Si alguien tenía dudas del futuro del periodismo, un nuevo presidente ha llegado a la Casa Blanca declarando la guerra a los medios de comunicación y difundiendo mentiras en las redes sociales. Para Martin Baron (Tampa, 1954) esta es la prueba de que el oficio es más necesario que nunca. Solo debe adaptarse a cómo se consume hoy la información: en el móvil y a través de redes sociales.
Baron visitó España durante menos de dos días, invitado por el Foro Conversaciones, la facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra y la fundación Rafael del Pino. No puede ausentarse más de una redacción que puede ser el último reducto en Washington entre la realidad y la distópica presidencia de Donald Trump.
El presidente de Estados Unidos ha dicho que ustedes son deshonestos y unos farsantes. ¿Cómo van a informar sobre su presidencia?
-En realidad nos ha llamado cosas peores: ha dicho que somos lo peor de la humanidad. Queremos informar sobre su presidencia de la misma manera que informaríamos sobre cualquier otra presidencia. Queremos cubrirla de manera honesta, honrosa y directa. Queremos decir la verdad. Nos gustaría tener una relación normal con este Gobierno. De momento parece difícil.
Hace décadas, The Washington Post publicó las crónicas del Watergate, la historia que derribó la presidencia de Richard Nixon. Esta época es muy diferente. Tenemos un nivel sin precedentes de beligerancia contra los medios. ¿Cómo van a informar, por ejemplo, sobre las ruedas de prensa en la Casa Blanca, cuando lo que se dice en ellas son mentiras?
-En esos casos informamos de que no estaba diciendo la verdad, de que lo que estaba diciendo eran falsedades. No dijo la verdad sobre la cantidad de público que asistió a la toma de posesión. Y todas las pruebas indicaban que no estaba diciendo la verdad. Así que lo que hicimos fue informar sobre lo que dijo y luego dejar en evidencia que no estaba diciendo la verdad. Y eso es lo que vamos a hacer cada vez que la Casa Blanca mienta.
¿Le parece adecuado retransmitir en directo ruedas de prensa cuando uno sabe que recogen mentiras?
-No se sabe que están diciendo falsedades hasta que se dicen. Emitimos vídeos en directo de las ruedas de prensa y tenemos intención de seguir haciéndolo. Pero también tenemos intención de hacer un seguimiento inmediato y hacer verificaciones de los hechos.
¿Debemos tratar los tuits del presidente Trump como declaraciones oficiales del presidente y de la Casa Blanca?
-Es que son declaraciones oficiales del presidente. En muchos casos provienen directamente de él. No podemos ignorar lo que dice el presidente. No podíamos ignorarle cuando era presidente electo y no podemos ignorarle ahora que es presidente de Estados Unidos. Y hasta el momento, teniendo en cuenta las políticas que ya ha puesto en marcha, parece que los tuits que publicó son un buen indicador de lo que pretende hacer como presidente.
¿Cree que durante la campaña los medios realizamos una cobertura excesiva de Trump?
-Me preocupaba la cobertura de los canales de televisión, que emitieron mítines enteros sin interrupciones, así que tuvimos horas y horas de Trump haciendo toda clase de declaraciones, algunas de las cuales no eran verdad. Y eso me preocupaba porque no estaban haciendo lo mismo con Hillary Clinton, y no lo hicieron tampoco con sus rivales durante las primarias republicanas.
Antes hablaba del Watergate. Su investigación tardó meses. Lo mismo sucede en la película Spotlight: usted como director de The Boston Globe recomendaba a los periodistas que se tomaran más tiempo para investigar si la archidiócesis había tapado casos de abusos a menores. ¿Cuánto tiempo ha tenido en esta campaña para asegurarse de que el vídeo del presidente Trump en el que decía que quería agarrar a las mujeres por sus partes privadas, toda esa retórica machista, era real y podían publicarlo?
-Fue cuestión de horas. Nuestro periodista David Fahrenthold consiguió una copia del vídeo. Cuando vio el vídeo y lo escuchó, supo inmediatamente que era una noticia importante porque era un lenguaje sorprendente para tratarse de alguien que aspiraba a ser presidente. Determinó rápidamente que era auténtico y luego nos pusimos en contacto con la campaña.
Se pusieron en contacto con la campaña primero.
-Rápidamente. Les dijimos que queríamos enviarles una transcripción. Dijeron que la transcripción no parecía Trump y entonces les enviamos el vídeo. Acto seguido, emitieron una declaración disculpándose.
Desearía no centrarme exclusivamente en Trump. ¿Cuáles son sus predicciones para la prensa de papel?
-Intento no hacer predicciones. El hecho es que vivimos en una era digital. Todo el mundo tiene móvil, todo el mundo está en las redes sociales, de modo que vivimos en un contexto móvil y social. En consecuencia, la edición impresa no va a quedarse para siempre. Y se va a convertir en una parte cada vez más reducida de lo que hacemos. No sé si serán cinco años o diez. Pero sé que no es el futuro de nuestro negocio.
Hace 10 años o menos alguien en su posición dedicaría posiblemente el 100% de su tiempo a la edición impresa. ¿Cuánto tiempo dedica usted a la parte digital y a la edición impresa?
-Probablemente el 90% del tiempo a la edición digital y el 10% a la impresa.
Facebook y las demás redes sociales, ¿están haciendo suficientes esfuerzos para luchar contra lo que ahora llamamos noticias falsas? Mentiras que por otro lado no son nuevas. Sobre la guerra de Irak hubo muchas noticias falsas...
-Bueno aquello eran datos erróneos. Lo que pasa ahora es que hay sitios web con motivaciones ideológicas que existen para propagar noticias totalmente falsas con el fin de promover un programa ideológico. Eso es preocupante. Creo que Facebook está sufriendo presiones para intentar enfrentarse a ello. Ha anunciado una nueva iniciativa hace solo un par de semanas. Google tiene un proyecto de confianza en el que trabajan con periódicos como el nuestro para intentar aumentar la credibilidad de la información en Google, en las noticias en Google y cuando haces una búsqueda. Evidentemente, no estamos donde tenemos que estar, pero todas estas empresas están haciendo un esfuerzo, y creo que es un esfuerzo sincero por su parte.
The Washington Post fue un periódico metropolitano durante mucho tiempo. Usted ha cambiado eso y lo han convertido en un periódico con sede en Washington, pero con una forma nacional e internacional de cubrir el mundo. ¿Cómo define usted al diario en el contexto actual?
-Diría que ahora es un periódico nacional, una organización de noticias nacional -ya no usaría la palabra periódico- que aspira a ser internacional, pero que al mismo tiempo está también comprometida a cubrir su propia comunidad, su propia región. Pero básicamente es una organización de noticias que opera a nivel nacional.
¿Cómo es su relación con Jeff Bezos, consejero delegado de Amazon, que compró el Post hace tres años?
-Es fantástica. Tenemos una relación increíble. Nos apoya mucho en lo que hacemos en nuestra redacción. Es un honor extraordinario el que haya invertido tantos recursos en nosotros. Hemos tenido mucho éxito. Hemos probado muchas cosas. Hemos experimentado en muchas formas diferentes que él ha apoyado. Y eso ha generado beneficios. El año pasado hemos tenido beneficios por primera vez en muchos años.
¿Fueron principalmente beneficios digitales?
-En general, fueron beneficios digitales, tanto en publicidad como en suscripciones.
¿Le preocupa la calidad en la época digital, en la que todo va muy rápido y los periodistas ya no tienen tanto tiempo para pensar como antes?
-Me preocupa, porque hoy en día tenemos que informar en cuestión de segundos. Lanzamos alertas de noticias y nos comparamos con nuestros competidores para saber quién la dio primero. ¿La dimos un minuto antes que otro? Y, por supuesto, tenemos que elaborar una noticia detrás de esa alerta. Si eres el primero, recibes mucho tráfico. Por tanto, hay mucha presión para moverse rápido, y eso puede tener consecuencias sobre la calidad. Eso me preocupa. La cantidad de edición que hay ahora es mucho menor que antiguamente. Eso no es positivo, y no estoy seguro de que podamos hacer mucho al respecto. Es algo de lo que tenemos que ser conscientes. No queremos elaborar una historia antes de saber si en realidad es cierta. Cometemos errores, todo el mundo comete errores en todas las profesiones, pero intentamos tener mucho cuidado.
¿Qué le recomendaría a alguien joven que quiera ser periodista hoy en día? ¿Cómo se puede conseguir ahora la mejor formación para ser periodista en la era digital?
-Creo que hay muchas oportunidades para los periodistas jóvenes. A mucha gente que va a entrar en la profesión le preocupa que no haya suficientes puestos de trabajo. Pero, de hecho, los medios de comunicación son un sector en plena expansión, en términos generales. La gente tiene que aprender todas las aptitudes, tiene que aprender las nuevas herramientas que tenemos: el vídeo, el audio, cómo escribir en un estilo diferente. Es un medio diferente, de la misma manera que la radio era distinta de los medios impresos, y la televisión era diferente de la radio y de los medios impresos. Ahora tenemos la Red que es una forma de comunicación. Creo que es mucho más desenfadada, mucho más coloquial y mucho más familiar.
David Alandete
El País, 26 de enero de 2017.
Foto: El director de The Washington Post, Martin Baron (de pie con camisa azul), junto a cuatro editores, leyendo la lista de los ganadores del Premio Pulitzer 2014, donde un reportaje de ese periódico resultó premiado. Foto tomada de The New York Times.
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