Lo cierto es que la inteligencia cubana no fue ni mucho menos el primer servicio en utilizar las creencias de las religiones africanas en su propio beneficio. La CIA ya lo había hecho décadas atrás.
En 1964 tiene lugar un levantamiento militar en el Congo y una de las características de los combatientes rebeldes al régimen, era la fuerte creencia en sus magos y hechiceros, los cuales les proporcionaban -según ellos- pócimas y amuletos para ser invulnerables a las balas del enemigo.
Esta situación supuso un gran problema para los países occidentales inmersos en esa guerra -y que apoyaban a los gobernantes- lo que hizo que la CIA y el Departamento de Defensa de Estados Unidos redactaran uno de los informes estratégicos más extraordinarios jamás conocidos en la historia de la guerra no convencional.
La dirección del informe corrió a cargo de los analistas civiles R. Price y P. Jureidini, ambos miembros de la Oficina Especial de Investigaciones Operativas (SORO), un centro subvencionado por el Pentágono, pero dependiente de la Universidad de Washington DC. El título del trabajo: "La brujería, hechicería, magia y otros fenómenos psicológicos y sus implicaciones en operaciones militares y paramilitares en el Congo", es ya de por sí bastante explicativo.
El objetivo era hacer un profundo estudio de todas las creencias y ritos de las diversas sectas asentadas en el Congo, para poder introducirse en su ambiente por medio de científicos o de agentes de inteligencia, los cuales al conocer sus métodos, podrían, según el informe, "inventar las medicinas y otras pócimas que obtuvieran efectos psicológicos o mágicos opuestos en los rebeldes".
Aunque el informe es bastante anticuado en cuanto a los conceptos que maneja, es básico a la hora de demostrar cómo desde hace décadas los servicios de inteligencia y los militares estadounidenses están explotando estos métodos no convencionales para dirigir movimientos políticos en cualquier parte del mundo.
Baste como ejemplo la rebelión en China de T'ai P'ing, que fue liderada por un hombre que decía ser la reencarnación del mismísimo Jesucristo; la rebelión en Kenia, promovida por un grupo de iluminados que decían tener poderes psicocinéticos para poder estar en varios frentes de guerra a la vez; o los levantamientos de la secta Maji-Maji en Tanganika.
Si lo dicho hasta el momento puede parecer sorprendente, más lo es la posibilidad de que el ejército cubano utilizara los presuntos poderes de algunos santeros y paleros en operaciones militares o de inteligencia. Tampoco esto es extraño, sobre todo, teniendo en cuenta que está más que demostrado que diversos servicios de inteligencia, tanto soviéticos como estadounidenses, utilizaron a supuestos "dotados psíquicos" en sus operaciones.
El escritor Richard de Broussard asegura poseer informaciones fiables que apuntan a que el ejército cubano creó un cuerpo especializado llamado Grupo M, encargado de aplicar los supuestos poderes paranormales de paleros y santeros en asuntos militares.
Por otro lado, el médico cubano y estudioso de la parapsicología, Roberto Orozco, cuenta que un año antes de dejar la isla, un agente del Grupo M se puso en contacto con él y con su amigo el astrólogo Carlos Leo. Orozco recibió el encargo de realizar estudios sobre el aura de los individuos sometidos a interrogatorios y Leo debería hacer estudios astrológicos sobre las operaciones militares de Fidel Castro en África.
Tomado del libro Claves ocultas del poder mundial, de los periodistas españoles José Lesta y Miguel Pedrero. Editorial Edaf, 2006.
Foto: Karin's Aura Photo & Article.
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