La pregunta del título es inevitable entre los cubanos, de dentro y fuera de la Isla, al hacer su entrada en escena el nuevo año 2024, algo que desde mediados del siglo XX viene de la mano del recuerdo de la peste, no negra o bubónica, sino verde-olivo-castrista, que prácticamente acabó con Cuba.
Como vimos en el artículo anterior, al hacer Fidel Castro su entrada triunfal a La Habana el 8 de enero de 1959 -un jefe guerrillero que no combatió y permaneció refugiado toda la guerra en la Sierra Maestra bien acompañado por una mujer-, Cuba vivía el mayor boom económico de su historia.
En los seis años y nueve meses de la dictadura batistiana no hubo libertades políticas y se pisoteaban los derechos humanos, pero las libertades económicas permanecieron intactas y Cuba tuvo un auge inédito en la inversión de capitales privados cubanos y extranjeros. Y también de inversión del Gobierno. En la infraestructura vial del país y en la construcción de obras monumentales como el conjunto de edificios públicos de la Plaza Cívica, que con 72.000 metros cuadrados es una de las más grandes del mundo. Así como el Coliseo de la Ciudad Deportiva y otras muchas.
Con aquel vertiginoso impulso, iniciado luego de finalizar la Segunda Guerra Mundial, Cuba avanzaba con un ritmo firme que le estaba permitiendo acercarse al llamado Primer Mundo, el conjunto de países con mayor desarrollo socioeconómico.
Pero como infelizmente dice la canción que nunca debió componer Carlos Puebla, "llegó el comandante y mandó a parar". ¡Y de qué manera! De país enrumbado al mundo desarrollado, Cuba se convirtió en el más atrasado y pobre del hemisferio occidental, si se excluye a Haití. Como soñar no lo puede prohibir ninguna tiranía, al cumplirse ahora 65 años de caerle encima a los cubanos la peste castrista lancemos al vuelo la imaginación para visualizar a grandes rasgos cómo sería hoy Cuba, si no hubiese sido destrozada por la "revolución cubana".
Comenzaré con lo que creo sería uno de los mayores deseos en este jugar a soñar con los ojos abiertos: no colas interminables, no hambre, no falta de transporte, de medicinas. ¡Ni de nada! No PCC, UJC, ni CTC antiobrera. No diario Granma, CDR, Mesa Redonda en la TV. No esbirros, chivatos, brigadas de respuesta rápida. No propaganda mentirosa e idiota, ni presidio político, palizas en la calle por motivos políticos. No libreta de abastecimientos. No falta de libertades y derechos ciudadanos.
Ya en pleno sueño podemos suponer, conservadoramente, que con inversiones extranjeras y cubanas por 350.000 millones de dólares en estos 65 años, Cuba estaría hoy ya muy cerca del Primer Mundo, o quizás ya dentro. Y digo conservadoramente porque en 1958 el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile y de Cuba era aproximadamente del mismo tamaño, y ese país sudamericano en solo en 2022 recibió inversiones directas extranjeras por 20.212 millones de dólares.
Por razones geográficas, y por pura lógica, lo más probable es que la economía cubana en la práctica estaría ensamblada con la del vecino gigante estadounidense mediante acuerdos de integración comercial-industrial posiblemente más abarcadores que el actual T-MEC entre EEUU, México y Canadá.
Estar físicamente tan cerca de la mayor potencia económica mundial es una privilegiada ventaja de Cuba, como la tienen Canadá y México. Hoy habría tal trasiego económico, comercial, turístico, y tecnológico entre la gran potencia mundial y la Isla que tal vez estaría ya construido un puente flotante, o sólido, entre Cayo Hueso y algún punto cercano a La Habana.
Las exportaciones cubanas de bienes y de servicios de verdad (no de esclavos de bata blanca) hoy podrían andar por los 80.000 millones de dólares, 38 veces los 2.100 millones de 2022. Chile el año pasado exportó bienes y servicios por valor de 97.000 millones de dólares. Probablemente Cuba sería el segundo mayor polo turístico de América Latina, luego de México (38 millones de visitantes en 2022), con unos 15 millones de turistas anuales o más, que aportarían unos 20.000 millones de dólares.
Eso sería casi el doble de los ocho millones visitantes recibidos en 2022 por República Dominicana, o los siete millones de Bahamas, y mucho más que los 4,3 millones de Colombia, los 3,6 millones de Brasil, los 2,3 millones de Uruguay y los 2,4 millones de visitantes de Costa Rica, que fueron los mayores receptores turísticos de la región, según la Organización Mundial del Turismo.
En las playas cubanas habría resorts tan espectaculares como los de Florida, México, Bahamas y las Bermudas. Habría grandes terminales de cruceros. En general habría aeropuertos modernos, autopistas, trenes rápidos a lo largo de toda la Isla. La Habana tendría un megapuerto de categoría mundial en el Mariel, como centro neurálgico de transporte y transbordo mercante entre Sudamérica y Centroamérica con Norteamérica.
Sin "revolución" Cuba no habría perdido tan enorme cantidad de capital humano y know-how. Estarían en la Isla varios millones de cubanos más, entre los que han emigrado, sus hijos y nietos. No tendrían por qué haberse ido de su país natal, que antes de 1959 era un imán para atraer inmigrantes desde todas partes del mundo. En total, Cuba atrajo a unos dos millones de inmigrantes desde 1902. En diciembre de 1958 el Ministerio de Estado (Relaciones Exteriores) batistiano tenía pendiente de aprobación la solicitud de 12.000 italianos que, con dictadura y todo, querían emigrar a Cuba.
La Isla tendría hoy unos 17 millones de habitantes (Chile tenía en 1958 aproximadamente la misma población que Cuba y hoy tiene 19,5 millones de habitantes). La fuerza laboral contaría con cuatro o cinco millones más de cubanos produciendo eficientemente, y consumiendo. El PIB podría ser al menos seis o siete veces superior al actual, con un per cápita de los más altos de Latinoamérica, y no el más bajo, como hoy, si se excluye a Haití.
Si La Habana en los años 50 ya era un centro financiero de envergadura, hoy con más razón podría ser el Hong Kong o el Singapur del Caribe y Centroamérica, y tan importante como el de otras grandes capitales de Latinoamérica. La Bolsa de Valores, cuyo edificio frente al Malecón quedó sin terminar en 1958 y fue convertido luego en el Hospital Hermanos Ameijeiras, sería una de las más importantes de la región.
En 65 años se habrían elegido otros 15 presidentes de la República, que sumados a los ocho anteriores (Estrada Palma, Gómez, Menocal, Zayas, Machado, el propio Batista en 1940, Grau, y Prío) serían ya 23 los presidentes cubanos electos en las urnas desde 1902. ¿Que habría pobres, crímenes y droga? Sí, pero a quien haga esa pregunta izquierdosa hay que decirle que hoy con la "revolución" y el "hombre nuevo" hay en Cuba infinitamente más pobres y desamparados, más prostitución y crímenes (este año 2023 se cometieron casi 90 salvajes feminicidios), robos con violencia, y más drogas que en nunca antes en desde los tiempos de Diego Velázquez.
La Habana, que hoy suelta los pedazos, oscura, triste y apestosa, sería la fabulosa ciudad de siempre, una de las más seductoras, famosas y bellas del mundo. Con su célebre vida nocturna, deslumbrantes tiendas y malls, empinados rascacielos, anchas avenidas y líneas férreas por sobre la ciudad, y extendida ya la urbe extendida hacia el oeste más allá de Santa Fe, y hacia el este por la costa con cientos de edificios nuevos y hoteles hasta las inmediaciones de Playa Jibacoa, a 55 kilómetros del centro de La Habana.
Y basta por hoy. Calderón de la Barca decía: "los sueños, sueños son". Cierto, pero también lo es que muchos se pueden hacer realidad. Ojalá en 2024 termine la peste comunista y todos estos sueños cubanos al fin devengan realidad.
Roberto Álvarez Quiñones
Diario de Cuba, 1 de enero de 2024.
Foto: Vista actual de la bahía de La Habana. Tomada de Diario de Cuba.
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