Hija de español y negra libre de ascendencia lucumí, María Teresa Amalia Vera Vera (6 de febrero de 1895 - 17 de diciembre de 1965) era una niña cuando se trasladó con su familia desde su natal Guanajay a La Habana.
En 1911, con solo 16 años, ya María Teresa era conocida en los más selectos círculos de cantantes habaneros. Ese año, en el teatro Politeama Grande tuvo lugar una función en beneficio de Arquímedes Pous, célebre actor del bufo criollo. Aquella noche, por primera vez, María Teresa fue presentada al gran público. El éxito obtenido la impulsó definitivamente a la vida artística, siguiendo la huella dejada por Angelita Beque, la primera mujer en incursionar en la canción trovadoresca en Cuba.
Aunque María Teresa no era dueña de una voz de gran extensión, sus interpretaciones no dejaban a nadie indiferente en los sitios donde se presentaba. Así se fue fraguando una de las grandes leyendas de la trova cubana y una de las más largas y sólidas carreras artísticas de la isla. Las principales tertulias de trovadores se disputaban a esta mujer de cuerpo menudo y frágil, pero de recio temperamento artístico.
Aconsejada por Manuel Corona, aprendió a tocar la guitarra y conformó un dúo de leyenda junto al cantante habanero Rafael Zequeira. Entre 1914 y 1924 grabaron casi 200 canciones, primero con el sello discográfico Victor y después Columbia. Entre las más populares estuvieron A llorar a Papá Montero.
Conoce a Ignacio Piñeiro, quien le enseña a tocar el contrabajo. En 1926 funda el Sexteto Occidente, dentro de la tradición cubana de sextetos de son. También cantó en el Grupo Típico de Carlos Godínez.
Luego de la inesperada muerte de Zequeira, en 1924, María Teresa se dedicó a buscar un cantante capaz de ajustarse a sus necesidades expresivas. Todo parece indicar que en principio, estas expectativas quedaron resueltas con el fortuito encuentro con Miguelito García. En ocasiones, a este dúo se incorporaba Manuel Corona, quedando para el registro fonográfico como Grupo Son Santiaguero.
En esos años, su arranque musical no parecía encontrar obstáculos. Cuando en sus discos de 78 RPM, la Victor en 1918 incluyó al Grupo Típico de Godínez, su voz sobresale como voz prima. En ocasiones, en sus dúos con Zequeira o García, María Teresa se apartó de la canción romántica trovadoresca e interpretó sones, guarachas, rumbas y claves ñáñigas, expresiones que afortunamente quedaron grabadas, y constituyen hoy un valioso aporte al patrimonio musical cubano.
Según Wikipedia, María Teresa era seguidora de la religión afrocubana y cuando decidió hacerse santera, abandonó la música durante un tiempo. Pero Gustavo Pardo en su blog, da suficientes indicios de su vinculación a la masonería. En cualquier caso, reaparece en 1936, en un programa de Radio Salas con un cuarteto compuesto por Justa García, Dominica Verges y Lorenzo Hierrezuelo. Pero después de la emisión radial, el cuarteto se separa. En lo adelante la acompañaría Hierrezuelo, un dúo que duraría más de veinticinco años. A partir del ventajoso contrato firmado con Radio Cadena Suaritos, el catálogo de la emisora llegó a atesorar más de 800 grabaciones del dúo para soportes no comerciales.
A mediados de la década de los 50, Vera e Hierrezuelo se presentan a menudo en el programa televisivo El Casino de la Alegría. Los homenajes a María Teresa Vera llegan en los 60, hasta su fallecimiento en 1965. Su tema más conocido, Veinte años, ha sido interpretado por cubanos y extranjeros. Una de las mejores versiones es la que aparece en el disco Lágrimas Negras, a cargo del pianista Bebo Valdés, el contrabajista Javier Limón y el cantaor Diego El Cigala. A la gran dama de la canción cubana le hubiera gustado.
Tania Quintero, con informaciones de internet.
Video: Y tú qué has hecho, de Eusebio Delfín.
Ver también: Documental del ICAIC dedicado a María Teresa Vera. Primera y segunda parte.
Siempre recuerdo su inolvidable interpretacion de Aurora"
ResponderEliminarZenaida