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lunes, 19 de febrero de 2018

La odisea del 4 de junio de 1994 (VII)


Inmediatamente llamé y contestó la operadora No. 30. Le informé lo que estaba sucediendo. Ella dijo que iba a telefonear a una persona y le explicaría todo. Pero como era urgente, acto seguido contacté con un amigo mío cuya identificación era KP4-KTF/HP2, ahora HP1-XZQ, y le puse al tanto de lo que estaba ocurriendo. Además, le di la frecuencia 7118.8 MHz, para que sintonizara y escuchara lo que estaba sucediendo en el Estrecho de la Florida. HP1-XZQ dijo que inmediatamente llamaría.

Cerré el teléfono. Pero al instante llamaron de Fort Clayton, el sargento Richard, para que le explicara lo que estaba ocurriendo. Me respondió que me mantuviera sereno, que él iba a contactar a la Naval de Miami y que en dos minutos me volvería a llamar. Un minuto después, HP1-XZQ (Jorge Martínez) me llamó y me dijo "Te van a llamar de Miami, mantén el teléfono desocupado". Colgué y segundos después me llamó la Naval de Miami. Era el oficial Guillermo Castillo 07-opc-qm (no sé qué significaba), pero le explique que el barco René Bedia Morales estaba siendo atacado por guardacostas cubanos y que se encontraba rumbo 15 grados NW entre 8 y 15 millas del puerto del Mariel.

Dejé el teléfono abierto con la Naval de Miami en línea y regresé a mi estación de radio. Fue cuando pedí entrada de nuevo en la frecuencia, para informar que ya tenía contacto con las autoridades, y que estaban preparando la ayuda, pero la moto arenera todavía estaba siendo atacada por las lanchas guardafronteras de Cuba y necesitaban ayuda urgente para los heridos. Todo esto lo estaban escuchando por teléfono la estación Naval de Miami. Este tráfico de información se realizaba a través de una red de emergencia desde tierra firme HP1-DAV (Álvaro). Se transmitía a Venezuela a la estación YV5-JCB (Pedro) y ésta transmitía a HP8-DCF (Carlos), quien a su vez retransmitía la información hacia el arenero René Bedia Morales y de la misma manera, lo hacíamos desde el barco, porque en esta etapa crucial se presentaron otras estaciones que se mantuvieron a la escucha (QAP), por si algunas de las tres estaciones quedaban incomunicadas, actuaran como puente para seguir trasmitiendo la emergencia.

El tráfico siguió con ambos Juanes, CM2-PJ y CO2-JU. A las 2:30 de la madrugada, CM2-PJ reportó que estaban a 12 millas que mantenían un rumbo de 15 grados NW. A esa hora recibimos el reporte que había 4 personas heridas de impacto de balas, el primer timonel había herido gravemente en el cuello. A las 2:45 se notificó que estaban a 15 millas al oeste del Mariel y seguían acosados con fuego de armas de alto calibre por las lanchas cubanas. Un joven que junto a los demás del grupo hacían todo lo posible para evitar el abordaje, fue también reportado entre los heridos. Un oficial de los que venían al frente de uno de los guardacostas cubanos, al arrimarse a nuestro barco le gritó 'escoria' y con una pistola le disparó en una pierna.

La cantidad de colegas radioaficionados fue creciendo en la frecuencia. Aparecieron estaciones de Miami, como la AB6-MO (Guido)y la KC4-CLO (Nelson). Con estas dos estaciones de radio aficionados de Miami se logró contactar a Osvaldo Pla (KB4TFF) de los Hermanos al Rescate y la base de Cayo Hueso, manteniendo la KC4-CLO (Nelson) comunicación con esta base pues él era, el que mejores condiciones de comunicaciones tenía.

Se produjo un cambio en la forma de la red de emergencia: por la vía telefónica que mantenía la HP1-DAV (Álvaro) con la base militar en Fort Clayton le indicaron que solo transmitieran las estaciones siguientes: la HP1DAV (Álvaro) por su conexión telefónica con la base Naval de Miami (operador Guillermo Castillo), la KC4-CLO (Nelson) por su conexión con Cayo Hueso y con los Hermanos al Rescate. Y por servir de puente entre las estaciones, la HP8-DCF (Carlos) y la HP1-DAV (Álvaro). La HP8DCF (Carlos) mantenía buenas condiciones de comunicación con la Móvil Marítima René Bedia Morales (Mickey Mouse M/M) y con la estación de Miami KC4-CLO (Nelson), la cual servía de puente con Panamá capital.

Mientras, en Panamá, HP1-DAV (Álvaro) transmitía toda la información y reportes que el Mickey Mouse transmitía por medio de la HP8-DCF (Carlos). Las instrucciones que venían vía telefónica desde la conexión de Miami con HP1-DAV (Álvaro) y la información que provenía de la KC4-CLO (Nelson) eran transmitidas inmediatamente a la móvil marítima a través del puente panamá (HP8-DCF (Carlos) a la Mickey Mouse.

Este tráfico se realizó durante todo el operativo, al ser notificado por la red de emergencia a través del puente entre estas tres estaciones. La M/M René Bedia Morales reportaba en aguas internacionales y aún seguía siendo atacada por dos guardacostas, uno a cada lado y una cohetera en la popa del navío. Esta información fue transmitida por la estación HP8-DCF (Carlos) a la HP1-DAV (Álvaro) para que notificara a la Naval de Miami y mantenerlo al tanto de lo que estaba sucediendo en alta mar. Y ellos notificaban através de la estación HP1-DAV (Álvaro). A la KC4-CLO (Nelson) y este a la HP8-DCF (Carlos) se le notificó que ya estaban en camino dos F16 de la USAF hacia el lugar de los hechos. Anteriormente, se había preguntado sobre el tipo de embarcación, color, tamaño y qué parte del barco había sido ametrallado y para que se le notificara a la M/M el rumbo que debían tomar y velocidad.

La información transmitida fue la siguiente: tipo de embarcación, moto arenera; color, gris y blanco (gris la parte de abajo y blanca la parte de la caseta); tamaño, 60 metros de largo. La zona afectada por el tiroteo era principalmente el puente de mando y el resto del casco de la embarcación. Este informe fue enviado vía telefónica a la Naval de Miami. Se le notificó a la M/M que mantuviera su curso y velocidad, que la ayuda ya estaba en camino. La M/M seguía siendo atacada y se mantenía con las luces apagadas. La iluminación provenía de las tres cañeras cubanas.

De pronto ellos reportaron a (M/M, siglas del móvil marítimo) que se le acercaba un helicóptero y preguntaron a las estaciones que mantenían contacto con ellos (HP8-DCF, en Panamá) que si hacían señales o no y este le informo que no hicieran nada hasta previo aviso. Se le pregunto a la Naval de Miami si el helicóptero era de U.S. y de qué tipo y color. De M/M respondimos que no sabíamos, pues estaba muy oscuro. Luego la Naval respondió que no pertenecía a U.S. y la información fue transmitida urgentemente através de HP1-DAV a la KC4-CLO y éste transmitió a la HP8-DCF para que informará a la M/M. Cuando recibimos la noticia por radio de HP8-DCF, que el helicóptero no pertenecía a U.S. de inmediato, automáticamente, en cada uno de los miembros de la dirección del grupo se activó el plan que habíamos diseñado para repeler un abordaje desde un helicóptero.

Moto arenera René Bedia Morales. Moto arenera René Bedia Morales. Esta es la “Hotel papa ocho, delta Charlie foxtrot”. Adelante. Adelante “Hotel papa ocho, delta Charlie foxtrot”. Esta es la moto arenera René Bedia Morales.

Cambio. HP8–DCF Para informarle que el helicóptero no pertenece a la marina de guerra estadounidense.

repito el helicóptero no pertenece a la marina de guerra estadounidense. Adelante Móvil Marítima René Bedia Morales. Móvil Marítima René Bedia Morales: Recibido, el helicóptero no pertenece a la marina de guerra estadounidense,. Cambio y me mantengo en QAP.

Se lo informamos de inmediato a Mario, el patrón, que estaba en la parte de afuera del puente. Elio, que por estar cerca de nosotros también escuchó todo el mensaje de la estación panameña, rápidamente reaccionó diciendo:

"Decirle a Portuondo que reúna a las mujeres y a los niños en un lugar seguro en los camarotes". No vacilé ni un segundo en decirle a Juanito que se quedara al frente de la estación, que iba a reunirme afuera con Mario y los demás. Al llegar a cubierta, la primera orden fue que trajeran las colchonetas de los camarotes. Se apilaron todas, unas siete en total y algunas almohadas. Se les roció petróleo y se llevaron al techo del puente, el lugar más vulnerable por donde podían descender los llamados hombres avispas, grupo élite del ejército muy apreciado por Raúl Castro, hermano y cómplice del dictador. Se prepararon botellas llenas de petróleo con mechas. En caso de que empezaran a bajar por las sogas, incendiaríamos el techo del puente, que era de chapapote y arena. De esa forma, impediríamos un acceso fácil a nuestro barco, pues por la otra parte les iba a ser difícil por los cables de la grúa.

El helicóptero permaneció encima de nosotros alrededor de unos diez minutos, y de pronto se empezó a mover rumbo oeste, hacia Cabañas, pueblo pesquero del Mariel. Creo que para unos y otros fue bueno haber evitado ese tipo de abordaje. Sus superiores se dieron cuenta del precio que iban a pagar y para nosotros fue un alivio no tener que darle candela al techo de la embarcación. Tal vez el helicóptero estaba tomando posiciones y coordenadas para informarle a su estado mayor. Mientras, las comunicaciones cada vez eran más favorables con Panamá. Casi a cada minuto, aparecía una nueva estación que se sumaba a las decenas que ya estaban a la escucha de todo lo que estaba pasando en el Estrecho de la Florida. Estaciones europeas, canadienses, sudamericanas y hasta rusas, entre otros países. La comunicación era excelente en esa frecuencia y eso, de cierto modo, nos permitió que el enemigo nos respetara. Varias naciones que se mantenían a la escucha nos informaron que sus gobiernos a través de sus embajadas en La Habana abogarían para que se detuviera el asedio contra la embarcación arenera.

HP8–DCF y el grupo de colegas radioaficionados que permanecían de guardia con sus equipos de radio, dando todo el apoyo y lo mejor de cada uno, seguían en contacto directo con la M/M René Bedia Morales. El helicóptero se había alejado rumbo al oeste, pero la M/M seguía trasmitiendo que los heridos se estaban desangrando, sobre todo los heridos en el cuello, cerca de los testículos y en una pierna. Juan y yo permanecíamos junto a la estación en el puente, intercambiando informaciones y seguimos recibiendo instrucciones. En eso, la estación de Panamá, la HP8–DCF nos informó que una señal de interferencia estaba tapando nuestra señal. Como ya en La Habana sabían que teníamos comunicaciones con varias naciones, estaban tratando de interferirnos. Al parecer, algunas embajadas habían comenzado a interceder ante las autoridades cubanas y ahora, la bestia herida, tenía miedo y quería amordazarnos para que no siguiéramos denunciándolos ante la opinión pública mundial.

Siempre tuvimos un Plan B por si nos ponían interferencia. Sabíamos que esto podría pasar, porque la dictadura le pone interferencia a todos los medios de comunicaciones que se les enfrente, que los denuncie o se les oponga. Un ejemplo de ello era la interferencia a Radio y Televisión Martí. Y ahora a nuestras desesperadas transmisiones pidiendo auxilio. "Juan vamos a conectar el lineal de potencia", le dije a Juanito, al constatar que el colega panameño apenas nos escuchaba. Ese lineal fue hecho para situaciones extremas como las que estábamos viviendo. Sus 600 watts de potencia eran generados por 6 válvulas de potencia de RF.

Una vez que el lineal se conectó al transmisor se encendieron los filamentos de las válvulas al vacío. Unos minutos después, no hubo dudas: nuestra señal era aplastante. La interferencia no nos afectaba en lo más mínimo, según nos dijera HP8-DCF desde Panamá. Al mismo tiempo que librábamos la batalla radial, el arenero seguía abriéndose paso entre el cerco que le hacían los guardacostas cubanos y las dos lanchas rápidas. Elio y Mario seguían embistiéndolos, golpeándolos y empujandolos con nuestra embarcación, tratando de quitarlos del medio.

Pero nos dimos cuenta que el enemigo estaba tramando algo. No sabíamos de qué se trataba, hasta que vimos que en su cubierta tenían rollos de soga gruesa, de la que se usa para amarrar el barco a las bitas en tierra, y le estaban enganchando pequeñas boyas. Algo malo estaban planeando para detener nuestra embarcación. Pero, ¿qué era?

¿Qué estaba planeando esta gente? "Tenemos que estar alerta, algo malo va a pasar" me decía mi yo interno. Ante situaciones imprevistas, te conviertes en un ser paranoico. Desconfías de todo y eso fue lo que me pasó cuando descubrí el nuevo ardid de los marineros de los guardacostas cubanos, en su intento por detener el barco lo antes posible. Una situación que se les estaba saliendo de las manos.

Juan Felipe

Foto: En Miami, donde Juan Felipe reside con su esposa y dos hijas desde 1994, sigue siendo un radioaficionado. Tomada de su Facebook.

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