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viernes, 29 de agosto de 2014

¿El hombre que nunca existió?



Un misterio de identidades ha caracterizado los años de la primera década del siglo veintiuno, y es el misterio, la duda, y las conspiraciones, acerca del lugar de nacimiento y la historia real de un hombre conocido entre otros nombres como Barack Hussein Obama.

Pero el caso más impresionante, y más documentado, acerca de una dudosa identidad se desarrolla en el siglo veinte, y es objeto de una investigación científica en el siglo veintiuno, encargada por la edición italiana de una prestigiosa revista norteamericana.

En el año 2009, la revista Wired -edición italiana- encargó a una renombrada investigadora de antropometría forense, la doctora Gabriella Carlesi y a su colaborador, un experto en análisis forense de imágenes y fotografías, Fracesco Gavazzeni que se encargaran de demostrar que el músico Paul McCartney no había muerto en un accidente automovilístico en 1966, como tantos afirmaban y como se creía ver en los indicios dejados por el resto del famoso cuarteto en las portadas de sus discos Abbey Road y Sgt. Pepper Lonely Hearts Club, y también en numersas canciones de los Beatles en otros albums como el White Album o Let it Be.

Los investigadores italianos, creyendo que tenían una tarea fácil ante ellos, aceptaron de buen grado el encargo de la revista. Cual no sería su sorpresa al encontrar evidencias para ellos irrefutables que apuntan a la sustitución del Beatle original por otra persona.

Lejos de apoyar o negar una u otra teoría, los científicos solo mostraron sus resultados al público lector, y el informe puede verse si uno busca en internet el artículo original en italiano “Chiedi chi era quel Beatle” que apareció en la portada del número de agosto de 2009 en la edición italiana de Wired.

Estos resultados y otras investigaciones sobre la época del accidente aparecen más detalladamente en el libro Codice McCartney, de los periodistas Alessandra Gigante y Fabrio Andreola, publicado por la serie 24/7 de la editorial Rizzoli en idioma italiano.

No haré conjeturas sobre lo que pudo haber pasado en 1966, ya que hay una nebulosa bastante densa sobre los acontecimientos, y ni si quiera se sabe a ciencia cierta si el accidente de automóvil que cobró una fatalidad fue un accidente real o simulado, o quien pudiera estar detrás de esto.

Lo que si se puede decir que el artículo de los investigadores italianos nos deja con varias preguntas: ¿Quién murió en el accidente? El Paul McCartney real, ¿murió en el accidente? ¿Es el músico que desde 1960 hasta la fecha ha cosechado tanto éxito?

Si el músico que hoy ocupa su lugar no es el Paul McCartney real, entonces…. ¿dónde esta el verdadero? ¿Quién es en realidad este hombre?

De más está que les diga que no tengo respuestas para este misterio, y que el único que tiene las respuestas es la persona que se hace llamar Paul McCartney con derecho o sin derecho a ese nombre.

Una sencilla prueba de ADN pudiera despejar todas esas dudas, pero si la revista Wired no la consiguió no la conseguiré yo tampoco.

Aunque Paul McCartney no ha sido jamás un músico del cual pueda citar una influencia o ni siquiera uno de mis músicos preferidos (en mi opinión, el más notable de los Beatles fue George Harrison, y ninguno de ellos fue un intrumentista del calibre de Brian Jones, Eric Clapton, Jack Bruce, Steve Windwood, Keith Richards, Ginger Baker, David Gilmour, Mark Knopfler, o Charlie Watts), hay que ser honesto y decir que después de 1966 Paul McCartney parece mejorar de súbito tanto en su carrera como autor como en sus habilidades como bajista.

De un estilo simple y sin pretensiones pasa a tener un toque más creativo, y sus aportes como letrista adquieren un matiz mas poético, frente al simplismo de sus letras de los primeros años de la década de 1960.

Es decir, que si hubo una sustitución entonces los fanáticos de la banda ganaron con ella. Si no hubo una sustitución, entonces Paul McCartney demuestra que antes de 1966 estaba bastante limitado y algo sucedió en ese año que le dio alas como creador.

Aunque las alas como creador las toma él cuando funda su banda Wings (alas) si bien el resultado de la música de Paul McCartney luego de la disolución de los Beatles, me parece aún menos atractivo que el resultado anterior.

A mi juicio, los músicos alcanzaron su madurez solo después de 1967 y la cima de su creatividad en 1969. Curiosamente, después de 1966 los Beatles dejan de aparecer en publico, y hay un defasaje en la salida de sus albums, siendo el último que graban Let it Be, el penúltimo en salir y el penúltimo que graban -Abbey Road- el último en salir.

Las dos caras de McCartney -el hombre y el músico- constituyen un ser humano prácticamente indescifrable desde la época en que la duda fue sembrada en la mente de los fanáticos. Hay una inconsistencia en la creatividad musical, y en el aspecto literario de sus canciones.

Esto -claro está- puede deberse a otros factores que no sean la drástica sustitución de un ser humano por otro, sino a las mismas experiencias de vida del artista. Sin duda alguna, la persona que ocupa el lugar de McCartney -original o sustituto, por igual- es un artista con méritos reales.

En el plano personal, aparentemente también hubo una evolución no muy positiva. El maltrato a George Harrison se incrementó, y también las contradicciones con John Lennon, desde el punto de vista musical y lírico. La impaciencia con Ringo Starr y su desempeño como baterista llegó a niveles insoportables. La misma actitud anterior a 1966 no hizo más que acrecentarse.

A mi juicio, el músico toca el mas bajo de los fondos cuando en su visita a Santiago de Cuba, procedente de Jamaica escribe en un libro de firmas la frase “Viva la Revolución”, dando de esta manera una bofetada a todas las personas que sufrieron represión y ostracismo por solo tener un disco de los Beatles o profesar su preferencia por la banda británica.

La visita tuvo lugar el 14 de enero del año 2000.

También estuvo en la casa de la trova de Santiago de Cuba, con un mensaje mas ambiguo. No creo que haya reconocido que tomó prestado en 1964 algo de la música tradicional cubana para su canción “And I love her”. En fin, algo a que ya estamos acostumbrados, a que los famosos tengan la libertad de “tomar prestado” sin consecuencia alguna. A ustedes dejo las conclusiones.

Doy mi opinión. Creo que no hubo accidente alguno, ni muerte de Paul McCartney o de uno de sus dobles. Sí, tenía dobles al igual que el resto de sus colegas de los Beatles. A mi juicio, todo se trató de una operación de marketing tan bien montada que debería constituir un texto clásico.

Los Beatles estaban en una encrucijada, nuevas bandas habían surgido con un sonido excelente, con unas propuestas más novedosas, y ellos tenían que impulsar un cambio; fallecido su manager, tendrían que tomar las riendas de su propio presente y futuro y hacerse de un nicho entre los aficionados a la música, que no los seguirían solo por las viejas memorias.

No cuando bandas como Pink Floyd y los Yardbirds, the Who y los Stones, estaban marcando el paso de un modo increíble, no cuando Cream, Traffic, y Fleetwood Mac ponían sus nombres para siempre en el panorama de la música de los 60.

Entonces, nada mejor que echar a rodar el rumor de la muerte de Paul. Nada mejor que sustituirlo por un doble en fotos, ya que la banda no se presentaba más en publico. Nada mejor que hacer creer al publico que había una conspiración y un misterio, todo por elevar las ventas. Y sí, uno puede mejorar mucho en un instrumento musical con mucha práctica en poco tiempo, y también la voz puede cambiar al recibir educación de canto, pronunciación y clases de declamación.

Naturalmente, la ciencia encuentra una diferencia enorme entre el doble que le suplanta para fotos -quizás aún hoy- y el propio músico. No son la misma persona, lo cual no quiere decir que uno de los dos haya muerto. Los cazadores de indicios, los fabricantes de hipótesis y los teóricos de las conspiraciones encuentran “pruebas” por todas partes, en las portadas de los discos, en los videos y las letras de las canciones.

Pero esto también cae por su propio peso. Si uno quiere guardar un secreto no da indicio alguno de la verdad. Estos indicios, sin embargo, conducen a una parte del público a consumir el producto Beatle y el producto McCartney, lo cual naturalmente es muy beneficioso para el artista.

Como he dicho antes, también es interesante observar como una operación de marketing distrae al gran público de los problemas y conflictos que tenía la banda. Mientras más críticos eran, mas “indicios reveladores” se aireaban, solo para incrementar la venta de los discos y tratar de tener un respiro económico para preparar el próximo disco, hasta que la disolución fue irremediable.

Hemos hablado solamente de publicidad y simulación, de marketing y reciclaje de un producto cultural, hemos hablado también de una reinvención de una banda que se estaba quedando detrás ante el surgimiento de mejores músicos y compositores. Eso es todo. Final.

Charlie Bravo
Foto: Tomada del blog de Matt Tauber.

Nota.- Esta serie de 12 trabajos de Charlie Bravo se publicaron originalmente en el blog de Zoé Valdés y se reproducen con autorización de Zoé y de Charlie.

Leer también: DC5, y de Luis Cino, Lou Reed y Hootchie Coochie Man.

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