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viernes, 13 de agosto de 2010

Un músico cubano en Filadelfia

Por Nubia Erives

El músico cubano Félix 'Pupi' Legarreta (Cienfuegos, 1940) lleva medio siglo viviendo fuera de Cuba.

¿De dónde viene el apodo ‘Pupi’?
-Me lo puso mi padre, siempre me llamó de esa forma, pero aquí en los Estados Unidos llaman Puppy a un perro pequeño. No fue algo que yo decidí, así me conocieron desde siempre.

¿Cómo fue su niñez?

-Yo no iba a ser músico, estaba concentrado en la carpintería, que era lo que a mi me gustaba y en lo que estaba interesado, pero si no te dedicabas a algo, no te tenían en cuenta. En Cuba nadie se queda sin estudios.
-Me dedicaba a la carpintería ebanista. Trabajaba muy duro porque eso me gustaba, pero era asmático y estando ahí dentro, con el polvo, el asma me daba muy fuerte y un día el maestro le dijo a mi papá: "Es mejor que te lleves a Pupi y le enseñes a ser barbero".
-Así fue como aprendí a hacer los cortes de cabello y la barba, pero después me topé con un amigo, y con él empecé a ir a la escuela de música.

¿Cuál fue su primer instrumento musical?

-El violín. Me costó mucho trabajo, era algo difícil de tratar, pero poco a poco fui tocando mejor.
-Recuerdo que mi papá con mucho sacrificio me dijo: "Voy a juntar un dinerito para comprarte un violín que vi en una casa de empeño". Tardó dos años en juntar 60 pesos. Eso fue en el año 52, ya ese violín pasó a la historia.
-Cuando llegué a La Habana, llegué sin violín y comencé a tocar con la Orquesta Sensación. Ganaba de siete a ocho pesos. Era un dinerito para comer. Cuando a uno lo obliga la necesidad, tiene que hacer de todo, y yo, con la música me defendía.

¿Cómo fue su participación en La Fania All Stars?
-Entré en el año 64 cuando fuimos al Congo belga. Recuerdo que habían cuatro trompetas, tres trombones, piano y bajo, seis del ritmo, seis o siete cantantes ¡Wow! Doce o quince bailarines, ya no recuerdo mucho, serían más de 24 instrumentos.
-Hice un disco en Nueva York, de ahí es de donde salieron muchas ideas de La Fania. En total hice entre cinco y siete discos con La Fania. Antes ya había hecho grabaciones, pero la salsa era lo que en ese momento se vendía en todas partes, como ahora se vende el rap y el reguetón.
-La primera persona que usó la palabra salsa fui yo, Pupi Legarreta. Fue en un disco. En La Fania me tomaban mucho en cuenta, cuando yo les decía que pensaba que algo estaba mal, ellos me hablaban y les ayudaba a arreglarlo. La mayoría de músicos de La Fania eran puertorriqueños. Un error muy grande de La Fania es no haber pegado en México.

¿Qué piensa de la música de hoy?
-No me interesa lo que tocan hoy en día. Están con un tipo de fundamentos musicales diferentes, ya no les importa leer tan bien la música, no les importa los mismos instrumentos, ellos sólo quieren gritar y hablar de sexo y drogas en sus letras.
-Esos grupos que hacen esa música hablada de rapeo o reggaeton... No hay nada, no hay un “tumbao”, no hay armonía. Toda esa música va a pasar.
-La vida tiene tres elementos: fe, esperanza y caridad. Y la música debe tener armonía, ritmo y melodía, que al final te da el “tumbao”. Estas nuevas no saben de música. Si tienes una fiesta seria de verdad no puedes poner nada de eso, tienes que poner música buena, música que te haga sentir bien.

¿Qué recuerdo tiene de Celia Cruz?
-Celia Cruz era una belleza de persona, ella transmitía (por la radio) con la Sonora Matancera allá en La Habana (...) todas las noches la veía con todos los músicos... y claro que su esposo no podía faltar.
La vez que fuimos al Congo, que ahora se llama ‘Zaire’, en el sur de África... Celia estaba en ese viaje con nosotros, y al llegar a Madrid, al esposo, Pedro Knight “El Negro”, se le fue el oxígeno y nos asustamos... pensamos que se nos iba. A pesar de Celia estar en una música popular, ella era una persona muy seria y muy humilde.

¿Qué piensa de la situación política en Cuba?
Cuba es bonito, igual que Puerto Rico, Colombia, México. Es un país de mucho baile, mucha fiesta, pero cuando hablas de política, es algo que no tiene por dónde empezar o terminar.
La política tiene a Cuba atrasada en todo... yo creo que es lo que detiene a Cuba de un desarrollo como los demás países.
Dicen que hay unos cuantos músicos grandes en Cuba que tienen compañía de discos y cosas de ricos, pero también son personas que están vendidas al partido, a la política.
Yo salí de Cuba en el 59, cuando apenas Fidel Castro comenzaba su régimen, del cual creo que puedo decir que siento vergüenza.

¿Regresaría a Cuba?
Ni de visita volvería a Cuba. Hace 50 años que estoy aquí, Cuba ya no es lo mismo, es diferente, ya no me siento en casa cuando voy a Cuba.
Yo no extraño a Cuba, yo no escucho su música ya, porque ahora son otros tiempos y se toca diferente, ya es otra cosa totalmente distinta a lo que yo toco ahora.

¿Cuál fue su experiencia en México?
Desde que entras a México sientes lo bonito que es el mundo... Tú al ir de La Habana a México es como si fueras de Philly a Nueva York, luego luego te das cuenta de lo bello y distintas que son las ciudades y su gente. Me gusta mucho el olor a las tortillas de México, yo con dos tacos de esos ya no como nada más, yo amo eso, es tan rico el sabor de esta comida de los mexicanos que necesitas probarlos.
Todos los cubanos siempre han recibido tremenda ayuda de México y te lo digo como cubano. Para hacerse famoso de verdad, tu número tiene que pegar en México, si no no eres nadie.
Ese lugar es en donde todo músico se gradúa en popularidad, si gusta en México es seguro que va a gustar en cualquier parte del mundo. Admiro a Pedro Infante, Luis Miguel, José Alfredo Jímenez, entre otros.

¿Cómo llegó a Filadelfia?
Cuando se cayó lo de La Fania en Nueva York, yo ya estaba trabajando en Nueva Jersey en una compañía de electricidad... y al yo trabajar ahí y tener a mi familia viviendo en Philly (Filadelfia) pues para mí era más importante estar aquí que en Nueva York, o Los Angeles, o cualquier otra parte.
Tengo más de 30 años en Philly. Yo aquí sigo tocando, hay veces que toco por aquí, por allá... pero como la música se aflojó demasiado me tocó atender mayormente la profesión que me da de comer. Ya casi no puedo hacer mucho por la edad que tengo, trato de hacer lo menos posible. En la casa, si puedo, arreglo una que otra cosita sólo para mantenerme ocupado.
Al Día, Filadelfia, 20 de mayo de 2010.

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