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lunes, 8 de diciembre de 2008

La distancia de los peces


Por Ricardo González Alfonso *

Existen verdades irreversibles. Un ejemplo, los peces no trepan en los árboles. Otro, quizás menos obvio: la estrategia y la táctica se adaptan a los campos de la lucha. ¿Me explico?

Ante el disparo de un obús, el silencio puede ser inútil o viceversa. Un día, en un ómnibus, una mujer dijo: "No", con tal firmeza, que comenzó a demoler un decreto que humillaba a millones de personas.

En aquel vehículo los misiles hubieran sido ineficaces.

Aconteció en Montgomery, Alabama, en 1955. Rosa Parks, una negra de 42 años, dirigió aquella negativa prodigiosa al conductor que le ordenó ceder su asiento a un blanco. Era una ordenanza municipal. Parks fue arrestada. 25 mil negros se solidarizaron con ella. Surgió la Asociación Nacional para la Gente de Color que durante doce meses sostuvo un boicot contra los autobuses de la ciudad.

La Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional la segregación en los transportes públicos. El Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos había comenzado. A mediano plazo triunfó. Rosa Parks había acertado en el espacio, en el tiempo y en el método táctico.

Los enemigos del totalitarismo cubano llevan cuatro décadas en búsqueda de esos tres factores que conducen al triunfo. En un principio fue la violencia, vía heredada de la rebelión que venció en 1959. Los intentos fallaron. Fue como si un aprendiz de carpintero pretendiera clavar dos maderos de un solo martillazo. A saber, ocurre lo siguiente: que el clavo penetre, que se doble o que una de las tablas se raje.


El primer desenlace es el menos probable. Las personas adultas, lúcidas y sobrias no creen en los Reyes Magos, con su carga de juguetes. De igual modo, los cubanos que permanecen en el país ya no tienen fe en el lenguaje de la pólvora. Después de muchos fusilamientos y años de prisión, la disidencia descubrió la "no-violencia". Algunos, erróneamente, estiman que se trata de la resistencia pasiva, de la inacción, o sea, de esperar un cambio sin forzarlo, no de una lucha pacífica.

La desobediencia civil puede compararse con la intención de unir dos maderos con un tornillo. Demora más que con el clavo pero no se joroba, y ninguno de los tablones se resquebraja. Claro, siempre que se emplee un destornillador o una herramienta idónea.

La disidencia radicada en la isla halló su espacio y su tiempo tácticos. Los tribunales, el día en que se juzga a un opositor, a un observador de los Derechos Humanos o a un periodista independiente, están en ascuas. Esta reacción obliga al gobierno a pagar un precio político cada vez que va a condenar a un adversario y ahora lo piensa 2 mil veces antes de presentarlo al juez.

Pero los obreros de la futura sociedad civil de la Mayor de Las Antillas, al parecer, no han encontrado aún el instrumento adecuado. Al menos desconocen una de las reglas fundamentales de la "no-violencia": la disciplina absoluta.

Con cierta frecuencia los opositores cubanos se reúnen para protestar o demandar algún derecho. Invariablemente acude la policía política, muchas veces precedida por las Brigadas de Respuesta Rápida o, mejor, la represión instantánea.

En esas ocasiones algunos luchadores civilistas responden al insulto con la ofensa y a la detención vociferando consignas con agresividad desenfrenada y pasión caribeña. Es como martillar el tornillo.


Si Ghandi fuera nuestro contemporáneo y en vez de nacer en el estado indio de Gujarat, fuera oriundo de un poblado tan criollo como Camajuaní o Guanabacoa, en mi opinión hubiera actuado de un modo diferente. Probablemente el artífice indio de la satyagraha, "un método de reconocer y movilizar la fuerza de la verdad y de la paz en el opresor así como en los oprimidos", hubiese aconsejado en sentido general adiestrar a los líderes contestatarios en este estilo de lucha para que tuvieran conciencia del mensaje que pretenden transmitir con cada acción pacífica y tuvieran la certeza de quien sería el destinatario si "el adversario, el público, el grupo descontento o una combinación de los tres".

En lo particular, teniendo en cuenta la intención de las autoridades marxistas de apropiarse del concepto de patria y el empeño gubernamental por destruir el movimiento anti totalitarista en la isla, el Mahatma seguramente aprobaría esas manifestaciones frente a los juzgados, siempre que fuera en silencio y que éste sólo se interrumpiera para entonar el himno nacional cada un tiempo previamente acordado.

Y para mostrar la unidad ente las diferentes y numerosas agrupaciones contrarias al régimen, exhortaría a los seguidores a sentarse en el suelo, formando un cuadro en que cada participante se uniría al otro entrelazándose con los brazos, mientras los del centro, para hacer más claro el mensaje, enarbolarían fotos del opositor encausado y carteles con textos como "Libertad".

Además, este Ghandi cubano sugeriría hacer ondear la bandera nacional, usar pañuelos blancos, en señal de paz, y entregar flores a los represores, en un gesto de reconciliación e indicaría a quienes fuesen apresados que hicieran con los dedos la "V", de la victoria, como símbolo de su fe inquebrantable en el triunfo.

Las posibilidades son infinitas pero de nada servirían si no se actúa con disciplina unánime y con estrategia y tácticas inteligentes y preconcebidas. La heroicidad es inútil sin la astucia y triste el destino de los peces que pretenden trepar por los troncos del bosque.

(*) Ricardo González Alfonso nació en Bauta, La Habana, el 18 de febrero de 1950. Es periodista independiente y presidente de la Sociedad de Periodistas Márquez Sterling. Arrestado el 18 de marzo de 2003 y en juicio-circo celebrado el 4 de abril,fue condenado a 20 años de privación de libertad. De su primer matrimonio tiene dos hijos, David, 20 años, y Daniel, de 15. Actualmente está casado con Álida González Bello, también periodista independiente.

Foto: trebole, edithbruck, roddh, Flickr

(Publicado el 9 de diciembre de 1998 en Cubafreepress)

1 comentario:

  1. Gracias Tania por éste texto de Ricardo y saber que està escribiendo. Quiero publicarle sus poemas en PDF, pero tengo la traducción francesa. Si tienes algún correo de Alida, su esposa y me lo puedes enviar por favor. Mi correo es maitediazgon@aol.com, gracias.

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