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jueves, 22 de octubre de 2009

"En Cuba suena mi música"



Ni ella puede soportar la abstinencia de despotricar sobre la cuestión cubana, ni los periodistas pueden resistirse a su discurso de "Quiero mi Cuba libre". Gloria Estefan es esa clase de entrevistadas que podría hablar durantes horas ante un grabador y jamás mencionar el tópico música. Vía telefónica, desde Miami, parece más una asesora política, una diplomática, una líder dirigente que una mujer que supera las tres décadas de carrera y que, sin embargo, recién se atreve a un recital en la Argentina.
El acento de la isla no lo ha perdido. Aunque haya vivido tan solo dos años en su país y el resto sea una vida moldeada en los Estados Unidos, Estefan -madre del pop latino según, claro está, la opinión de sus fans- conserva el tono y, jura, mucho de la forma de vida de sus raíces. Repite, graciosa ese eslogan de que Fidel Castro es algo así como una especie de "corista" del que no puede despegarse en cada gira y se queja con simpatía: "Quisiera saber si a Fidel le preguntan por mí tantas veces como a mí me preguntan por él".

Durante la entrevista, habrá que despacharse con un cuestionario cortito y al pie, porque la advertencia llega con tono amenazante: "Diez minutos", anticipa un tajante secretario. Diez minutos que afortunadamente crecerán para que ella sueñe con gobernar la isla, se despache con broncas y, de paso, publicite su concierto en Argentina.
Poco tiene de Madonna, aunque muchos se empeñen en llamarla "Madonna latina". Su parte provocadora no está en el escenario. Jamás cantaría sobre una cruz, con una corona de espinas y contoneándose sensualmente, pero su incitación se da esencialmente desde la palabra. Millonaria, de imagen familiera, unida a su marido desde hace más de 30 años, no hay aspectos de su vida que quiera resaltar fuera de su discurso explosivo: a los 51 años, reconoce que a Emilio Estefan, su hombre, le debe "el cien por ciento de la carrera". Él es productor de sus discos y de artistas como Shakira o Ricky Martin-, y comparten una fortuna que, entre emprendimientos hoteleros y gastronómicos supera (según la revista Forbes) los 200 millones de dólares. Dice que si tuviera en su poder la fórmula del matrimonio feliz "la hubiese vendido", pero que su éxito de pareja radica en que "no hay diferencias en lo primordial, la familia. Tenemos similar forma de pensar hasta en el negocio".
Sos una de las artistas que más discos vendió en Sudamérica y sin embargo es tu primera vez de gira por aquí. ¿Por qué descuidaste semejante público?
- No, creéme que no lo he descuidado. Daba la casualidad de que cuando hacía giras extensas siempre había un problema y los promotores allá tenían miedo de llevar un show grande. De alguna forma no se materializaba. Gracias a Dios, ahora sí. En la Argentina me conocieron después del disco Mi tierra. En vivo, van a quedar sorprendidos por mi banda.
Promocionan este tour como la gira de espedida. ¿Es realmente así?
- De giras sí. La evolución de la vida es natural y uno tiene que dejar espacio para otras personas. La música se va renovando con la juventud y yo quiero estar aquí con mi hija, vivir una vida placentera. Además, mi madre está por cumplir 80 años y ahora cuando me voy se pone mal. Pero no es un retiro de la música, claro.
¿Te cansa que los periodistas te hagan analizar siempre la cuestión cubana? ¿O en cierta forma es lo que vos promovés todo el tiempo?
- Te digo la verdad, no es que lo haya promovido. Mi música se ha mantenido fuera de lo que es la política en sí. Tienes canciones como Oye mi canto, Cuba libre, donde hablo sobre las ansias y las esperanzas que tengo para mi país, que es la libertad. Pero mi música no es política, al contrario, ha sido un escape de la dificultad que creó la política en mi vida. Mi padre estuvo en Cochinos como prisionero político, en Vietnam. Mi figura es política porque Cuba tiene la mayor cantidad de años de un dictador en la historia humana. Por eso la prensa siempre pregunta y yo he sido muy honesta en estar en contra del régimen. A Cuba la veo más o menos igual. Han soltado parte, dejándolos tener algunos celulares, ordenadores. Pero siguen tomando represalia contra los periodistas, siguen los prisioneros políticos. Yo vivo una vida feliz y libre como gran parte del mundo y me da tristeza tenerlos tan cerca y saber que están sufriendo, estancados en el pasado".
¿Jugó a favor o en contra de tu imagen que tomes tanto partido?
- Depende con quién hables, pero no voy a esconder algo simplemente por conveniencia. A las personas les puede gustar o dejar de gustar. Yo he conocido a tres personas distintas, tres disc jockey, a los que les dieron un golpe por poner mi música en la radio. Eso me da tristeza. No quiero que nadie sufra a raíz de eso. Sin embargo, vas a Cuba y mi música se escucha por todos lados, en los hoteles. Me lo han dicho.
¿Ese es como tu gran triunfo, tu revancha?
- Bueno, el triunfo mío es que mi gente sepa que soy cubana. Mi cultura se ha mantenido muy viva en mi vida y quiero que ellos sepan que aunque tenemos vidas distintas, ideologías distintas, seguimos siendo cubanos dentro y fuera de la isla. Ha sido importante promover mis raíces aunque me haya ido a los dos años. Es más, mi padre y mi madre creían que regresábamos y mantuvieron muy vivas nuestras raíces pensando que íbamos a volver. Lo que rezo por ellos, que puedan disfrutar las libertades que yo disfruto.
¿Te duele que muchos digan que no sos la indicada para hablar teniendo en cuenta que viviste 90% de tu vida en Miami?
- La gente puede decir lo que quiera, pero yo tengo familia. Estuvimos 14 años tratando de sacarlos de ahí. La desesperación de que podían mandar a niñas para el campo donde ya había niñas violadas o en estado porque no había supervisión alguna y los padres no tenían ningún derecho sobre sus hijos. Un primo de Emilio (Estefan) pasó 20 años preso porque su madre decidió irse del país. ¿Simplemente porque yo esté fuera no puedo hablar? Yo he vivido la libertad, así que si me preguntan por supuesto voy a dar mis ideas.
¿Conocés políticamente la situación argentina? ¿Te interesás también por la política de otros países?
- Es lindo que una mujer esté en una posición de presidente. Es el momento en el mundo de hacerlo. Yo creo que en general el mundo va de un lado del péndulo al otro. En Latinoamérica estamos viendo el péndulo irse más para la izquierda. Pero derecha o izquierda, al menos tienen la libertad de expresión, de poder escoger sus políticos y tener una parte en el futuro de su país. Desafortunadamente eso en Cuba falta todavía. .
Llegan noticias internacionales acerca de que ya ostentás sucesora, tu hija Emily, de 13 años, dicen que es un pichón de Gloria...
- No sé si lo va a ser, es tímida como yo lo era. Pero a mí se me quitó. Pero que es música tremenda, lo es. Tiene más talento que todos nosotros. Le nace y lo disfruta. Es lo que más goza en su vida. La apoyaremos en lo que sea.
El relojito de Gloria se queda sin arena, entonces, la mujer que arrancó de adolescente en la banda Miami Sound Machine y que en la Argentina empezó a sonar con fuerza recién quince años atrás, sabe despedirse con esa vieja utopía con la que insiste románticamente: cantar en el pago que no pisa desde hace 49 años. "Le he cantado a cuanto pueblo existe menos al mío. Sueño con celebrar con ellos un nuevo camino. Que respiren un aire libre, que puedan pensar, que no sean víctimas de lo que alguien más quiere. Yo sé que Celia Cruz siempre soñó con hacerlo y no llegó. Lo único real en la vida es el cambio. El cambio viene de todas formas. Si voy a poder llegar a presentarme todavía con energía para ese entonces, sabe Dios. Pero rezo por eso".
(Publicado en Clarín, Argentina, el 26 de marzo de 2009).

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