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viernes, 21 de agosto de 2009

Los bolos (I)


Por Tania Quintero

No, no se trata de estos bolos, a los cuales me voy a referir en este trabajo. Nadie a ciencia cierta sabe quién ni por qué a los ciudadanos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), los cubanos empezaron a llamarles "bolos". La fecha más o menos se puede precisar: después de los 60-70, cuando su presencia comenzó a hacerse muy visible para la población de toda la Isla. Mucho antes, en la década de 1940, Cuba y la Unión Soviética habían tenido relaciones diplomáticas y embajadas, pero entonces eran identificados como soviéticos o rusos, al ser Rusia el territorio mayor y más poblado de la antigua URSS. En los archivos de la revista Life he encontrado dos imágenes que dan fe de la presencia soviética en La Habana de 1945, realizadas Ed Clark.


En esta casona del Vedado o Miramar radicaba la Embajada de la URSS en Cuba. Y en las librerías de todo el país podía comprarse literatura diversa sobre el poderío soviético.


Pero de esto probablemente nada sabía la persona que decidió identificar a los soviéticos con los bolos del juego (Bowling en inglés). La ideología y la literatura tuvieron más preponderancia cuando los "bolos" masivamente retornaron tras la llegada al poder de los hermanos Castro, en 1959. Hasta se trató de que el ruso fuera nuestra segunda lengua, con clases gratuitas. Al frente de ese intento estuvo un viejo comunista, Luis Mas Martín, director de Radio Rebelde. Yoani Sánchez recuerda aquella etapa en Evocación de los bolos .

De la presencia tanto de los soviéticos en Cuba como de los cubanos en la URSS, quedaron infinidad de hijos, unos más mulatos que otros, nacidos de matrimonios en su mayoría disueltos por el paso del tiempo, la distancia y la realidad. También muchos niños que habiendo nacido en Cuba y sin ninguna vinculación con la URSS, sus padres decidieron inscribirlos en con nombres rusos: Igor, Vladimir, Alexei, Boris, Liudmila, Tatiana, Irina, Tamara... En el mejor de los casos, porque hubo algunos que fueron llamados Lenin o Stalin.

Si a los cubanos nacidos en los 60 se les preguntara qué es lo que más recuerdan del boom de los "bolos", un alto porcentaje respondería que la carne rusa.


En segundo lugar quedarían los "muñequitos rusos", los principales animados que toda una generación tuvo para ver por la televisión o en el cine.

"Deja que te coja" es uno de los más recordados.

Mas si por algo hasta hoy no fueron olvidados en Cuba los "bolos" fue por la "peste a grajo", el mal olor del sudor despedido por sus axilas (las mujeres no se depilaban debajo del brazo ni las piernas). El "grajo", debo ser justa, no era exclusivo de los "bolos": también lo tenían búlgaros, polacos y húngaros, entre otros europeos que no solían usar desodorante. Y si lo usaban, no les surtía mucho efecto. Un amigo mío, que trabajó con técnicos soviéticos, lo que más de ellos recuerda era la costumbre de envolver en papel de periódico, fuera un samovar o unas ruedas de salchichón. Así fue cómo él por vez primera vio un Pravda y un Izvestia. Y hablando de prensa: la revista URSS en español era muy popular en Cuba. En la galería de Rey González, en Flickr, encontré esta portada que en 1966 los "bolos" dedicaron a la vedette cubana Rosita Fornés. (Continuará)

 Rosita Fornes URSS 66 por rey gonzalez.

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