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lunes, 28 de junio de 2010

"Hacerse el santo"

Santeria white by TimBrighton.
Por Iván García
Isabel Miranda, 62 años, vive de la religión. Y le va bien. Se ha especializado en 'hacer santo' a los extranjeros. Monta el trono y que vengan los euros. Preferentemente. Pues la mayoría de los “ahijados” de Miranda, son españoles, suecos, alemanes o daneses.
'Hacerse el santo' en Cuba está de moda. Hay dos versiones de cobro, una para los extranjeros y un pago inferior a los cubanos. Aunque ambas cuestan mucha plata.
Para quien vive en la isla, la historia se inicia cuando por enfermedad, deseos de prosperar o el simple hobby de vestirse de blanco, uno se acerca a una santera -en casi todos los barrios de La Habana hay una- y le sugiere que quiere hacerse un iyabó, como se llama esa ceremonia en yoruba.
La santera tira sus caracoles y éstos hablan. “Usted tiene que hacerse Yemayá” -le dice con su mocho de tabaco en la comisura de los labios. Puede que la sugerencia parta al revés. Es decir, la especialista en esta materia le diga que usted tiene un muerto oscuro y debiera 'hacerse santo'.
Por lo general, a la persona que se le indica 'hacerse santo' tiene un alto poder adquisitivo. Ya sea porque tiene un buen puesto como funcionario del Estado, está casado con una extranjera, tiene un negocio por la izquierda (ilegal) o vive robando a todo gas en su puesto de trabajo.
Entonces la santera o santero que lo consulta pasa a ser su 'madrina o padrino'. Por favor, préstese a abrir la billetera. Comprar animales para "dar de comer a la prenda" bien puede costarle tres mil o 4 mil pesos (110 o 170 dólares). Los gastos no paran. Ropas, dulces y bebidas para la fiesta de santo.
También debe pagar a las personas que le montan el trono cuando usted ya tiene hecho su santo, los músicos que estarán en la fiesta… En fin, si tienes 20 mil pesos (800 dólares) entonces puede hacerte santo.
A los extranjeros y turistas fanáticos de las religiones afrocubanas, les cuesta más. Por tradición, a los forasteros en Cuba se les ordeña como si fuesen una vaca.
Para ellos todo es más caro. “Qué carajo, vienen del primer mundo” -señala Fermín Delgado, 45 años, un babalao que gracias al negocio de 'hacer santo' posee dos coches rusos y una casa equipada con los últimos artefactos electrodomésticos.
Así que amigos españoles, daneses, suizos o despistados suecos, si tienes mil 500 o dos mil euros, su santo es cuestión de tiempo. Tanto dinero corriendo ha convertido la santería en un próspero negocio. Pero aún existen cubanos como René Estrada, 59 años, babalao de calibre que respeta su religión.
Según Estrada, muchos santeros han convertido la religión en una alcancía. “No debiera suceder, en sus ansias por ganar dinero, rompen las normas de estos cultos. Yo condeno abiertamente a los babalaos, que le han faltado el respeto a su profesión”, apunta Estrada, santero obeso que viste de forma discreta.
Pero sucede. Y muchos santeros en la isla llenan la billetera consultando a cubanos con plata o extranjeros y sugiriéndoles que se hagan santo por el asunto más baladí.
Kola Loka, grupo reguetón de moda en Cuba pegó alto con su hit La estafa del babalao, una sátira sobre la comercialización de la religión afrocubana en la isla y que en el estribillo dice "Padrino, quítame esa sal de encima".
Por cierto, hay un santo que según la lectura que saquen los babalaos al tirar los caracoles, debieran hacerse gratis a las personas que asistan a una consulta. Se llama Arosohumbe.
Pero ningún cultor de la santería conoce a ninguna persona que se lo haya realizado. Gratis, es una música que no suena agradable en los oídos de los santeros cubanos.
Foto: Tim Brighton, Flickr

1 comentario:

  1. Todo eso sin contar la peor y más peligrosa degeneración del culto yoruba. A saber, el dato verificable de que --vaya el adverbio cuantitativo por delante a fin de no absolutizar-- casi todos los babalaos y santeras de pro autorizados a iniciar extranjeros trabajan para el Aparato.

    So pena de proscripción profesional, vienen obligados a transmitir cualquier dato mayúsculo de interés al oficial que los "atiende". Sobre todo, si el chisme es de carácter subversivo. Sin duda, en ese aspecto no le estoy diciendo aquí nada nuevo al autor.

    Pero en un sentido más amplio, me refiero a la evolución natural del politeísmo afrocubano, tal vez al joven Iván le venga bien al menos tomar en consideración como hipótesis de estudio el siguiente maquiavelismo dialéctico: a la larga, el proceso de corrupción pecuniaria, o sea, la explotación de los fieles y el lucro inscrupuloso como móviles del sacerdocio, son lo mejor que puede sucederle no sólo a esos cultos paganos sino, sobre todo, a la salud mental de la raza negra de cara a su asimilación a la modernidad y su papel en la sociedad.

    Porque, dígase lo que se diga de buena o mala fe, la idiosincrasia animista asociada a esos cultos politeístas, que representaba ya un formidable factor de atraso civilizatorio durante la era republicana, congenia a la perfección con el Castrato, que puede ser definido como una especie de retorno al apogeo del régimen de plantaciones. Resumiendo: al igual que, pongamos, la mitología grecorromana, lo mejor que puede sucederle a la Cubanidad es que la fe en los orishas se diluya en dos elementos positivos: folclor y afán de lucro...

    Saludos,

    El Abicú

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