En enero de 2008, en Cuba Puntos de Vista, blog que desapareció un año después, en diciembre de 2009, una lectora me dejó el siguiente comentario:
He leído con mucho interés su escrito titulado El capítulo que no pude escribir (Nota de redacción. Ese escrito fue publicado nuevamente en mi blog en junio de 2011 y en junio de 2017 en Martí Noticias). Recuerdo haberla visto alguna vez en la oficina de Jesús Montané, de quien yo era secretaria. Nunca entendí bien qué fue lo que le pasó a Aldana, el por qué de su defenestración cuando me consta que como ideólogo del Partido, era un "perro sabueso" de Raúl Castro.
Luego los círculos oficiales dijeron que lo mató su "ambición política", pero como por experiencia propia sé como en Cuba, Fidel, y su sombra sin luz propia Raúl Castro, han sido unos artistas en manipular la verdad, acomodándola siempre a sus conveniencias, es por lo que me gustaría saber más de Aldana.
Mi respuesta a la lectora:
Gracias, por su comentario. Debo haberla conocido de cuando en los años 70 trabajé con Melba Hernández, entonces esposa de Jesús Montané, en el Comité Cubano de Solidaridad con Vietnam, Cambodia y Laos, que pertenecía al ICAP y quedaba en la Calle I entre 15 y 17, Vedado.
Hasta que empecé en el ICRT, en 1982, y con excepción de 1969, cuando trabajé en el Registro Civil de Nueva Gerona, Isla de Pinos y en 1981, cuando laboré en la Oficina Nacional de Diseño Industrial (dirigida por Iván Espín, hermano de Vilma, cuñado de Raúl Castro), desde que empecé a trabajar en 1959, siempre fue en organismos directa o indirectamente políticos. Y si a eso añado que nací y crecí dentro de una familia comunista, del Partido Socialista Popular, desarrollé una especie de sexto sentido en materia política, a pesar de que nunca fui militante de ningún partido, por "conflictiva", como en Cuba me decían, por pensar con mi propia cabeza y exponer mis criterios.
Todo esta introducción para decirle que a Carlos Aldana Escalante le serrucharon el piso. Es cierto que tenía ambiciones y que al convertirse en "tercer hombre fuerte", se volvió demasiado peligroso para los hermanos Castro. Creo que más para Fidel que para Raúl, porque me consta que Raúl le tenía como un hombre suyo, cien por ciento leal.
Esa etapa es aún oscura, sigo pensando que en esos momentos Raúl era favorable a establecer en el país una "perestroika" a la cubana. Y para ello habían cogido de experimento a Pinar del Río, donde Fidel Ramos, hombre de la confianza de Raúl y Aldana, era primer secretario. Además, las fuerzas armadas habían cogido a esa provincia de prueba para sus movilizaciones denominadas "domingos rojos de la defensa" y al municipio San Cristóbal para llevar a la práctica "un período especial en tiempos de paz".
Todo eso me consta, y por eso sigo diciendo y pensando, que todos esos experimentos políticos, comandados por Raúl Castro y ejecutados por Aldana y el departamento ideológico que él dirigía, fueron determinantes para que le serrucharan el piso y lo sacaran de circulación y pasara a ser un cubano anónimo.
En 1989, después que yo hiciera un programa Puntos de Vista titulado El Servicio Militar, y que le gustó mucho a Raúl Castro (me contaron que detuvo una reunión con generales para ver el programa, que duró 49 minutos, diecinueve más de los habituales), de la Dirección Política de las FAR me propusieron hacer por lo menos dos programas en Pinar del Río. Uno sobre esa "perestroika", y que inicialmente pensé titular Democracia de masas y finalmente me decanté por El camino a la democracia, pues el camarógrafo desde el ómnibus Girón que tenía el ICRT se entretuvo grabando un plano largo de la carretera y me cuadraba para encima poner el título y la canción-tema del programa, No vivo en una sociedad perfecta, de Pablo Milanés. Y otro sobre los domingos de la defensa y el experimento del período especial en San Cristóbal, que ahora no recuerdo el título, pero sí que terminaba con una entrevista al pelotero Omar Linares en el estadio Sandino.
Dos veces viajé a Pinar para hacer esos dos programas. Ninguno de los dos salió al aire. Pero me consta que ninguno de los dos fueron censurados por Aldana, ni tampoco por sus segundos, Víctor Manuel y Raúl Castellanos. Tampoco me lo censuró Rodobaldo, el director del Canal Telerebelde ni Enrique Román, el presidente del ICRT.
La mano censora fue más arriba y no creo que fuera precisamente Raúl Castro, porque de sus asesores partió la idea de esos programas y de que yo fuera la realizadora.
Sobre el programa El Servicio Militar me gustaría añadir que tuvo muy buena repercusión. Empezaba con una mujer negra que decía que el servicio militar era una mierda. Entre otros entrevistados aparecía Silvio Rodríguez, quien, por cierto, unos días después de haber sido estrenado, pasaba por la Calle M en su auto y yo bajaba a almorzar, al comedor del ICRT que queda en esa calle. Cuando me vio, paró el carro, me hizo señas y me acerqué.
Silvio me preguntó si no había tenido problemas y le dije que no. Le conté la anécdota de que Raúl Castro paró una reunión con generales para verlo, que no sólo le había gustado, si no que se había reído mucho. Entonces Silvio me dijo: "Ésa fue la suerte, porque si no le hubiera gustado..."
Último comentario de la lectora:
Muchisimas gracias, Tania, por su enjundiosa respuesta. Leerla me ha traído a la memoria la Cuba verdadera, ésa de los amigos que se hablan con sinceridad, algo que lamentablemente la persecución y la represión en Cuba ha llevado a la "doble moral": una cosa se dice para que te oigan y otra es la que verdaderamente piensas.
Ésa fue la actitud que prevalecia cuando vivia en La Habana, de donde me fui en 1994. Vivo en Miami desde entonces y con franqueza digo: Miami no es el centro de los recalcitrantes que pintan muchos medios oficiales de prens. Esta es una comunidad muy trabajadora, de gentes que quieren a sus familiares en Cuba y sueñan con una Cuba donde prevalezca el respeto a los derechos del hombre en toda su amplitud: desde el derecho al voto para elegir a sus representantes hasta su derecho a vivir en total libertad fisica y mental en base al respeto a la Ley.
Para esto, por supuesto, es necesario un cambio total en el sistema que ha imperado en la isla desde 1959. Desde que salí no he vuelto, por dos razones: primera porque no tengo familiares que visitar allá, segunda: porque me da mucha tristeza ver cómo está Cuba y rechazo tener que volver a aquel sistema.
Efectivamente, fue en la época en que trabajó conn Melba Hernández. Ella era una muy buena persona y tengo la sensación, que si bien nunca habló mal de Fidel en mi presencia, sabía que era un tipo "de armas tomar" en el sentido negativo. Cuando Montané falleció, le envié un mensaje de condolencia a su familia y acá vive su hijo Sergio.
Volviendo a Aldana, me consta que gozaba de la confianza de Raúl, que era una persona ejecutiva y algo muy peligroso en la Cuba de Fidel Castro: era inteligente y tenía capacidad de pensar con criterios propios. Un hombre así al lado de Raúl Castro, a quien le falta la energía que le sobra a Fidel, para Fidel era muy peligroso. Mientras Fidel viva, Raúl ha sido, es y será su única "marioneta".
Fidel le dice horrores a Raúl y éste se lo aguanta sin chistar y luego, como un buen perro, va y hace lo que Fidel le dice, aunque no esté de acuerdo. Esta impresión la he sacado de momentos que presencié y de cosas que escuché en mi condicion de secretaria de Jesús Montané, quien en una epoca fuera "Ayudante Político del Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba".
Ahora estoy retirada, pero sigo con mucha atencion todo lo que sucede en Cuba. Pienso que el final del "fidelismo castrista" está más cerca que nunca, en primer lugar porque su protagonista está en sus vías de últimas. Si bien los hermanos Castro son de una estirpe nonagenaria, también es cierto que sus cabezas enloquecen con el alzheimer, parkinson y demás enfermedades de la vejez, situación agudizada en Fidel por sus problemas intestinales y porque toda su vida ha sido un loco maquiavélico.
Hace muchos años, un politico dominicano me dijo que el poder de Fidel Castro en Cuba terminaría cuando se muriera y que lo enterrarian con las botas puestas. Parece que así será, lamentablemente. Cuántos no quisiéramos que ese señor se muriera ahora mismo. Pero Dios sabe lo que hace y en él confiamos.
Tania Quintero
Foto: Carlos Aldana en sus buenos tiempos. Tomada de La lealtad mata, post de Norberto Fuentes en su blog.
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