La siguiente pista sobre la relación de Fidel Castro con el mundo de la magia viene de la mano del escritor anticastrista Richard de Broussard. Según dicho autor, durante los combates que tuvieron lugar en la Sierra Maestra, cordillera en el Oriente de Cuba, Fidel Castro encargó a unas indias brujas del lugar, que le fabricaran a él, a su hermano y otros combatientes, unos talismanes protectores, elaboradas con plantas y productos de la zona. La condición impuesta por las indias es que devolvieran los resguardos una vez hubiese triunfado la Revolución.
Broussard asegura que pudo entrevistar a la persona encargada de devolver los talismanes, que actualmente se encuentra fuera de la isla. Según esta fuente, algún tiempo después Castro encargó nuevos amuletos que llevaba cosidos bajo el forro de su sempiterna chaqueta verde olivo.
Por otro lado, no es ningún secreto que muchos de los guerrilleros que lucharon en la Sierra Maestra junto a Fidel y el Che, eran practicantes de la santería. Lo que ya no es ningún secreto es que algunas de las personas más cercanas a Castro, ya fallecidas, fueran fieles practicantes de la santería o el espiritismo, como el comandante y médico del líder cubano, René Vallejo; su secretaria personal durante muchos años, Celia Sánchez, o su íntima amiga Haydée Santamaría, presidenta hasta su suicidio, en 1980, de la Casa de las Américas, en La Habana, y miembro del comité central del partido comunista. Esto sí que ha dejado de ser un tabú y miembros del gobierno lo reconocen sin problemas.
El médico cubano Roberto Orozco, actualmente en el exilio, siempre fue un entusiasta investigador de la parapsicología. Cuando todavía residía en la isla, logró crear un grupo para estudiar fenómenos paranormales integrado por miembros de las facultades de Física, Psicología y Medicina de las universidades de La Habana, Santa Clara y Santiago de Cuba, grupo en el que también participaron altos cargos del partido. Fue así como Orozco entró en contacto con René Vallejo y Celia Sánchez.
"Sabíamos -argumenta Orozco- que muchos de los miembros del partido, del ejército o del servicio de inteligencia, tenían concomitancias con alguna que otra secta africana, o con la obra espiritual. Así que la idea era llevarles materiales de parapsicología científica, para justificar sus actividades poco ortodoxas, nigromantes, entre otras, ante la omnipotente visión del mundo materialista que las personas del régimen transmitían al exterior y mantener la estabilidad en la lucha por el poder.
"Entonces nosotros, para disfrutar de una cierta anuencia o tolerancia para investigar, nos acercábamos a los personajes del régimen que supiéramos tuviesen algún tipo de filiación con las ideas espirituales o espiritistas, o el submundo de las sectas africanas, con la finalidad de darles materiales de parapsicología científica. De este modo establecimos una forma de chantaje benigno.
"Nosotros, sin filiación política, les dábamos material científico que fundamentase los fenómenos de la santería o del espiritismo o de cualquier otra corriente espiritualista que ellos profesaran, y ellos, moralmente, tenían que tolerarnos, porque nosotros al mismo tiempo, podríamos hablar de sus vinculaciones.
"Así fue cómo me acerqué a Celia Sánchez, a través de Miguelito Ugando, por los años 66, 67, 68, que era administrador del Hospital de Emergencia donde Vallejo operaba. Era el que todas las mañanas compraba las flores para las sesiones de espiritismo clásico, en casa de Celia Sánchez, en el Vedado. Sólo pude asistir a tres de ellas, porque se dieron cuenta de que yo era un elemento sin ninguna filiación, simplemente un estudiante de Medicina de cuarto año, y me dijeron que no podía asistir más.
"A través de Joaquín Cstillo, un transfusionista médium del Hospital Oncológico, tuve acceso al centro espiritual de los hermanos Vallejo. Joaquín actuaba como médium y yo como investigador en esas reuniones, donde asistía un pequeño y selecto público. Yo siempre buscaba una entrevista con el comandante Vallejo, pero éste tuvo el tremendo cuidado de no dármela. Sin embargo, los materiales que allí llevaba, se absrobían como agua por tierra seca, y según me decía Joaquín, el comandante Vallejo y su hijo los leían y me daban las gracias por esta información".
Tomado del libro Claves ocultas del poder mundial, de los periodistas españoles José Lesta y Miguel Pedrero. Editorial Edaf, 2006.
Foto: Campesina cubana descendiente de indios.
Muy interesante.
ResponderEliminarGracias, querida Tania. Tremenda labor que haces.
¿Qué se sabe de la religión y los ritos de los indios de Cuba?
ResponderEliminarEsta serie es estupenda.
ResponderEliminarEsto mismo Fidel utilizó para dallas en noviembre de 1963
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