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viernes, 25 de julio de 2008

LA MALA SALUD DE LA MEDICINA CUBANA

Por Iván García

Uno de los más cacareados logros de la revolución de Fidel Castro lo es sin lugar a dudas la salud pública. Pero esta se desmorona por días. Varias son las causas del retroceso. Cuando el gobierno cubano vivía felíz y sin preocupaciones, a costa de los 4 mil millones de rublos (o su equivalencia en dólares), recibido anualmente de la desaparecida Unión Soviética, la medicina nuestra era sumamente eficiente, no obstante el embargo norteamericano obstaculizar la compra de algún que otro novedoso fármaco o equipo médico. Entonces, 227 millones de dólares eran bien aprovechados: con ese dinero se podía comprar en cualquier otro lugar del planeta. Eso no sucede en la actualidad. El presupuesto para adquirir medicinas se ha visto reducido a 52 millons de dólares, un tercio de lo que se destinaba en la época en que nos amamantaba la hoz y el martillo. Las consecuencias han sido dramáticas.

A pesar de contar con una legión de casi 50 mil galenos para una población de 11 millones de habitantes, éstos no son todo lo efectivo que pudieran ser. Los doctores cubanos trabajan con grandes limitaciones. Las condiciones higiénicas son deplorables, la falta de material médico y la imposibilidad de lograr tratamientos adecuados para sus pacientes, debido a la escasez de medicamentos, son algunas de las dificultades principales que confronta Cuba como "potencia médica."

En los stocks de las farmacias escasean desde la aspirina hasta la vitamina C, necesaria en un país tropical donde los contínuos cambios climatológicos y otros factores ambientales son responsables de que enfermedades de las vías respiratorias estén a la órden del día. No se saben las cifras, pero por lo menos uno de los fallecidos diariamente en el país es a consecuencia de asma o complicaciones respiratorias.

Enfermarse en la Cuba de finales del siglo resulta una calamidad. Porque la única manera de conseguir los fármacos indicados es por dólares o a través del mercado negro, donde la venta de medicamento se ha convertido en un negocio altamente lucrativo. De esa forma la ayuda médica que el gobierno logra acopiar o que solidariamente ongs hacen llegar, se desvían o dilapidan. Algunos la sustraen de almacenes, hospitales o farmacias y se las dan a revender a elementos inescrupulosos.

En la capital, por ejemplo, en estos momentos se puede adquirir un spray de Salbutamol, donado por España por 40 pesos o 2 dõlares; un frasco de vitamina C de Gran Bretaña, por 50 pesos o 2.50 usd. El ácido ascórbico de producción nacional, ausentes desde hace meses de las farmacias, se pueden conseguir "por la calle," a 0,50 centavos de peso cada tableta de 500 mg. El mercado negro también "suministra" complejos vitamínicos, calcio, píldoras anticonceptivas, medicamentos para la hipertensión, diabetes, Mal de Parkinson... El surtido es amplio y los robos son constantes.

Cuando un ciudadano se enferma aunque no sea de gravedad, tiene que disponer, como promedio, de 100 a 200 pesos (de 5 a 10 dólares al cambio actual de 20 por uno), cantidades equivalentes a la mitad de un salario o al mismo completo. Ante el déficit de medicamentos, desde hace varios años las autoridades sanitarias vienen incentivando, el tratamiento de diversos males a través de la medicina verde, la acupuntura, la hipnosis o la fangoterapia.

Otro fenómeno que conspira contra el desarrollo de la salud pública es la apatía de su propio personal, en particular de los médicos a la hora de consultar a los pacientes. De hecho, ha surgido una nueva forma de corrupción: enfermos que deciden estimular a médicos y enfermeras ofreciéndole dinero, ropa, alimentos, para tratar de garantizar una buena atención.

Carmen, 29, ama de casa, le regaló 10 dólares a un cirujano para que le suturara con hilo de primera calidad una herida en el brazo. "Anteriormente la sutura fue tan mala que la cicatríz se deformó. Hablé con un doctor para que me la reconstuyera. No sé si el hilo hubiera aparecido si no le hubiera ofrecido nada". Ismael, 36, pediatra, reconoce que se ha convertido en un gran negocio la escasez de medicinas. "En el hospital donde trabajo los robos son diarios. Todos, los especialistas y el personal administrativo y de limpieza, buscamos la manera de apropiarnos de los medicamentos que llegan gracias a donaciones para tenerlos en la casa, por si un familiar se enferma. Pero otros los sustraen para venderlos y hacer dinero".

Pedro, 68, médico jubilado, es de los que piensan que por muchas necesidades que los médicos puedan tener (y tienen) ese tráfico de favores con los pacientes es inaceptable y poco ético. "De nada nos vale tener miles de médicos, cuando no cumplen con el objetivo de salvar vidas humanas desinteresadamente". La entrega que requiere la profesión médica y propugna Pedro, resulta una idealización para muchos de sus colegas: la escasez y dificultades es una forma de hacer dinero. No se puede olvidar que un médico actualmente gana menos de 700 pesos al mes (35 dólares).

(Publicado en Cubafreepress el 18 de febrero de 1998)

1 comentario:

  1. ¿Que apostamos a que la culpa es de LA CRISIS ?
    Ya lo dijo Raulito en el último discurso, que además pasó a la aprobación del incombustible como si fuera una tarea de colegial.

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