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viernes, 13 de febrero de 2015

Lydia Cabrera, cubana blanca que dedicó su vida a los negros



Lydia Cabrera Marcaida nació en La Habana el 20 de mayo de 1899. Hija del historiador cubano Raimundo Cabrera, debido a su naturaleza enfermiza, durante su niñez no asistió casi nunca a la escuela, por lo cual estudió principalmente con tutores en su propia casa. La joven hizo sola el bachillerato y luego tomó cursos de posgrado.

En 1913 comienza a escribir la crónica social de la revista Cuba y América bajo el seudónimo de Nena. Viaja a Europa en 1925 y en 1927 fija su residencia en París, ciudad en la que matricula pintura, su gran pasión adolescente, en L'École du Louvre, graduándose tres años más tarde. Allí publica, traducidos al francés por Francis de Miomandre, sus Contes nègres de Cuba (1936), basados en relatos oídos de viva voz durante su infancia y en investigaciones durante una estancia de dos meses en Cuba. Estos cuentos habían aparecido indistintamente en revistas europeas como Cahiers du Sud, Revue de Paris y Les Nouvelles Littéraires. En París establece una profunda amistad con la escritora venezolana Teresa de la Parra, a quien acompaña hasta su muerte.

Lydia regresa a Cuba en 1938 y continua en una labor que, al alejarse cada vez más de la ficción literaria, deriva hacia el estudio de la cultura afrocubana en sus aspectos lingüísticos y antropológicos. Fue iniciada en el folklore afrocubano por Fernando Ortiz y se convierte en una de las continuadoras más celosas de la labor del gran etnólogo cubano. En 1942 publica una traducción suya de Cahier d'un retour au pays natal, de Aimé Césaire (Regreso al país natal), ilustrada con dibujos de Wifredo Lam.

La primera edición en español de Cuentos negros de Cuba se publica en 1940, en La Habana, y en 1948 apareció su segundo libro de ficción, Por qué... cuentos negros de Cuba, traducido también al francés por Francis de Miomandre (1954). Trabajos suyos son publicados en Orígenes (1945-1954), Revista Bimestre Cubana (1947), Lyceum (1949), y después de 1959 en Lunes de Revolución y Bohemia.

Estos textos, junto a su tercer volumen de relatos, Ayapá: cuentos de Jicotea (1971), otorgan relieve literario y constituyen un documento sumamente valioso del concepto vital de las manifestaciones primitivas de una civilización: la afrocubana. Sus cuentos abarcan desde los relatos míticos hasta las anécdotas humorísticas y exploran temas como el universo africano y sus orígenes, los animales personificados y su mundo, el africano y su relación con los dioses, los animales y la naturaleza, así como la cosmovisión africana, su destino y sus por qué. Su fuente puede ser de inspiración africana, afrocubana o criolla, según los factores que modelan cada relato.

En El Monte (1954), Lydia Cabrera se dedica por completo a estudiar los orígenes de la Santería, nacida de la mezcla de las deidades del panteón Yoruba con los santos católicos. Este texto es considerado como un hito fundamental de los estudios de las religiones de origen africano en Cuba y el resto del Caribe. Incluso los propios practicantes lo han asumido como una especie de Biblia de la Santería. Anago: vocabulario lucumí (1957), es un estudio del lenguaje lucumí y su adaptación al español.

En 1955, publica su recopilación de Refranes de negros viejos y, en 1958, La sociedad secreta Abakuá, en que dialogan las dos principales raíces culturales: la española y la africana. En éste último libro, defiende el criterio de que "la cultura no es el grado máximo de instrucción y refinamiento que logra alcanzar un pueblo, sino el conjunto de sus tradiciones sociales".

Resulta significativo que en sus primeros libros etnológicos, publicados entre 1954 y 1958, comenzando con El Monte, la autora recoge los más importantes fundamentos antropológicos, religiosos y culturales del legado afrocubano. Para ello tiene que ganarse la confianza de sus informantes, los cuales guardan celosamente el secreto de sus rituales, mitos y costumbres. Por otra parte tuvo que desarrollar una profunda investigación de campo que la llevó a moverse por numerosos pueblos y ciudades, sobre todo por La Habana, Trinidad, Las Villas y Matanzas. Para ella, lo importante consistía en desentrañar "la huella profunda y viva que dejaron en esta isla, los conceptos mágicos y religiosos, las creencias y prácticas de los negros importados de África durante varios siglos de trata ininterrumpida".

En 1960, Lydia Cabrera se traslada a vivir en los Estados Unidos. Allí, después de varios años sin escribir, retomó sus labores investigativas y publicó Otán Iyebiyé, las piedras preciosas (1970), al que siguió el ya mencionado Ayapá… en 1971. Después de algunos años en España, nuevamente regresa a Estados Unidos, donde preparó varias antologías de su obra y asesoró a investigadores y académicos.

Falleció en Miami el 19 de septiembre de 1991, a los 92 años.

Biografía tomada de EnCaribe, enciclopedia de historia y cultura del Caribe.

Foto: Lydia Cabrera con la iyalocha Odedei , en la barriada habanera de Pogolotti, Marianao, probablemente a fines de los años 30 o principios de los 40. Tomada de La afrocubanía de Lydia Cabera.

2 comentarios:

  1. una de mis favoritas y que el Universo y todos los Diossas y DiosesYorubas la recibieran con los canticos que ella tanto disfruto y estudio. un dia llame a su # pero ya estaba ciega yme conto la secretaria llame pues undiacompreun Libro sobre la religion de una tal Migene Gonzalez y claro admiradora de Lydia Cabrera me insulte al ver que habia copiadoconcomasy letrasparte de EL MONTE y LAS FOTOGRAFIAS que solo en su libro las habia visto. La secretaria me dijo que ya muchos de la religion y amistades lo habina hecho que ella sabia pero que no queria hacer nada al respecto Que Gracias por llamar yo le dire me das tu nombre y de donde eres y tu edad a ellal egusta saber quienes la leen Manoly Rodriguez-Reyes Veguitas de Bayamo Oriente. y le dire por que llamaste.esta gomzalez nunca pidio permiso . Gracias por recordarla.

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