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lunes, 27 de agosto de 2018

Severo Sarduy: de donde son los cantantes



Su obra literaria comenzó como un pasajero juego de muchachos o un sueño sin arquitectura en una provincia cubana en los años cincuenta. Allí publicó, cuando tenía 15 años, un cuaderno de versos que se tituló Tres. Eran unos pocos ejemplares que se distribuyeron a mano entre la familia y unos pocos amigos.

Lo que pasó luego, con el paso del tiempo y en la vida real, es que aquél joven y desconocido poeta municipal resultó ser Severo Sarduy (Camagüey 1937- París 1993), uno de los más grandes autores cubanos del siglo XX, un figurón de la novela, el cuento, el teatro, la crítica literaria y de arte, la pintura y de la poesía. Un personaje irreverente y fantasioso, original y poderoso que vivió en el exilio desde 1960.

Salió de Cuba con una beca para la capital francesa y allí se quedó, hizo su vida, escribió su obra, promovió la cultura y tomó partido en importantes proyectos, revistas -Tel Quel, por ejemplo-, movimientos franceses, mientras que su literatura, sobre todo sus novelas, asumían la realidad cubana como si en vez de residir en la capital francesa siguiera sentado en un banco de la plaza San Juan de Camagüey o paseara entretenido por la calle República rumbo a la estación de trenes.

Sarduy fue escritor experimental, atrevido y aventurero y aunque alguna crítica le señala a su obra lejanas resonancias de José Lezama Lima y también de Guillermo Cabrera Infante, lo cierto es que el conjunto de su trabajo es de una singularidad especial y de una trascendencia que le otorgan un espacio propio en las alturas de la literatura de su país aunque allá no lo hayan publicado. O por eso mismo.

El escritor publicó estas seis novelas: Gestos, De dónde son los cantantes, Cobra, Maitreya, Colibrí, Cocuyo y Pájaros en la playa. Entre sus libros de poemas aparecen Flamenco, Modd Indigo, Daiquirí, Un testigo Fugaz, Un testigo perenne y dilatado y Lucidez. Y sus ensayos incluyen estos títulos: Escrito sobre un cuerpo, Barroco, La simulación, El cristo de la Rue Jacob, Nueva inestabilidad y Ensayos generales sobre el barroco.

Crítico feroz del sistema impuesto en su patria, Sarduy solía conjugar su talento y su ironía con la probable amargura de tener que vivir fuera del país que no dejó de amar en ningún instante como dejó demostrado en la elección natural de sus temas más importantes y en el anecdotario de su vida.

Quiero compartir con los lectores estas palabras que escribió sobre Sarduy el maestro Cabrera Infante: “Con él muere en el exilio (como murió en Cuba con Lezama) la tradición tan cubana del poeta culto que comenzó con José María Heredia a principios del pasado siglo, se continuó con José Martí y culminó con Julián del Casal a fines del siglo. Costó muchos años a Severo conseguir su cultura y, en su devoción por Lezama, una expresión a la vez cubana y erudita.”

Raúl Rivero
Blog de la FNCA, 12 de junio de 2018.

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