Final de la entrevista que el periodista cubano Félix Contreras le hiciera en La Habana al compositor mexicano Vicente Garrido.
-Por eso me pone triste que después de lograr grandes cosas en la canción, en un momento verdaderamente excepcional de la canción, tanto desde el punto de vista musical como del texto de la canción como obra de arte, veamos ahora tanta basura que se está haciendo, y vemos que hemos ido para atrás, a lo más elemental como puede ser el tamborazo y el puro grito, y me pregunto para qué hicimos todo lo que hicimos. Pero, lo importante es que esa obra está ahí, nadie la puede borrar, y cuando la gente vuelve a oirla se queda maravillada.
-Y cuento algo: una vez fuimos al Concurso de Canciones de Mérida, Yucatán, como jurados José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Mario Ruiz Armengol y este señor que le habla, y en los ratos libres nos poníamos a cantar nuestras cositas, nomás para divertirnos y, de repente, dice José Antonio Zabala: "Vamos, hagan esta misma maravilla en un teatro" y aceptamos pensando que era una cosa breve, nomás en Ciudad México pero, hombre, tuvimos que hacerlo también en Monterrey, Guadalajara y otros sitios y pedían más y más hasta que, un día, José Antonio Méndez no aguantó más y dice: "Oye, manito, mi negra está sola en La Habana, yo extraño mucho los frijoles negros, la chusmería de La Habana, perdonénme, pero, yo me regreso". Lo dijo con esas cosas de ustedes los cubanos cuando están lejos de la isla.
-Y ya sin José Antonio, Mario Ruiz Armengol dijo "Bueno, no, si no está José Antonio yo también me salgo". Y nos quedamos César y yo, y quedaba mucho trabajo, muchos compromisos, y algo muy importante: los 30 conciertos que dimos en la Universidad de México, la UNAM, provocó que se nos acercaran los jóvenes diciendo "pero, esto qué es que no lo conociamos?". Y hasta un montón de discos tuvimos que hacer para los chamacos universitarios, locos con el bolero, con el filin, con nosotros y la prensa nos anunciaba: Los cuatros grandes románticos, y nosotros nos reíamos de esa retórica, esa grandilocuencia y en el escenario decíamos: "Vean, los cuatros grandes románticos ya somos los cuatro jinetes del apocalipsis".
-Volviendo al filin, ese movimiento tan padre de la música cubana, le diré que esos compositores y músicos y yo hacemos lo mismo; ellos, aquí, en Cuba crean ese estilo que llaman filin y yo y otros compositores en México creamos el bolero moderno, que es lo mismo. Ahora en muchos países los musicólogos están hablando del filin internacional; dicen que ese estilo aparece al mismo tiempo en Cuba con José Antonio (Si me comprendieras), César (Tú, mi delirio), Ñico Rojas (Mi ayer), Niño Rivera (Carnaval de amor), Angel Díaz (Rosa mustia), Rosendo Ruiz (Hasta mañana, vida mía), y Yáñez y Gómez (Oh, vida), entre otros.
-Y en Brasil este movimiento renovador de la canción con influencia de la música norteamericana, particularmente del jazz, lo inician Johnny Alf (Alfredo José da Silva), Mary Goncalves, Newton Mendonza, Joao Donato, Carlos Lira, Roberto Menescal, Antonio Carlos Jobim. En Argentina con los hermanos Homero y Virgilio Expósito (Vete de mí) y Mario Clavel (Somos), Don Fabián (Dos almas), en México, Mario Ruiz Armengol (Triste verdad), Alvaro Carrillo (Sabor a mí), Miguel Pous (En mi soledad) y, bueno, conmigo (No me platiques) que, según algunos críticos soy el más filinero de los compositores mexicanos. Después viene la segunda promoción con Chico Novarro en Argentina (Cuidado), en Cuba con Marta Valdés, la grandiosa Marta Valdés (Tú no sospechas), Frank Domínguez (Tú me acostumbraste), Giraldo Piloto y Alberto Vera (Duele, Perdóname conciencia) y Luis García (Mi manera de ser).
-De mis amigos cubanos uno que siempre tengo presente es el difunto Bola, Bola de Nieve, y Rita Montaner, a la que yo visitaba en La habana en su casa de Marianao, en el Reparto La Sierra. Era muy fiestera y siempre estaba a su lado Bola, cuando ellos iban a México nos reuníamos. Me acuerdo que papá los recibía y armaban la cantada. La primera vez que Rita y Bola -entonces su pianista acompañante- van a México, en 1933, vivíamos en la Avenida Álvaro Obregón, en la Colonia Roma y papá organizó un homenaje a Rita y vinieron el diplomático cubano Ramón Castro Palomino, José Pepe Campillo -el empresario que contrató a Rita- y muchas personalidades más del Distrito Federal. Yo, muy pequeño, me metía debajo del piano que tocaba Bola y me llamaba la atención aquellas piernas gordas y ¡negraaaas¡ ¡Negras¡, con calcetines blancos remangadas, arrolladas, imagínese que recuerdo tan padre. Luego, ya crecí y nos hicimos muy amigos.
-Pues, sí, a la poesía volví alguna vez, pero, qué va, me di cuenta que lo mío era la canción, el tema del amorcito entre dos gentes, a esas cancioncitas de amor y nada más pero, eso sí, con una aspiración: hacerlas bien, no más. La cancion y el bolero, tan bellos, tan de nosotros los latinos. Por eso, pues, hay que defender, afirmar la canción cada día más, como hacen los cubanos con festivales dedicados al bolero y a la música en general.
-Los compositores e intérpretes mexicanos, venezolanos, colombianos, brasileños, argentinos, puertorriqueños, vemos con alegría que Cuba haga un festival dedicado a la canción, al bolero, porque el bolero también ya es de México, Colombia, Venezuela, Brasil, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana… No, no es cierto que el bolero muere, el bolero no va a morir nunca, lo que sucede es que tiene momentos de sube y baja, de ciertas pausas, pero viene un Luis Miguel y se arma de nuevo la locura con el bolero. Luego viene Juan Gabriel, igual, luego otro y otro y, pues, la locura. Vuelven los ritmos locos, la gente se cansa, se enamora, se pone sentimental y, de nuevo, a la canción, al bolero.
Félix Contreras
Escuchar Te me olvidas por el cubano José Antonio Méndez y el mexicano José José. También, tres versiones de Una semana sin ti, otro de los números más conocidos de Vicente Garrido, en las voces de Bola de Nieve, Pablo Milanés y la española Martirio.
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