Maite Hontelé mide 1.79 metros y cada vez que toca su trompeta marca Yamaha, cierra muy bien sus ojos. El gesto genera un efecto hipnotizador: todos quedan rendidos ante las notas que es capaz de entonar con esa trompeta. La misma que, dice, es una extensión de su voz.
Aunque ella nació el 9 de enero de 1980 en Ultretch, ciudad ubicada en el centro de Holanda, no son los ‘beats’ electrónicos de Tiësto, Hardwell, Afrojack o Armin van Buuren los que la sedujeron musicalmente.
A la Trompetista del Son, como también es conocida, lo que siempre le gustó fueron los ritmos caribeños. Y los interpreta tan bien que se ha dado el lujo de haber estado de gira con Buena Vista Social Club y de haber tocado con Rubén Blades y Óscar D’León. Así es esta holandesa de español perfecto que ha edificado su carrera artística en Colombia, donde vive desde hace varios años.
¿Cómo puede una holandesa tener tanto sabor?
-Una de las cosas más importantes de mi carrera es que yo toda la vida he escuchado música latina. Mi papá es coleccionista, y así fue que yo crecí oyendo esas sonoridades tropicales. A los 9 años cogí la trompeta y empecé a estudiar e investigar la música latina. También creo que parte del sabor viene de la herencia de mi abuelo, quien fue compositor, y también del goce por la música que yo siempre he disfrutado. Está en mi sangre, en mis venas; cada vez que toco la trompeta siento que mi sangre empieza a hervir y necesito que salga todo lo que tengo adentro.
¿Qué instrumento tocaba su abuelo?
-Él era pianista, también tocaba la flauta dulce, e interpretaba música clásica. Mi papá tocaba guitarra flamenca, piano y hacía percusión. En mi caso, la trompeta llegó a mi vida porque la banda de mi pueblo necesitaba un trompetista, aunque ese instrumento ya me gustaba desde antes porque sabía que con él podía tocar la música que siempre me ha gustado, como el son cubano.
-A los 14 años ingresé a mi primer grupo de salsa, y así cumplí mi primer sueño. Ahora llevo casi 20 años interpretando música latina y jamás me he desviado. Volviendo a la primera pregunta, el sabor también lo dan los kilómetros, el haber tocado con muchísimos grupos, haber estudiado en el Conservatorio, y contar con la suerte necesaria.
¿Cuál fue el primer país salsero en el que se presentó?
-Fue en el 2003, en Colombia, con Rumbatá Beat Band, que traía dentro de su repertorio música de Pacho Galán y Lucho Bermúdez. Esa gira fue increíble. También estuvimos en Cali, y recuerdo muy bien que en el teatro al aire libre Los Cristales alguien me lanzó una rosa. ¡Yo quedé absolutamente alucinada! Allí sembré ese deseo, ese sueño, de poder vivir en Colombia.
¿Cali sí es la capital mundial de la salsa?
-Sí. En Cali hay una combinación muy importante que es la del baile y la música. Ninguna otra ciudad del país tiene esa conexión tan fuerte, ese protagonismo tan marcado. En Medellín, donde vivo, pasan también muchas cosas en ese sentido, pero en Cali sigue tan vigente esa cultura del baile, de las discotecas, que sin duda es la capital por ese lazo tan importante que hay con el baile.
¿En qué otros países ha tocado?
-He estado dos veces en Cuba. En 2013 fui invitada para tocar en un homenaje a Benny Moré. Fue increíble. También estuve en México, y en Venezuela grabé con Óscar D’León.
¿Qué diferencias hay entre el público cubano, el venezolano y el colombiano?
-En todos estos países saben mucho de música, entonces para mí siempre representa un reto tocar en ellos. Pero en Cuba, como saben tanto, y como las raíces están tan presentes, fue un reto muy grande haberlo hecho y que todo el público del Teatro Nacional de La Habana se parara a aplaudirme. Eso fue muy bonito y son cosas que nunca hubiera imaginado que me fueran a ocurrir cuando a los 9 años tomé la decisión de tocar la trompeta.
¿Cómo fue tocar con Buena Vista Social Club?
-Fue muy importante. Creo que un artista siempre necesita ciertos puntos de referencia en su carrera, que son como puntos de motivación. Tocar con ellos en 2004 fue una experiencia inolvidable porque ahí me di cuenta que podía tocar con los más grandes, y que ellos estaban dispuestos a aceptarme. Pío Leyva me dijo que yo tenía un sonido viejo, un alma vieja, y a mí me gustó mucho eso, porque lo que yo trato de hacer es contar historias con mi trompeta; entonces que él me dijera que podía contar esas historias como un viejito fue el mejor de los cumplidos.
¿Y cómo se hace para tocar historias con una trompeta?
-Realmente lo que yo hago es dejarme inspirar por el momento y lo que está pasando con la banda, con el público y la energía que haya. Entonces a través de esa energía saco mi voz, que es la de la trompeta. Es mi forma de comunicarme en el escenario. Por eso cada concierto que doy es distinto.
¿Hay entonces improvisación en sus conciertos?
-Improvisar me fascina. El repertorio que tocamos es una mezcla de temas propios compuestos por Juancho Valencia, pero también clásicos del son cubano y de la salsa. Así que las estructuras de las canciones son fijas, pero siempre puede ocurrir algo diferente. Incluso en los conciertos muchas veces paro la banda para tocar solamente con el pianista, o hacer un dúo con el cantante, para que el público siga sorprendiéndose.
¿Cómo describiría su música?
-Es un homenaje a la música olvidada, como el son cubano, el cha cha cha y la charanga, pero con un toque moderno, interpretada por músicos jóvenes que tienen muchas ganas de aportarle algo nuevo a la música. Nosotros interpretamos géneros conocidos, pero por la presentación que hacemos, llena de energía, resulta siendo algo bien diferente.
¿Qué le ha aportado Colombia a su carrera artística?
-Muchísimo. Sin Colombia no sería nadie. Siento que este país me dio la energía que necesitaba para seguir. Yo casi tiro mi trompeta por la ventana en el 2008, pero por haber escogido a Colombia como mi hogar, pude desarrollar mi carrera como trompetista. Aquí grabé un álbum que se llama Llegó la Mona, que es un tributo a la música colombiana, aquí fui elegida como artista del año en 2013 por Señal Radio Colombia gracias al disco Déjame así, y aquí me enamoré de mi esposo, que es colombiano. Todo en Colombia se me ha venido dando. Y aquí estoy, tres álbumes después, sin planes de irme. Aquí me quedo.
¿Qué significa para usted la trompeta?
-La trompeta es mi voz, forma parte de mi cuerpo, es una extensión mía, y aunque es un instrumento difícil técnicamente, he logrado hablar todos los días a través de ella.
Juan Andrés Valencia
El País de Colombia, 28 de septiembre de 2014.
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