Uno de cada cinco habitantes en Suiza es extranjero. Son mano de obra calificada, pero también talento que se plasma en el ámbito económico, científico, artístico o deportivo.
Emporios como Nestlé o Swatch, y patrimonios universales como la Teoría de la Relatividad fueron gestados en Suiza. Sin inmigrantes, Suiza dejaría de ser lo que es. Los extranjeros son parte de su fuerza productiva y desafíos.
Ya en 1880, año en el que se materializó el primer censo del país, 16,5 por ciento de la población era de origen extranjero. Para 1910, uno de cada dos habitantes del país había nacido en alguna otra nación, afirma Silvia Arlettaz, historiadora y experta en migración de la Universidad de Friburgo, en su ensayo "Formación nacional e identidad".
El trabajo de Arlettaz descifra los entretelones de la llegada de extranjeros entre 1848 y 1930, y afirma que en los albores del siglo XXI, los políticos helvéticos hablaban ya de “sobrepoblación extranjera”.
La economía suiza daba señales entonces de prosperidad y los vecinos europeos querían formar parte de dichas ventajas. Muchos inmigrantes se nacionalizaron y las cifras regresaron al equilibrio.
En 2010, según la Oficina Federal de Estadísticas, los tres países europeos con mayor presencia de extranjeros en su estructura demográfica son Suiza, Luxemburgo y Letonia.
El recién fallecido Nicolas Hayek, creador de Swatch, el grupo relojero número uno del mundo, vivió las últimas tres cuartas partes de su vida en Suiza.
Zúrich le ofreció su primer empleo en el sector asegurador. Pudo haberse ido en múltiples ocasiones. Pero en la ciudad bilingüe de Biel (nombre en alemán y Bienne, en francés) fundó familia y consorcio, y se nacionalizó helvético.
Por su parte, el neoyorquino Asher Edelman, estratega financiero y amante del arte, en 1989 se mudó a Epalinges, Lausana, y también tomó la nacionalidad suiza. Hoy es uno de los promotores más activos del negocio de la cultura.
Suiza le debe la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Pully y la existencia de una fundación, la Asher Edelman, encargada de traer exposiciones de arte contemporáneo de primer nivel, de Andy Warhol, Keith Haring o Roy Liechtenstein.
El principal consorcio de alimentación del mundo, Nestlé, fue fundado en Vevey (Vaud) por un inmigrante. Henry Nestlé, un químico nacido en Frankfurt (Alemania), llegó a Suiza a los 21 años.
Fue en su laboratorio helvético donde Nestlé creó la harina láctea para bebés, que ha dado la vuelta al mundo bajo el nombre de leche en polvo. Uno de sus lemas es: “Acompañar al consumidor desde el desayuno hasta la cena”. Actualmente, el emporio de Henry Nestlé genera 265 mil empleos en los cinco continentes.
El propietario de Ikea, el sueco Ingvar Kamprad, según Forbes con una riqueza de alrededor de 33 mil 500 millones de dólares, es el hombre más rico que vive en Suiza. Desde hace 36 años reside en Lausana. También en su caso su familia llegó para quedarse y lo que comenzó como una decisión de negocios se transformó en una decisión de vida.
En economía, el francés Léon Walras es uno de los inmigrantes más emblemáticos de la Confederación Helvética. Llegó a Lausana durante la segunda mitad del siglo XIX y enseguida se convirtió en uno de los catedráticos más destacados de la Universidad de Lausana. Walras es considerado el padre de la economía política.
El Premio Nobel alemán, Albert Einstein, vivió en Suiza justo durante la década que lo convirtió en leyenda (1902-1912). En 1905, trabajando como modesto empleado de una oficina de patentes en Berna, Einstein encontró el entorno propicio para desarrollar y publicar su Teoría de la Relatividad.
En un ámbito completamente distinto, el londinense Charles Chaplin se afincó en Suiza durante el último cuarto de siglo de su vida. El célebre actor inglés se mudó a los 64 años de edad a Corsier-sur-Vevey, donde permaneció hasta su muerte, en 1977.
En el universo iberoamericano de las letras, el argentino Jorge Luis Borges ha sido otro de los inmigrantes a quien Suiza imprimió un sello de vida.
En 1914, su familia visitaba Europa en busca de un tratamiento médico para su padre cuando la Primera Guerra Mundial obligó a los Borges a establecerse temporalmente en Ginebra.
Borges aprendió francés y cursó el bachillerato en un colegio ginebrino, y a los 22 años regresó a Argentina. Pero cuando supo que el fin se acercaba, retornó a Ginebra, a la que llamaba “una de mis patrias”. Y en esta ciudad falleció, a los 86 años.
La lista es más extensa. Los nombres mencionados son sólo un botón de muestra de las 1,8 millones de historias que los inmigrantes tejen cada día en la Confederación Suiza.
Andreas Ornelas
Swissinfo en Español, septiembre de 2010.
Foto: Gelson Fernandes, nacido en Cabo Verde en 1986, es uno de los integrantes de la multiétnica selección nacional helvética de fútbol. Llegó a Suiza con 5 años y habla con fluidez seis idiomas: portugués, francés, alemán, inglés, español e italiano. Actualmente juega en el FC Sion. Tomada de la edición suiza de 20 Minutos.
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