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miércoles, 26 de noviembre de 2008

Cinco años

A las 8 de la noche del martes 25 de noviembre de 2003, mi hija, mi nieta y yo dejamos Cuba rumbo a Suiza, cuyo gobierno desde el mes de junio nos había concedido asilo político a nosotras tres y también a mi hijo, quien dejó pendiente su viaje por motivos "imponderables" (ya en Suiza supe que el "imponderable" había sido el nacimiento de su primera hija, una nieta que no conozco). Viajamos en un Boeing 747 de Air France.


Alrededor de las 10 de la mañana del miércoles 26 de noviembre llegamos al aeropuerto Charles de Gaulle, en París. Después de recorrer buena parte de esa terminal aérea y pasar media docena de controles, a las 12 del día estábamos listas para abordar el City Jet que nos llevaría a Zürich. Había empezado a lloviznar y la temperatura era de 9 grados. Al aeropuerto de Zürich llegamos a las 2 de la tarde.


Sobre las 4 de la tarde tomamos un tren rumbo a Kreuzlingen, en Thurgau, cantón de la parte alemana de Suiza, fronterizo con Alemania. En Kreuzlingen radica uno de los centros de recepción de asilados o solicitantes de asilo y por donde es obligatorio pasar para vacunarse y otros trámites de rigor. Allí estuvimos una semana.


El 4 de diciembre salimos en tren hacia Lucerna, otro cantón suizoalemán. Hasta el 29 de enero de 2004 permanecimos en Sonnenhof, centro de acogida atendido por Caritas y situado en Emmenbrücke, en las afueras de Lucerna.


Del 29 de enero al 1 de marzo de 2004 estuvimos en Ritahaus, moderno edificio que una vez fue residencia de monjas y en ese momento alojaba madres con hijos procedentes de distintas partes del mundo, algunas en situación ilegal, otras con asilo ya concedido, como era nuestro caso. Ritahaus está situado cerca del Lago de los Cuatro Cantones.


El 3 de febrero de 2004 mi nieta comenzó en la escuela. En septiembre, ella había empezado el 4to. Grado en La Habana. En Lucerna fue matriculada en una escuela especializada en la enseñanza de alemán a niños extranjeros. En mayo consideraron que ya dominaba el idioma y fue trasladada a la 3ra. Clase de la escuela pública más cercana al apartamento donde nos habíamos trasladado a vivir el 1 de marzo, en un edificio viejo de una barriada de inmigrantes. Cuando en el mes de junio el curso terminó, la habían promovido para la 4ta. Clase. En esa escuela terminó la primaria. En el curso 2007-08 comenzó la secundaria, en el nivel C, y acaba de terminarlo en el nivel A. Si mantiene las buenas notas, podrá estudiar bachillerato y posteriormente en la universidad. Por su edad, es la que más oportunidades tiene en este pequeño gran país. Porque es una adolescente tranquila, estudiosa, disciplinada y responsable, quiero dedicarle este post.


También quiero dedicárselo a mi otra nieta, quien desde el pasado 1ro. de septiembre es alumna de pre-escolar. Es nueve años más pequeña, pero igualmente es hermosa, buena, inteligente y alegre. Si mi nieta mayor canta en el coro de la escuela y se ha destacado por su voz, la más pequeña es aficionada al baile y desde hace seis meses asiste a clases de baile español.


Tania Quintero

Lucerna

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