lo que ha provocado que la isla
“ cada vez esté peor”.
Es una lástima que en Cuba todo pase por el tamiz de la política. La gente es la que paga las consecuencias, al no poder ver en las salas de los cines una película que de una forma amena narra parte de su rico patrimonio musical.
Y tiene que contentarse con saber que Chico y Rita fue muy bien recibida en Londres; que el 3 de diciembre fue estrenada en España y hasta pudiera ser nominada a un Oscar. O hacer como siempre: esperar que llegue una copia en dvd, 'quemarla' y difundirla clandestinamente.
Si a algo estamos acostumbrados los cubanos es a la piratería cinematográfica y televisiva.
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