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jueves, 24 de enero de 2019

Cuba, una jirafa solitaria



El fracaso de la gestión diaria del socialismo en Cuba sigue vigente por el poder de convicción de las metralletas y los tanques. Su desidia, su ineptitud y su torpeza de antología, enseña cada hora que la vida del hombre de la calle, la existencia de la familia y la estabilidad del hogar, está diseñada por una cuadrilla de incompetentes que se guían por un esquema social empantanado y en ruinas, que tiene la facultad de borrar del país lo mismo los trenes que los cocodrilos.

No hay nada que toquen aquellos funcionarios que funcione bien, como no sea en los primeros tres minutos del mecanismo que se inaugure y, de inmediato, comienza el padecimiento de la sociedad, de los hombres y mujeres que viven en la Isla, condenados al mandato de la izquierda del guarapo tibio que son apoyados por la solidaridad y la comprensión que le mandan por correos sus diversos amigos de Europa y otras zonas del extranjero.

Cuando hablo, entonces, de la borradura de los trenes en Cuba se debe a una reseña publicada en uno de los panfletos oficiales en la que se destaca que el diagnóstico del año 2018 “no puede ser peor” debido al “robo de combustible, de harina de trigo o cemento; la destrucción de los costosos silos constituyen alarmantes hechos delictivos contra el trasporte de mercancías por ferrocarril, esencial para la economía del país.”

El periódico acusa de tales robos a unos “ninjas de baja catadura moral”, aunque sabemos que los verdaderos responsables del movimiento de esas y otras mercancías son los personajes que deben de organizar y velar con recelo ese trabajo y dejar, por una horas, la estratosfera lujosa de una nación donde la abundancia no tiene nada que ver con todo lo que falta en la casa y en el entorno de los cubanos de a pie y de la bicicleta china.

Este asunto comprende también el uso de los ciudadanos como pasajeros de los trenes que parecen controlar, con gran eficacia, los ninjas de baja catadura. De los vagones de ferrocarril y sus agonías podemos pasar en tránsito surrealista al otro elemento mencionado: los cocodrilos.

Hablo de la devastación del famoso Zoológico de la Avenida 26, en Nuevo Vedado, donde queda una jirafa solitaria y melancólica que puede apreciar estos apuntes de su retrato: “El deterioro de las instalaciones es visible: el mal estado del parque infantil y de muchos de sus aparatos, falta de higiene, problemas en el sistema de drenaje y en la recogida de basura, estanques de agua vacíos. Todo ello sumado a la pobre oferta gastronómica, redondea una situación que, tal y como se ve, parece difícil de revertir.”

Ya se sabe, entre otras cosas, ni trenes ni cocodrilos. Ni libertad.

Raúl Rivero
Blog de la FNCA, 30 de noviembre de 2018.
Foto: Jirafa en el Parque Zoológico Nacional de Cuba, en Calabazar, poblado en las afueras de La Habana. Tomada de 14ymedio.

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