Google
 

lunes, 30 de diciembre de 2019

Diez rituales de fin de año en Cuba


Llega el fin de año y todos, vivamos donde vivamos, dispongamos de más o menos recursos, dedicamos los últimos días del almanaque a repensar los doce meses vividos y festejar al que ya asoma a la puerta. Al margen del consumismo en muchos países, la verdadera esencia y valor de estas fechas es la celebración y alegría por lo construido y la presteza para afrontar el futuro.

Es cierto que en Cuba las calles no se abarrotan de luces navideñas, en los comercios no se escuchan villancicos, en muchos hogares no ponen arbolitos y las familias no suelen hacerse regalos el 25 de diciembre, Día de Navidad. Pero los cubanos celebran el fin de año y esperan la llegada del nuevo.

Aunque algunos pudieran recibir estas palabras como una desatención hacia los problemas políticos, económicos y sociales existentes en la Isla, y aunque se pudiera tildar de frivolidad hablar de festividades en lugar de detenciones, hablar de tradiciones en lugar de libertades, tapar la celebración por el fin de año en la Isla es despojar a los cubanos de un disfrute y una alegría que por derecho les asiste. Porque los cubanos se lo merecen, hicimos esta lista de diez cosas que distinguen el fin de año en Cuba.

Ambiente. En diciembre, la fiesta se siente y se palpa en casi todos los hogares cubanos.

Familia. Terminar y empezar el año en familia es un ritual sagrado para muchos en Cuba.

Colas. Conseguir el pedacito de carne de cerdo, los frijoles negros, la yuca (y no digamos ya los turrones para quienes puedan permitírselos), no es algo que en la Isla tome poco tiempo. Las cantidades son pocas y 'vuelan', por eso los agromercados y tiendas por divisas se convierten en hervideros de personas que tienen que hacer largas colas si quieren comprar lo que necesitan para preparar la cena de la última noche del año.

Ausencias. En Cuba, donde tantas y tantas familias sufren la emigración de uno o más de sus integrantes, es inevitable que el 31 de diciembre se llene de ausencias, vacíos, recuerdos, nostalgias...

Llamada. Quienes viven en el extranjero saben de lo imposible que se torna la comunicación telefónica con Cuba ese día, igual que el día de las madres o de los padres. Quienes viven en la Isla saben que muchos están pendientes del timbre del teléfono, para escuchar la voz del hijo, madre, hermano o el amigo de la infancia.

Candela. La quema de un muñeco que simboliza el año que se va y que suele llevar el nombre de un personaje negativo, es una costumbre de otros países que algunos cubanos realizan. También, botar muebles viejos.

Música. El 31 en Cuba es de todo menos silencioso, con música a todo volumen por todos los barrios.

Tragos. Las celebraciones se convierten en treguas y momentos para perdonar, olvidar y brindar.

Comida. El menú de la última cena del año en Cuba suele muy similar a la del 24 de diciembre, día de Nochebuena: cerdo asado, arroz blanco y frijoles negros o congrí, yuca con mojo, plátano o boniato frito, ensalada de tomate, pepino y lechuga, postre, refresco, cerveza, vino y ron.

Purificación. Hay quien tira un cubo de agua por la ventana o el balcón hacia la calle. Otros limpian bien toda la casa, le dan un traguito de aguardiente a su santo y de moda se ha puesto darle la vuelta a la manzana con una maleta y durante el recorrido pedir para que se dé el viaje que se tramita o con el cual se sueña.


Versión de un texto de Marlén González publicado en Cibercuba en diciembre de 2015.
Video: Año Nuevo, por los Billo's Caracas Boys.

No hay comentarios:

Publicar un comentario