Las compotas rusas vendidas en Cuba, en los años en que Fidel Castro se daba la lengua con los 'bolos' eran sabrosas. Había de cuatro sabores: manzana, manzana con jalea de leche, albaricoque y ciruela. Venían en unos pomos de cristal, unos verdes, otros blancos. Lo jodío era la tapa, que la atrincaban con una goma, que había que pasar un mínimo-técnico para abrir el pomo. Después que lograbas abrirlo y te tomabas la compota, se fregaba bien el pomo y se utilizaba como 'vaso' para tomar agua, café, té, o esos cocimientos con hojas de limón, naranja o toronja y que durante los años duros del 'período especial', sirvieron de desayuno a muchas personas (algunas sufrieron vahídos y desmayos, porque bajaba demasiado la presión arterial).
Es que los 'bolos' tenían esa especialidad: hacer difícil lo que era fácil. Me he recordado de las compotas rusas al leer o escuchar algunas de las respuestas dadas por Yoani Sánchez en las innumerables entrevistas que a su paso por cada país va concediendo.
Como en España participó en un congreso sobre internet y redes sociales, las entrevistas versaron sobre esos temas: "Internet va a contribuir a la democracia en Cuba, pero no como en la primavera árabe";
"Twitter me salvó la vida, en muchos sentidos" y "Cuba le debería hacer una monumento a la memoria flash". En esta última se dicen cosas difíciles de asimilar, que bien ella o el periodista le dan una aureola de heroicidad y misterio que no tienen.
Al inicio, al referirse a su blog, el periodista escribe que es "un blog atípico en todos los aspectos. Entre sus rarezas destacan el estar traducido a diecisiete idiomas o sus catorce millones de lectores al mes, datos que palidecen ante una cuestión nuclear del asunto: se trata de una bitácora extremadamente crítica con el régimen cubano que se edita a pocos kilómetros del Palacio Presidencial". De donde YS vive, en Nuevo Vedado, al Palacio de la Revolución, sede de los Consejos de Estado y Ministro y del Comité Central del Partido Comunista, no hay más de dos kilómetros. Bueno, ¿y qué?
Mi nieta, la hija de mi hijo, Iván García Quintero, vive en el Reparto Sevillano, al doblar de Villa Marista, cuartel general del Departamento de Seguridad del Estado. Desde que ella nació, el 3 de febrero de 2003, a diario va a pie desde su apartamento, cercano a la llamada Plaza Roja de La Víbora, hasta la casa donde vive la niña con su madre, abuela y tías maternas. Y muchas veces redacta los trabajos desde allí. En la foto adjunta, de julio de 2009, se le puede ver, con la laptop en el cuarto de su hija.
Es primera vez que lo digo, porque para Iván, la proximidad de un lugar tan siniestro, donde en marzo de 1991 estuvo 13 días detenido en una celda tapiada, claro que lo aborrece y le trae malos recuerdos, pero no considera que sea algo extraordinario que deba ser mencionado y menos que se vea como una 'heroicidad'. Pregúntenle a un habanero donde prefiere vivir: si cerca de la Plaza de la Revolución o de Villa Marista. Responderán que cerca de la Plaza, porque si hay dos palabras que en Cuba acojonan es Villa Marista.
En otro párrafo se lee: "Se reconoce una 'activista que siempre ha funcionado como un 'electrón libre'. También como una 'bloguera y tuitera ciega', dado que no dispone de conexión a internet en su casa ni en el móvil y, aunque la tuviera, el Gobierno tiene capado el acceso a las principales redes sociales. 'Es imposible que me dejen contratar internet. Mi línea de teléfono además está pinchada... el día que de ella salga un solo dato me requisan el ordenador, la casa y hasta el perro', comenta entre risas.Tampoco puede actualizar su blog, ya que los puntos de acceso a la red son públicos y cualquier tecleo es susceptible de terminar como dossier en la mesa de Raúl Castro. Así, los artículos las dicta por teléfono a alguien de su red de 'colaboradores' -en realidad entusiastas- que viven fuera de la isla. Otra opción pasa por redactar el artículo y enviar un pantallazo de Word por correo electrónico, para que alguien lo mecanografíe de nuevo, normalmente su hermana" (se trata de la que vive en Miami, trabaja en una farmacia y es una de las personas que ha financiado su gira, según dijo en Brasil).
Cría fama y acuestáte a dormir, dice el refrán. Y los periodistas no se toman el trabajo de informarse a fondo, investigar, contrastar... Se van por lo más fácil: entrevistar a la 'blogueira pop star', como le pusieron en Brasil, a la 'estrella' de la reunión de la SIP, como le dicen en México. Y se van con la de trapo. A pie juntillas se creen todo lo que ella cuenta, una persona que abrió un blog en abril de 2007 y partir de ahí, por obra y gracia no se sabe de quién o quiénes, empezó a subir como la espuma.
Cuando en 1995 nació el periodismo independiente, no teníamos computadoras ni celulares, no había Twitter ni Facebook. Algunos ni siquiera tenían máquina de escribir, escribían a mano, los textos se dictaban por teléfono, a personas en Miami, que se encargaban de transcribirlos y subirlos a la red. Miles de noticias, informaciones, denuncias, crónicas, entrevistas y reportajes desde entonces se localizan en internet, escritos por ex periodistas oficiales (Raúl Rivero, Ana Luisa López Baeza, José Rivero, Iria González Rodiles y yo misma) y por personas que se iniciaban en el oficio, y a fuerza de práctica, de escribir a diario, se hicieron periodistas, como mi hijo Iván, quien nunca había escrito ni una carta a nuestros parientes en Sancti Spiritus.
Hasta marzo de 2003, cuando el régimen desató la más brutal redada contra opositores pacíficos y mujeres y hombres que por toda arma usaban bolígrafo y papel, el periodismo independiente se hizo a sí mismo, traspasó fronteras y nuestros textos se publicaron en medios de todo el mundo. Los más experimentados y los neófitos trabájabamos codo con codo, sin apenas dinero ni recursos, mucho más vigilados, acosados, hostigados, interrogados y detenidos que los actuales blogueros alternativos, empezando por la archiconocida YS, quien del lobo de la represión, si acaso, conoce un pelo. Ya hubiéramos querido los periodistas independientes que en febrero de 1997 nos lincharon verbalmente, con mítines de repudio con 200 y más movilizados por el régimen frente a nuestros domicilios, que nos hubieran gritado como a ella le gritaron a Brasil. Ella todavía no sabe -y por el camino que va, como portavoz de la disidencia light diseñada por el raulismo, parece no va a conocer- lo que es 'cajita de dulce guayaba'.
Con los actuales recursos tecnológicos, todo es más fácil, menos arriesgado, aunque YS quiera hacer ver lo contrario. Pongo un solo ejemplo: el de mi hijo Iván y el mío. Iván lleva 18 años escribiendo como periodista independiente, ha escrito y escribe más que ella, de más temas y más géneros periodísticos. Escribe claro y directo, sin metáforas ni ironías. Al pan le dice pan y al vino, vino. No se anda con medias tintas a la hora denunciar a los Castro y su régimen. Tiene una laptop vieja, acaba de arreglarla, el técnico le dijo que puede durarle un par de meses más. El año pasado, a través de una amiga de Miami, le mandé un celular que me costó 100 dólares, sencillo, las fotos son de baja calidad: es que el móvil chino que un periodista extranjero le regaló ya no daba más. De mi bolsillo le mando dinero para que saque tarjetas de internet y pueda ir a un hotel a mandar los trabajos. Cada tarjeta, de dos horas, le cuesta 15 cuc. También de mi bolsillo le he mandado USBs o memory flash, que por suerte en Suiza han bajado de precio.
Y yo, ni se diga, la computadora es una Cisnet que en 2004 me mandó esa misma amiga de Miami, 105 dólares le costó el envío. Ya se ha roto unas cuantas veces, el técnico suizo que me la repara siempre me dice que ya tengo que ir pensando en comprarme una más moderna. Es muy buena persona y gracias a él ahora tengo un monitor plano, porque el que tenía, era tan grande y ancho, que tenía que colocarlo de lado y me provocaba dolores en la cervical, y también un teclado más moderno, que ya no se me traban las letras. Piezas en buen estado, que las personas y oficinas a los cuales les trabaja, se van a deshacer, porque han comprado otras más modernas. Y yo, contenta, porque las cosas de última generación no me quitan el sueño, lo que me interesa es que funcionen. No tengo celular ni cámara digital. No estoy en Twitter, Facebook o Linkedin. Nada de eso lo necesito para estar bien informada ni para comunicarme con amigos y familiares.
Así que si unimos las dificultades técnicas de Iván en La Habana, más las mías en Lucerna, el resultado sería cero periodismo. Ninguno de los dos escribiríamos, ni tendríamos los tres blogs que tenemos (Desde La Habana, El blog de Iván García y sus amigos y El blog de Tania Quintero). Y, pese a todo, cada semana Iván envía un promedio de 3 a 4 trabajos. Los escribe en su laptop (ver foto al final), los copia en el USB, cuando va al hotel lo pone y me los manda. Sin ninguna dificultad los recibo en mi correo electrónico. Los que son para Diario de Cuba, los reenvío como Documento Google. Los otros, para Diario de las Américas, Martí Noticias, Infobae o sus blogs, en formato email. Así de fácil es. Y si no fuera fácil, no lo haría. No sé de computación e informática.
Si desde Cuba se quiere mantener actualizado un blog, lo único que se necesita es una persona, preferiblemente periodista, dispuesta a hacer lo que yo hago, de gratilandia, cualquier día de la semana. Y contar con administradores de confianza y bien preparados, como Carlos Moreira y Marco A. Pérez López, los de nuestros blogs. Uno vive en Portugal y otro en México y ninguno de los dos cobra un centavo por subirnos los posts a los tres blogs. Pero, claro, si dices la verdad, como yo la estoy diciendo, se caen los argumentos, no se pueden justificar una serie de cosas. Sobre todo monetarias.
Tania Quintero
Foto: Iván en la laptop, en el cuarto de su hija.
Todo muy claro, como siempre.
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