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viernes, 31 de julio de 2015

La pintora cubana Carmen Herrera cumplió 100 años



Carmen Herrera, a quien el reconocimiento llegó tarde, cumplió 100 años el domingo 31 de mayo de 2015. "No dejo que nada me presione", dijo en declaraciones a la agencia AP, que la entrevistó para hablar de su arte y sus próximos compromisos internacionales.

Pinta desde la década de 1930, pero no vendió su primera obra hasta el 2004, cuando tenía 89 años. Luego de eso el reconocimiento llegó rápidamente. Hoy sus cuadros forman parte de las colecciones permanentes de grandes museos que incluyen el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Tate Modern de Londres.

Blanco y Verde, una pintura de 1959, de color blanco dominada por un triángulo invertido verde, es parte de la exhibición inaugural del nuevo Museo Whitney de Arte Americano en Nueva York, que planea dedicarle toda una muestra en 2016.

En junio su trabajo iba a ser presentado en Art Basel en Suiza y en octubre en la feria Frieze Masters en Londres.

Cuando la Galería Ikon en Birmingham, Inglaterra, presentó una exhibición en solitario de Herrera en 2009, el diario The Observer de Londres la elogió como "el descubrimiento de la década" y preguntó: "¿Cómo no habíamos visto estas brillantes composiciones antes?". Una retrospectiva en el museo alemán Pfalzgalerie vino después.

Las pinturas de Carmen Herrera son abstracciones geométricas simples acentuadas con uno o dos resaltantes colores primarios. "Ella es una destiladora", dijo su amigo y vecino, el pintor puertorriqueño Tony Bechara, al describir sus radiantes obras. "Es una abstraccionista que tiende al minimalismo. Puede comenzar con una pintura que tiene tres formas y después de una semana reducirlas a una. Hay cierta cualidad asociada con la simplicidad espiritual de su trabajo y de su vida".

Así como su obra es minimalista, Carmen es una mujer de pocas palabras. Precisas y al grano.

Una mañana, durante una entrevista en su modesto, pero alegre apartamento de Manhattan, en un edificio de tres pisos sin ascensor en la Calle 19 Este, la artista de cabello plateado bebió whisky on the rocks y golpeteó sus elegantes dedos largos contra una mesa de madera, mientras hablaba animadamente sobre su vida y su carrera. Alternó el español con el inglés, que Bechara tradujo.

Nacida en La Habana el 31 de mayo de 1915, su padre fue el editor fundador del diario El Mundo y su madre una periodista. De niña tomó clases de arte, asistió a una escuela de élite en París, estudió arquitectura y se entrenó en la Liga de Estudiantes de Arte en Nueva York. En 1939 se casó con Jesse Loewenthal, un profesor de inglés de la escuela secundaria Stuyvesant en Manhattan.

Desarrolló su estilo artístico durante los años de postguerra en París, donde la pareja vivió de 1948 a 1953. En París y Nueva York socializaron con artistas entre los cuales se encontraban Jean Genet, Barnett Newman, Wifredo Lam y Willem de Kooning. Herrera se unió a la influyente galería parisina Salón de Nuevas Realidades, donde exhibió junto a exponentes del arte abstracto como Max Bill y Piet Mondrian. Desde mediados de los 50 vive en Estados Unidos.

Pero aunque sus obras se presentaban aquí y allá, incluyendo en el Museo Alternativo en 1984 y El Museo del Barrio en Nueva York en 1998, nunca vendía sus cuadros.

Bechara dijo que Herrera y otros artistas que vivían en el vecindario en los años 60 y 70 "sabían que ella tenía algo importante y todos nos preguntábamos cómo no estaba siendo reconocida".

Su gran oportunidad llegó cuando en 2004, con 89 años, gracias a Bechara, fue incluida en una muestra en la galería Latin Collector de Manhattan. En una cena, el dueño de la galería, Frederico Seve, le comentó a Bechara de que uno de los tres pintores geométricos latinoamericanos se había retirado de una próxima exhibición. Bechara le presentó a Herrera. Seve quedó cautivado, la incluyó en la muestra y llamó a varios coleccionistas.

"El New York Times y otras publicaciones hicieron reseñas maravillosas y esta vez sí vendió", dijo Bechara. Ella Fontanals-Cisneros, coleccionista que tiene una fundación de arte en Miami que lleva su nombre, compró cinco pinturas. La coleccionista y filántropa Estrellita Brodsky adquirió igual número de cuadros y Agnes Gund, presidenta emérita del MoMA, compró varios y le donó uno al museo.

La Galería Lisson, que representa a Herrera, se interesó por su trabajo luego que su propietario lo viera en una exhibición en Londres. "Carmen estaba terminando unas obras y poniéndolas en una caja cuando el señor vino y le pidió que las sacara de la caja. Casi le dice que no. Es una de las galerías más importantes del mundo y entonces se corrió la voz", cuenta Bechara.

¿Está Herrera decepcionada de que el reconocimiento le llegara tan tarde? "En verdad no", responde la artista. De algún modo fue liberador, explica, pues le dio la libertad de hacer lo que le nacía sin las presiones del mercado.

Pero cuando se le pregunta por qué cree que tomó tanto tiempo en descubrirla, señala que fueron los "prejuicios contra las mujeres artistas", en una época en la que el expresionismo abstracto de la postguerra, dominado por los hombres, era lo que estaba en boga, no su estilo de composiciones geométricas.

Y recuerda lo que le dijo el dueño de una galería de Manhattan: "Carmen, puedes pintar alrededor de los pintores que tengo aquí, pero no te doy una exposición porque eres mujer".

La fama no ha cambiado su estilo de vida. Continúa pintando a diario. "Todavía tengo mucho que decir".

Sus 100 años los celebró de una manera sencilla, en un restaurante al que asistieron 30 invitados. Cada uno de recibió una pequeña pintura firmada por ella, impresa en el reverso del menú. El cake se decoró con un diseño que ella recientemente terminó.

Cuando se le preguntó cómo le gustaría que la recuerden, Carmen Herrera contestó: "No quiero ser recordada". Pero cuando la pregunta fue reformulada: ¿cómo quiere que su arte sea recordado?, no titubeó: "Maravilloso".

Diario de Cuba, 1 de junio de 2015.

Foto: Tomada de Press of Atlantic City.

2 comentarios:

  1. Es una gran amiga. Gracias por este post.

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  2. Estupendo artículo. Carmen es preciosa como su arte. Gracias Tania Quintero por el post.

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