Por Iván García
Ante el alarmante deterioro del béisbol en la mayor de las Antillas, los jerarcas cubanos que rigen el destino del deporte de la bola y los strikes, han pedido a gritos ayuda de asesores nipones.
La noticia ha levantado ronchas entre los fanáticos del patio. Nadie duda de la calidad del béisbol japonés. Son campeones de las dos versiones del Clásico Mundial, un evento de calidad superior donde participan los mejores jugadores del planeta. Y en las Grandes Ligas, en Estados Unidos, varios peloteros de ojos rasgados se desempeñan con acierto.
El debate local se centra en la manera de interpretar el béisbol en el país del sol naciente. Su filosofía de juego, estrategia y entrenamiento es totalmente distinta a las asumidas por las naciones del continente americano.
Según fuentes dentro de la federación cubana, a los directivos les interesa que los consejeros nipones compartan métodos de preparación en el área de pitcheo. Aunque también está abierta la posibilidad en técnicas de bateo y defensa al campo.
Después que Fidel Castro aboliera el béisbol profesional en Cuba, en 1962, muchos jugadores de clubes rentados se marcharon a Estados Unidos. Los que quedaron en el verde caimán como Gilberto Torres, Fermín Guerra o Conrado Marrero empezaron a asesorar técnicamente a los nuevos jugadores amateurs.
Ese asesoramiento dio frutos. A la vuelta de unos pocos años, la pelota aficionada elevó su calidad y hacia finales de la década de los 70 y en los años 80 su nivel era comparable con la clase triple A de Norteamérica.
Pero las viejas estrellas del béisbol han fallecido o esperan la muerte en casa, como Conrado Marrero quien el 11 de agosto cumplirá 100 años. Un número importante de valiosos técnicos formados en instituciones deportivas después de 1959, o se han marchado de Cuba o prestan colaboración técnica en el extranjero.
Algunos expertos ven en esa ayuda japonesa una afrenta. Es como si la liga española de fútbol, ante la diferencia brutal de calidad que existe entre el Barcelona y el resto de los equipos, pidiera auxilio a Holanda para aumentar la competitividad en su liga
Todos los amantes del béisbol reconocen que los métodos de formación y entrenamiento de peloteros están desfasados. Los conceptos de los managers son de mediados del siglo XX.
Debido a la falta de información, bibliografía, sin acceso a internet y no poder seguir por la tele los juegos de las Grandes Ligas, la mejor del mundo, ha provocado un desconocimiento letal entre los preparadores de pitcheo y otros entrenadores, quienes en ocasiones desconocen las últimas técnicas y estadísticas del béisbol en Estados Unidos y otras latitudes.
Ante la crisis que golpea al deporte nacional, con más de 350 beisbolistas que han desertado en los últimos 15 años, los directivos de la disciplina se han acercado al béisbol japonés, que en mi opinión, por historia y métodos de juego tiene poco que aportar.
No veo a un lanzador cubano adaptándose a los draconianos entrenamientos diseñados para los pitchers en Japón. En esa nación, un lanzador tira diariamente 120 lanzamientos, sin una correlación entre descanso y trabajo.
Los pitchers nipones suelen tener una vida deportiva limitada. Ocho o diez años a lo sumo. Los triunfadores en el béisbol estadounidense, a la vuelta de un lustro caen en la mediocridad. El trabajo riguroso forma parte de su filosofía. Y les ha dado resultados. Pero en este lado del planeta, las concepciones de juego son otras.
Cuba necesita adecuarse a las nuevas técnicas del béisbol. Pero debemos mirar a Estados Unidos. Cierto que el embargo impide asesorar abiertamente a la pelota criolla, pero si los Castro cambiaran su política absurda y levantara las cláusulas que prohiben a jugadores cubanos competir en la gran carpa, la historia podría ser diferente.
Esa falta de visión ha transformado la temporada nacional de béisbol en un espectáculo de baja calidad. Antes de 1959, Cuba era el país que más peloteros exportaba hacia las Grandes Ligas. Ese lugar ahora lo ocupa República Dominicana, con casi 400 atletas.
En la isla siempre ha existido una cultura azucarera y una pasión desbordada por la pelota. Fidel Castro sepultó a la industria de la dulce gramínea. El béisbol va por el mismo camino.
Foto: NYT. Japón ganó a Cuba en el primer Clásico Mundial de Béisbol, celebrado en ciudades de Japón, Estados Unidos y Puerto Rico en marzo de 2006.
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