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miércoles, 16 de mayo de 2012

El músico Carlos Embale y el comandante Manuel Piñeiro, igualados en la muerte


Por Tania Quintero

El viernes 13 de marzo de 1998 recibieron sepultura en el Cementerio de Colón, dos cubanos que mientras vivieron, nada tuvieron que ver el uno con el otro.

Carlos Embale, una de las mejores voces de la música popular cubana, falleció a los 75 años, luego de que su salud se debilitara por una demencia senil acrecentada por la mala alimentación y el alcoholismo. El comandante Manuel Piñeiro, alias Barbarroja, murió en un accidente de tránsito a los 65 años.

Manuel Piñeiro, estaba ya alejado de la política. En el exterior, donde tuvo amigos y enemigos, muchos hubieran deseado que hubiera dedicado tiempo a escribir sus memorias. La tarea tal vez pudiera ser emprendida póstumamente por su esposa, la periodista chilena, Marta Harnecker.

Con Barbarroja se perdió una etapa estrechamente vinculada a lo que en Cuba llaman "internacionalismo proletario" y afuera denominan "exportación de la revolución". Su labor en los servicios de inteligencia fue muy destacada en los años 70. Posteriormente, y hasta su retiro, en el "plan pijama", Piñeiro se destacó al frente del Departamento América, una dependencia del Partido Comunista con fama de estar vinculada al espionaje.

De Carlos Embale es triste hablar. Al final de su existencia, olvidaron reconocerlo como una gloria de la música cubana. Y en los últimos años, era uno anciano más, de los muchos que deambulan por la ciudad en busca de un plato de comida o unas monedas para comprar cigarros o una botella de ron de pésima calidad.

Lástima que cuando su corazón latía no se le atendió como merecía. Ya muerto, ciertos homenajes, destilan un tufillo rancio a oportunismo barato. No fue el caso nuestro. En 1996, el colega José Rivero, hoy residente en Miami, denunció las condiciones en que Carlos Embale se encontraba: sucio, borracho, abandonado.

Publicado en Cubafreepress el 19 de marzo de 1998.

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