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lunes, 4 de marzo de 2013

Cuando viajar no está en tus planes (I)



En 2003, hace diez años, Fidel Castro aprovechó que Estados Unidos y Europa estaban pendientes de las armas de destrucción masiva que supuestamente tenía Sadam Husein en Irak, para llevar a cabo dos grandes razias. La primera, en el mes de enero, la Operación Coraza fue un intento por cortar de raíz el tráfico y consumo de drogas en Cuba. La segunda, en el mes de marzo, inició una oleada represiva contra más de un centenar de opositores y periodistas independientes en toda la isla, que llevó a la cárcel a 75 disidentes y quedara conocida como Primavera Negra.

La oleada represiva comenzó el 18 de marzo. En Remembranza crónica publicada en mi blog, cuento cómo viví ese día. El clima de miedo y terror no paralizó la máquina de escribir que mi hijo, Iván García, y yo compartíamos. Los dos seguimos escribiendo, dando entrevistas por teléfono o hablando con los periodistas foráneos que se atrevieron a viajar a La Habana. El 9 de abril, el canciller Felipe Pérez Roque, hoy defenestrado, reunió a la prensa nacional y extranjera e hizo un pormenorizado relato -al mejor estilo del comandante- y trató de justificar la brutal represión contra los opositores pacíficos, mujeres y hombres que no ocultaban armas para atacar un cuartel militar, como hizo Fidel Castro en 1953.

Sentados frente al televisor, en la sala de la casa, Iván y yo estábamos siguiendo la perorata, cuando de pronto Pérez Roque lee una carta donde Carlos Alberto Montaner le sugería a un amigo español que durante su visita a Cuba, si quería saber más del Proyecto Varela, hablara con Oswaldo Payá, Raúl Rivero, Osvaldo Alfonso y Tania Quintero. Hasta ahí, normal. Lo anormal fue que repitió dos veces los nombres, lentamente. Era la primera señal que me enviaba la policía política.

La segunda señal llegaría el 20 de mayo. A través de mis dos hijos, la Seguridad del Estado comenzó a asediarme, para que me fuera. A mi hija se le aparecieron en el trabajo, de una manera tan ‘discreta’ que sus compañeros enseguida se dieron cuenta que eran ‘segurosos’. A mi hijo lo citaron a la estación de policía de Acosta. A los dos les dijeron que sabían que yo no tenía intenciones de irme del país, pero que trataran de convencerme. Les daba ‘pena’ tener que enviarme a la cárcel, a mi edad, 61 años.

Tania Quintero

Foto: Anuncio de la proyección, el 8 de septiembre de 2004, en Romero Haus, centro cultural de Lucerna, del documental Nachrichten aus Fidel Castros Gefängnis (Noticias desde la cárcel de Fidel Castro). De 52 minutos de duración, fue realizado en La Habana y Lucerna por los periodistas suizos Ruedi Leuthold y Beat Bieri. Dedicado a Raúl Rivero y los presos políticos cubanos y en él aparecemos mis dos hijos, mi nieta mayor y yo.

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