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lunes, 20 de octubre de 2008

Rebeldes a la vista


Por Luis Cino

En su afán de vaticinar el final de la dictadura cubana, algunos cubanólogos y cierta prensa extranjera hablan de una aguda rebeldía juvenil en Cuba. Yo, que vivo aquí, no la veo por ninguna parte. Al menos no en la forma y magnitud que la ven los de afuera.

En su lugar, veo una masa de muchachas y muchachos aburridos, desorientados, con pocas esperanzas y demasiadas frustraciones, que buscan desesperadamente vivir. Sólo eso. Vivir. Por desgracia, suelen no conseguirlo del modo más aconsejable.

Sucede que la vida choca con los intereses de un sistema tan cerrado como el que impera en Cuba y eso provoca inevitables encontronazos. Con los jóvenes, que rebosan de energías, los choques suelen ser más agudos.

Siempre fue así. Cada vez es peor. En diciembre de 2005, el canciller Felipe Pérez Roque se quejó y advirtió del peligro que representaban para el sistema la apatía y la alienación de una parte de la juventud cubana. Sería absurdo imaginar que las expectativas de los jóvenes cubanos coinciden con las de los septuagenarios y octogenarios que los gobiernan.

Todos estos jóvenes crecieron repitiendo en los patios de las escuelas, hambreados y con los zapatos rotos, que serían como el Che. Hoy, cínicos y hedonistas, rechazan los mitos y los valores de un sistema que no respetan, pero que temen. Motivos tienen.

La mayoría de los presos en las más de 200 cárceles del país son menores de 30 años. La falta de miedo del grupo de jóvenes que participaron desde un lugar indeterminado de La Habana en la videoconferencia con la Universidad de Miami no es representativa del temor paranoico de los jóvenes cubanos por ''el aparato'' o la Gestapo, como suelen denominar a la policía política.

Son pocos los que se unen a la disidencia. Prefieren enfrentarse a los tiburones o la corriente del golfo que al toque a la puerta de los segurosos.

Según los analistas, el fenómeno de los bloggeros es otra señal del malestar juvenil. ¡Atención! La mayoría de los internautas, aunque coinciden en la urgencia de los cambios, sostienen ser revolucionarios y partidarios de perfeccionar el socialismo. Prefieren no revelar su verdadera identidad. Eligen llamarse ''Chuncha'', ''Peter'', ''Floreal'', ''Jovellanos'' o sencillamente "un cubano de a pie''.

El incidente de Ricardo Alarcón con los estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) fue una muestra del descontento estudiantil, pero no nos engañemos. Allí no matricula cualquiera. La UCI no es el hervidero de ciberdisidentes que algunos suponen. Además de materiales contrarios al régimen, lo que más descargan de internet los chicos son películas, música y pornografía. Generalmente, para vender.

Los jóvenes cubanos, aunque el gobierno los autorice ahora a comprar chatarra que no tienen con qué pagar, están perdiendo el miedo a quejarse de cómo viven. De ahí a rebelarse frontalmente contra el régimen va un tramo.

A este paso, puede ser que pronto los cubanólogos presenten las ''fiestas house'' donde, disponiendo de pesos convertibles, confraternizan en el jolgorio los hijos de los funcionarios con los de los nuevos ricos. Como otra muestra de rebeldía juvenil.

(Publicado en Cubanet el 21 de abril de 2008)

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