Era extraño que su nombre apareciera en textos y noticias junto a las llamadas “líricas de Lecuona”; que figurara en producciones cinematográficas en las décadas 1930-1940… y que de ella se supiera tan poco. Ya cuando leí lo escrito por el Dr. Cristóbal Díaz Ayala en su monumental Enciclopedia – “Otra cantante cubana que fue popular a finales de los años 30. Quizás el color de su piel no le permitió triunfos mayores”- quise saber más sobre el destino de Aurora Lincheta, catalogada como “la reina del pregón”, y encasillada entonces, al parecer, al género afro-cubano con tintes folkloristas.
En la Hora Prophilactic, que dirigía René Cañizares hace su primera presentación como aficionada. En CMQ se presenta y gana con la romanza Las Traperas, de Caballereo. Prueba suerte de nuevo en la audición de aficionados que dirigía Josefina Morell en la estación radial CMK y también en similares convocatorias en los teatros Alkázar y Martí, obteniendo en todas ellas invariablemente el primer premio, en calidad de cancionera. Pero las primeras noticias sobre la linda mulata aparecen en los medios de prensa en junio de 1938, cuando Miguel Gabriel y Angel Cambó, propietarios desde hacía cinco años de la radioemisora CMQ, idearon La Corte Suprema del Arte. No creo que pudieran imaginar que estarían propiciando el surgimiento de nombres que serían notables en la música cubana. Algunos devendrían verdaderos mitos.
Lo cierto es que el programa se insertaba en la carrera competitiva que arreciaba por aquellos años entre las emisoras radiales –CMQ y RHC llevaban la voz cantante-, al tiempo que facilitaría la entrada de muchos aficionados con talento al estrellato en la radio. Advenedizos en las ondas radiales, pero copando los ratings de audiencia, permitirían a los dueños de CMQ reducir sus costes de producción, y, creando nuevas 'estrellas' realmente 'nacientes', eludir una parte de los altos pagos que debían realizar si querían tener a figuras ya establecidas en el favor popular. Durante el mes de mayo de ese año, una muchachita casi quinceañera iniciaba la recta final de su febril preparación para presentarse en la competencia radial que presentaba José Antonio Alonso y que comenzaría el 12 de junio de 1938.
Ya desde su primera presentación en el estudio de Monte y Prado, la revista Bohemia –que había conseguido la exclusiva para los reportes sobre este programa– destacó el desempeño de la joven Lincheta. Su estilo era calificado por la prensa como “música afro-cubana” y destacaba que, junto a Candita Céspedes, monopolizaban las interpretaciones de este género. Aurora se convertiría rápidamente, en una 'estrella naciente', es decir, en una de la primeras ganadoras de la primera Corte Suprema del Arte, donde también se presentaban América Crespo, Rosita Fornés, Olga Chorens, Estrellita Díaz, Fénix Caufman –quien después sería la inefable Vitola-, Elsa Valladares, Margot Alvariño y también otras voces masculinas emergentes. La enorme popularidad alcanzada por el programa de CMQ –el de mayor rating nocturno- catapultó a sus ganadores a una súbita fama.
Finalmente, y luego de vencer en las parciales, ganaría la eliminación de eliminaciones y obtendría el primer premio interpretando la canción Pavo Azul, de Ernesto Lecuona la noche del 6 de diciembre de 1938 en la gala celebrada en el Teatro Nacional. A pesar de su voz de soprano y sus dotes interpretativas, según la revista Cinema, ciertas circunstancias la hicieron decantarse por este género: a sugerencia de los directivos de CMQ y de su madre, y también del pianista acompañante David Rendón, cantó un día La Negra Mersé obteniendo tal triunfo ante el público, que en lo adelante tuvo que dedicarse por completo a cultivar este género.
A pesar del éxito alcanzado en La Corte Suprema de CMQ, la revista Bohemia anunciaba en su edición del 26 de marzo de 1939 que Aurora Lincheta, junto a Pilar Bravo y Elsa Arnaiz, han abandonado la CMQ. Transcurre un mes y , la exitosa 'estrella naciente', debuta como artista profesional en el programa Doble Onda, de la radioemisora CMW-COCW, La Voz de las Antillas: el 23 de abril, Bohemia anuncia que Aurora está cantando en Audiciones Exclusivas Piedra junto a la Orquesta Hermanos Lebatard y Zoila Gálvez, entre otros. Este espacio era patrocinado por Exclusivas Piedra, de José Luis Piedra y a la Lincheta se le concede un protagonismo en la publicidad del espacio, junto a Carlos Irigoyen, Conchita Villar y Ramiro Gómez Kemp.
Por esos meses, se presenta también con un rotundo éxito en la emisora CMHI, lo que resulta en un ventajoso contrato para la entonces Cadena Azul de Santa Clara. Luis Carbonell recuerda, inmerso en remembranzas de su adolescencia, la impactante voz de la Lincheta a través de las ondas radiales que llegaban hasta su natal Santiago de Cuba. No duda en calificarla de un fenómeno de popularidad a raíz de La Corte Suprema del Arte.
A las 9 de la noche, exactamente a la hora del famoso cañonazo, se iniciaba el 9 de diciembre 1939 el programa Cadena Partagás de esta misma emisora, que se transmitía regularmente de 9 a 10 pm. Este espacio contó con la participación de Eliseo Grenet y su Orquesta Criolla, y la actuación especial del mexicano Jorge Negrete, quien se encontraba en Cuba, invitado precisamente por Grenet. Ya había visitado La Habana con anterioridad y fueron la emisora CMQ y el Teatro Nacional los escenarios de sus primeros éxitos personales en Cuba. Ahora lo acogía la R.H.C. y contaría con la colaboración de Aurora Lincheta y el llamado Cuadro de la Risa, integrado por Alicia Rico, Alvaro Suárez, Angel Vilches y Luis Ávila, y con el popular animador Humberto de Dios. La actuación de la Lincheta en ese espacio con Negrete y Grenet se repetiría los días 14, 16, 19, 21 y 22 del mismo mes de diciembre.
Jorge Negrete haría esta vez su primera actuación en Cuba el 3 de diciembre, con la zarzuela La Virgen Morena, de Eliseo Grenet y sus actuaciones en los escenarios habaneros contaron con la colaboración de Aurora Lincheta, como fue el caso de la presentación en el Teatro Encanto los días 18 y 19 de ese mes, donde el mexicano se presentó junto la soprano cubana Pilar Arcos, su anfitrión Eliseo Grenet y su orquesta, y la Lincheta.
1939 fue un año estupendo para la hermosa mulata. Además de los éxitos en las emisoras radiales, se le abren las puertas del celuloide: reclamada por la Productora Compañía Habana Industria Cinematográfica (CHIC), integra el elenco del filme cubano-mexicano Ahora seremos felices, dirigida por los norteamericanos William Nolte y Fred Bain, y que sería la primera comedia musical rodada en los estudios CHIC. Ya en marzo, la Lincheta entraba en los estudios y compartiría cartel con los actores principales Juan Arvizu, Mapy Cortés y Pituka de Foronda, y estaría bajo la dirección musical de Rafael Barros. La novel Lincheta tendría que validar lauros junto a músicos muy aclamados ya, como la Orquesta Hermanos Castro, el entonces Septeto Jóvenes del Cayo, el Trío Antillano y la pareja de rumberos conformada por Pablito y Lilón. Aurora cantó Manguito mangüé, acompañada por los Jóvenes del Cayo, y justo podemos verla en los escasos cuarenta minutos que se pudieron recuperar de este importante filme musical.
En su edición del 16 de junio, el crítico Pierre de la Chandeé en la revista Cinema escribía: “La actuación musical de la cantante Aurora Lincheta, los rumberos Pablito y Lilón, la orquesta Hermanos Castro, el Septeto Jóvenes del Cayo y el Trío Antillano, fueron tan convincentemente entremezclados, que hubo necesidad de reconocer una maestría sin igual en esta clase de asuntos”. Ahora seremos felices se estrenó en la sala Radio-Cine el 12 de junio de 1939, pasando después al Payret, el 10 de julio; pero ya para entonces, la Lincheta había sido llamada para otras dos producciones fílmicas: Siboney y Cancionero cubano.
Siboney, dirigida por Juan Orol, quien a su vez asumió el rol principal junto a la tiple Luisa María Morales, la bailarina y actriz Chela Castro, Jorgelina Junco y una desconocida deportista llamada María Antonieta Pons. Para la Lincheta se reservó el rol secundario de Candelaria, interpretando los temas Ay, Candelaria y de Rafael Barros, Melodía del palmar, en una interpretación donde brilla en su condición de soprano. Con filmaciones interrumpidas entre la segunda mitad de 1938 y buena parte de 1939, Siboney tuvo su estreno nacional en el Teatro Campoamor, donde se programó entre los días 9 y 15 de octubre de ese mismo 1939.
La segunda, Cancionero cubano, considerada el primer gran musical fílmico cubano, reunió a una constelación de estrellas de la actuación y la música, unidas por un repertorio de obras de Ernesto Lecuona y dirigidos por Jaime Salvador. Aurora Lincheta figuraba con cantantes de suma popularidad y relevancia como Zoraida Marrero, Jorgelina Junco, Margot Tarraza y María de los Angeles Santana, junto a los actores Alberto Garrido y Federico Piñero. Pero ella misma debió ser ya un fenómeno de popularidad, pues su imagen centraba, junto a la de Lecuona, las promociones que aparecían en la prensa.
Estrenada el 7 de agosto de 1939, también en Radio-Cine, se proyectaría además en Rialto y Payret, debido a la gran popularidad lograda por este filme. En menos de cuatro meses, la Lincheta aparecería en tres producciones cinematográficas que convocarían una y otra vez a público y crítica.
Algunas fuentes señalan que también en 1939, en nuevos sets, se filmaron algunos números interpretados por ella y Zoraida Marrero para la segunda versión del filme Estampas Habaneras como parte de los cambios introducidos ante el fracaso de la primera versión. Las incursiones cinematográficas de la Lincheta han garantizado la presencia de su nombre en todos los textos sobre historia del cine cubano.
El posicionamiento de Aurora en el cine cubano, con estos cuatro momentos, en una década de florecimiento de las casas productoras locales en esta esfera de creación, puede darnos una idea del lugar que, al finalizar la década de los 30, podría haber alcanzado esta muchachita en el panorama musical cubano. Era lógico que, a pesar del meteórico triunfo, y clarificado ya el hecho de que poseía una voz y un estilo muy atendibles, ella buscara referentes y paradigmas en una época donde los conciertos en vivo y las transmisiones radiales eran los medios masivos de comunicación disponibles, además del disco de 78 rpm, aún con escasa difusión a nivel popular.
Pero Aurora Lincheta se encontró con reacciones adversas en este sentido, subrayadas al quedar expuestas las intenciones comerciales competitivas de CMQ, con La Corte Suprema del Arte, respecto a figuras de alto renombre y al ser imposible evitar comparaciones, ni desmontar el destaque de supuestas intenciones imitativas. Ramón Fajardo Estrada en su libro Rita Montaner. Testimonio de una época, comenta:
“Rita Montaner muestra desconfianza ante todo valor que de la noche a la mañana anuncie la propaganda como predestinado a reemplazar a una figura establecida. Hace rechazo explícito al alud de elogios en tono superlativo que acompañan en la radio o en la prensa escrita el debut y las presentaciones de las llamadas estrellas nacientes. Entre éstas se pretende comparar con ella a la joven mulata Aurora Lincheta, quien se da a conocer en 1938 como intérprete de la música afrocubana.” Seguidamente, inserta un testimonio de Julio Vázquez: “A la Lincheta era mejor ni mencionársela (a Rita Montaner), porque no era de amigos la cara que ponía. Rita no resistía que la imitaran ni cantaran las obras que eran creaciones suyas”.
Rita era Rita de Cuba, sin lugar a dudas. Su talento debió ser mucho más grande de lo que nos dejan escuchar las deficientes grabaciones de aquella época y su proyección sobre los escenarios debió ser absolutamente genial como para que, siendo la mulata que era, pudiera ser también la cantante predilecta de Ernesto Lecuona por aquellos años, e imponerse en el arte lírico, ya sabemos que reservado no precisamente a los de su color.
Rosa Marquetti
Desmemoriados. Historias de la Música Cubana, julio de 2016.
Desmemoriados. Historias de la Música Cubana, julio de 2016.
Foto de Aurora Lincheta tomada de Desmemoriados, donde se pueden ver más fotos de ella.
Ver también: Aurora Lincheta en iTunes;
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