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lunes, 8 de abril de 2013

Mis primeros meses en Lucerna



En la serie Cuando viajar no está en tus planes, publicada en mi blog el 4, 6 y 8 de febrero de 2013, puse fotocopias de la prensa suiza. Les cuento anécdotas al margen.

La primera, es el anuncio de la proyección y discusión sobre los presos políticos de la primavera negra, el 8 de septiembre de 2004, en Romerohaus, centro cultural de Lucerna.

Asistieron unas 100 y tantas personas, entre ellas un funcionario de la embajada cubana en Berna y una decena de movilizados por la Asociación de Amistad Suiza-Cuba, su intención era sabotear el acto, pero no lo lograron. Sin pedir permiso a los organizadores, en una mesa pusieron propaganda castrista, entre otra, ejemplares en alemán del libro El camaján. Los organizadores no lo permitieron y los retiraron.

El funcionario fue el primero en preguntarme. Se sentó en la primera fila, a la izquierda, vestía una camisa de cuadros blancos y azules. No esperó a que terminara el conversatorio. Se marchó a Berna en su auto.

La segunda, es de una entrevista que en febrero de 2004 me hizo David Coulin, de la revista Wenderkreis. Fue la primera que me hicieron después que la Oficina de Refugiados a mi hija, mi nieta y a mí nos ratificó el asilo político y pude hablar con la prensa. En la foto, de fondo, se ve el Lago de los Cuatro Cantones de fondo. Eso fue poco después de que nos trasladaran de Sonnenhof a Ritahaus.

En Sonnenhof, vieja casona de Caritas en Emmenbrücke, distrito a unos 15 minutos del centro de Lucerna, durante casi dos meses convivimos con más de centenar de solicitantes de asilo de África, Asia, Medio Oriente, ex Yugoslavia y Rusia. Teníamos un cuarto, en el primer piso, destinado a mujeres y familias con niños, los hombres estaban en el segundo piso. La cocina, el baño y los tres salones para ver TV eran colectivos.

Ritahaus, era un edificio de dos plantas que fue residencia de monjas, situado en el lado opuesto de la ciudad. Era más moderno, pero la pasamos peor: solo vivían mujeres y niños. Los niños eran insoportables y las mujeres, sobre todo las africanas, hablaban altísimo, en lingala. El cuarto que nos dieron era más pequeño, el mes y pico que pasamos allí fue con muchas dificultades.

En el comedor fue donde conversé con David Coulin. Para los próximos encuentros con la prensa, la directora de Ritahaus, también perteneciente a Caritas, me ofreció un saloncito al lado de su oficina.

La tercera y última fotocopia, salió publicada el 20 de mayo de 2005, en el Neue Luzerner Zeitung, el periódico de Lucerna.

La entrevista me la hizo Geri Krebs, periodista alemán que desde hace más de veinte años reside en Zürich, es muy amigo de Reinaldo Escobar, el esposo de Yoani Sánchez y en su edificio, en la planta baja, ella vivió durante el año y pico que residió en Suiza, en 2002-2004.

En diciembre de 2003 conocí a YS en la cocina-comedor de Geri, estaba con su hijo, tenía 8 años, pero comparado con mi nieta Yania, muy alta para sus 9 años (ya calzaba el 39), al niño lo encontré rebijío y me pareció que no tendría más de 5 o 6 años.

Volviendo al 20 de mayo de 2005: ese día decidí volver al anonimato, no hablar con más periodistas y desde el apartamento al cual el 1 de marzo de 2004 fuimos a vivir, hacer lo que pudiera, cuando pudiera y como pudiera con una vieja computadora que me habían regalado.

Ya estaba harta de tener que soportar a los de la embajada y su tropa de choque castrista, pendientes de cualquier acto o lugar donde yo estuviera presente.

Tania Quintero
Foto: Centro para solicitantes de asilo en Sonnenhof, Emmenbrücke, en las afueras de Lucerna. Mi hija, mi nieta y yo estuvimos allí desde el 3 de diciembre de 2003 hasta el 29 de enero de 2004, cuando nos trasladaron para Ritahaus, porque el 3 de febrero mi nieta Yania iba a empezar en la escuela. En realidad, un aula especial dentro de la escuela Dula. Junto a una docena de niños de diferentes países, recibiría sus primeras clases de alemán. En mayo de 2004 consideraron que sabía suficiente alemán y la remitieron a St. Karli, escuela primaria cercana a la casa. Tomada del Neue Luzerner Zeitung.



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