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lunes, 20 de octubre de 2025

Trinidad, Manolo Rifat y yo

 

En 1985, hace 40 años, trabajé como guionista en la Redación de Países Amigos del ICRT. María Fortes, la jefa de la redacción , Manolo Rifat, uno de los mejores directores de la televisión cubana y yo, viajamos dos veces a Trinidad.

Primero a ver las localizaciones y dejar todo 'amarrado' para volver, una semana después, con un camión de Remoto a grabar un programa musical que sería vendido al exterior. Por supuesto, con lo mejor de la música cubana, tradicional y lírica, canciones y bailes. Entonces, en la televisión todavía se hacían programas de calidad, con profesionales de primera.

Llevaba tres años en el ICRT y aunque algunos pensaron que mi paso de la revista Bohemia, o sea, prensa escrita, a un medio audiovisual iba a ser difícil, traumático a mi edad (en 1982 tenía 40 años), no lo fue.

Con Manolo Rifat (y otros directores y camarógrafos, como Jorge del Valle, más conocido por El cangrejo), desde el primer día nos entendimos. Compenetración profesional que comenzó en el auto en que viajamos María, Manolo y yo a coordinar las grabaciones en Trinidad, y que se mantuvo en esos dos viajes.

Si un director y un guionista logran una buena comunicación, la mayor tiempo andan juntos, están intercambiando ideas, adaptando el rodaje al guión o viceversa. Por eso Manolo y yo desayunábamos, almorzábamos y comíamos en la misma mesa, en el entonces hotel Ancón.

Conocí también a Eva Rodríguez, la esposa de Rifat, presentadora de espacios televisivos de gran audiencia. Manolo y Eva vivían por la calle Desagüe, en un apartamento de un edficio que me parece era microbrigada. A los dos los recuerdo con mucho cariño.

El programa que después Rifat y yo hicimos en Las Ruinas, restaurante del Parque Lenin, quedó excelente.

Gracias a dios y a todos los santos, en esos años todavía no habían nacido los reguetoneros y reparteros.

Tania Quintero

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