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viernes, 12 de noviembre de 2010

Esperando por el diálogo


Por Iván García

Nada se va resolver con el discurso duro. No habrá una solución porque se toque a degüello contra la disidencia. Tampoco habrá una salida a la crisis profunda que vive Cuba, con las habituales mesas redondas en la tele, donde cuatro tipos rígidos exponen sus criterios uniformes.
Cuba necesita de un diálogo. Más que nunca. No con la Unión Europea o Estados Unidos. No. Urge un debate nacional, serio, con su propio pueblo. Valiente. De una vez y por todas, platicar con los que disienten. Gobernantes y opositores. Periodistas oficiales e independientes. Blogueros de cualquier tendencia. Sin exclusiones.
Este año, Cuba celebró el 49 aniversario de la victoria de Playa Girón, con Fidel Castro al frente, cuando en sólo 72 horas derrotaron a tropas de cubanos emigrados, respaldados por el gobierno de Eisenhower. Y a la memoria me viene que en marzo de 2001 en La Habana se celebró un debate a raíz de las cuatro décadas de la invasión por la Bahía de Cochinos, con la participación de protagonistas de los dos países.
Frente a frente, mirándose a los ojos, estuvieron ex agentes de la CIA, antiguos funcionarios de administraciones estadounidenses y combatientes exiliados cubanos derrotados por las fuerzas armadas revolucionarias. Se charló civilizadamente, sin odios, con oficiales del ejército de la isla, analistas políticos y con el propio Fidel Castro.
El debate fue enriquecedor. Nueve años después, se necesita otros tipos de diálogos. Profundos y necesarios. Con monólogos e insultos, la economía no funcionará viento en popa. Sin descalificaciones de mercenarios, traidores y pagados al oro yanqui a quienes discrepan de la política oficial.
Los males que aquejan al país sí tienen culpables. No son huérfanos. Una parte de culpa corresponde al embargo de casi 50 años de Estados Unidos. Pero la mayor responsabilidad por la letal ineficiencia del sistema la tienen Fidel y Raúl Castro.
La solución a los problemas de la nación es de todos. Los nacidos en Cuba deseamos y queremos que nuestro país salga de la inmovilidad. Se producirán acaloradas controversias. Se exaltarán las pasiones. Y cada cual se atrincherará en sus respectivas ideologías.
Pero de esas diferencias, saldrán las medidas más efectivas para cambiar el status quo.
Desde mi punto de vista, los problemas de la isla se pueden remediar por la vía del diálogo. En una mesa. Todos. Los que viven en una orilla o la otra. Sentados. De esa forma civilizada, podrían salir medidas acertadas para el futuro de Cuba.
Aunque algunos quieran obviarlo, hay muchas cosas que nos unen. Podemos cambiar lo que está mal. De una sola manera. Dialogando. Entre todos.
Espero que no haya que esperar 40 años para realizar un debate profundo como el del 2001, entre los protagonistas de Bahía de Cochinos. Ya estamos contrarreloj.
Foto: Life. 22 de marzo de 2001. Palacio de las Convenciones de La Habana. William Kennedy Smith y Jean Kennedy Smith, familiares del Presidente John Kennedy, fueron algunos de los invitados al encuentro "Girón, 40 años después".

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