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viernes, 4 de enero de 2013

Cuba: enfrentando la autocracia verde olivo (II)

"Nuestro aporte quedará para la historia. Tuvimos la determinación de enfrentarnos con valentía al régimen en momentos en que eso costaba muy caro''. Dra. Martha Frayde, fundadora del movimiento de los derechos humanos en Cuba.


Después de los reiterados y fallidos intentos por derrocar militarmente a Fidel Castro y su revolución, a partir de los años 60, con el surgimiento del Presidio P olítico, también denominado Histórico, comienzan a perfilarse y toman fuerza, grupos disidentes que deciden enfrentarse al estalinismo criollo por vías pacíficas. Las armas no vuelven a aparecer. Son sustituidas por las palabras. Poco a poco, la disidencia va traspasando fronteras y empieza a ser conocida -y reconocida- internacionalmente.

En el prólogo que Adolfo Rivero Caro hizo para el libro La fisura: los derechos humanos en Cuba, de Reinald o Bragado, aporta informaciones demostrativas de que el Movimiento Opositor Cubano se fue renovando y consolidando.

"El contraste entre la promesa y la práctica de la revolución cubana no tardó en generar descontento dentro de las mismas filas de sus partidarios. Una manifestación de ese descontento fue el llamado 'proceso de la microfracción' de 1968 contra un grupo de militantes comunistas quienes en su mayoría, fueron a dar a la cárcel. Entre ellos se encontraban Ricardo Bofill Pagés y otros que posteriormente figurarían como los primeros activistas de los derechos humanos en la isla.

"Al calor de los Acuerdos de Helsinki de 1975 y de la aparición de los primeros organismos de derechos humanos en la URSS y otros países socialistas, Bofill fundó en 1976, junto con la Dra. Martha Frayde y unos pocos colegas, el Comité Cubano Pro Derechos Humanos (CCPDH) con el objetivo primario de denunciar las violaciones de los derechos humanos en Cuba. En contraste con la primera oposición, el nuevo movimiento proponía las tácticas de la desobediencia civil y la resistencia pacífica como formas de lucha por la transformación del sistema".

El 10 de julio de 1976, la doctora Frayde, entonces con 56 años, fue detenida y condenada a 29 años de cárcel, acusada de reunirse con 'contrarrevolucionarios', tener vínculos con agentes de la CIA e intentar salir ilegalmente del país. Cumplió 3 años y cuatro meses en la prisión de mujeres Nuevo Amanecer, más conocida por Manto Negro. Cuando fue puesta en libertad, en diciembre de 1979 se marchó al exilio en España. En una entrevista que le concediera a Wilfredo Cancio Isla, el 12 de noviembre de 2008 y publicada en El Nuevo Herald, Martha Frayde contó vivencias de primera mano.

"Agradezco a la vida haber estado en la cárcel, pasé nueve meses en una celda preventiva de cinco por seis metros, hacinada junto a una treintena de presas comunes. Como médico, no había tratado al pueblo cubano en los estratos más bajos, y puedo decir que soy un ser humano más comprensivo después de pasar por esa experiencia, más propia de un manicomio que de un centro penitenciario''.

Martha Frayde no era una cubana cualquiera. Además de ser una reconocida ginecóloga y tener un amplio curriculum profesional, también lo tenía en la vida política y social, como se puede leer en In a Cuban Prison, carta divulgada en 1978 por The New York Review of Books, firmada por intelectuales de la talla de Jean-Paul Sartre, Michel Foucault, Simone de Beauvoir, Claude Roy, Phillippe Sollers, José Angel Valente, José María Castellet, Juan Goytisolo, Fernando Claudín, José Luis Aranguren, Joaquín Ruiz Jiménez, Rossana Rossanda, Octavio Paz, Norman Mailer, Barbara Probst Solomon, William Styron, Rose Styron.

A continuación, fragmentos de la entrevista publicada en El Nuevo Herald. "Militante del Partido Ortodoxo y protagonista de primera fila en la revolución de Fidel Castro, impulsora del proyecto del Hospital Nacional y la Escuela de Enfermería de La Habana, representante de Cuba en la UNESCO hasta 1965, Frayde discrepó del rumbo totalitario del régimen y renunció a su puesto en París. Desoyendo las recomendaciones de sus amigos cercanos, volvió a La Habana, se reincorporó al ejercicio de la medicina y comenzó a ventilar sus discrepancias públicamente. Decidió que quería marcharse del país, pero Fidel Castro se negó a otorgarle el permiso de salida.

"Entonces comencé a reunirme con personas que estaban inconformes con la situación. N os veíamos en el Parque de I y 19, Vedado, para que pareciera un encuentro de amigos en un lugar público. Siempre con la idea de desafiar al régimen pacíficamente, porque la violencia caracterizó la vida republicana, el propio Movimiento 26 de Julio se inició con violencia y llegó al poder con violencia, y eso no ha sido positivo para la nación ".

Así se gestó el movimiento de derechos humanos, el 28 de enero de 1976. Además de Ricardo Bofill y Martha Frayde, lo integrarían el ex diplomático y asaltante del Cuartel Moncada Gustavo Arcos Bergnes y el profesor universitario Elizardo Sánchez Santacruz. "Nuestro aporte quedará para la historia. Tuvimos la determinación de enfrentarnos con valentía al régimen en momentos en que eso costaba muy caro'', declaró Frayde, en ese momento con 88 años y recién recuperada de una cirugía ortopédica, continuaba siendo una mujer lúcida, serena, risueña y generosa.

Cancio Isla conversó con ella en su apartamento en Madrid, repleto de libros y motivos cubanos. "En las paredes de la sala cuelgan cuadros de Amelia Peláez y de Wifredo Lam, su gran amigo. El pasado año (2007) entregó 49 cuadros de su valiosa colección a la Universidad de Miami y aguarda por un trámite para completar el donativo de los que aún tiene en su poder", contó el periodista.

Tania Quintero
Foto: Martha Frayde en 2006, en un hospital de Madrid. En el verano de 2006 cuando se disponía a montar un taxi, el vehículo arrancó y la arrastró varios metros. Sobrevivió de milagro, pero sufrió una fractura de cadera que la obligó a permanecer varios meses hospitalizada. Tomada de Baracutey Cubano.

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