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martes, 11 de diciembre de 2007

NAVIDAD A LA CUBANA
Hemos querido comenzar con flores de pascuas, sinónimo de Navidad en nuestra Isla. A todos los cubanos dedicamos este post, pero en especial a los presos políticos y sus familiares, tan dignamente representados por las Damas de Blanco!


El primer texto es de María Elena Cruz Varela, exprisionera política. Se titula "Navidad en las cárceles de Cuba" y lo hemos tomado de la Web Católico de Javier. Pueden verlo aquí.

Con la llegada del mes de diciembre, el edificio de la antigua Embajada de Estados Unidos en Cuba, hoy Sección de Intereses, suele ser adornado e iluminado con motivos navideños. En diciembre de 2003, un gran cartel lumínico era dedicado a los 75 cubanos arrestados y condenados durante la oleada represiva de marzo de ese año.

Gigantesco "75" lumínico en la decoración navideña de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana Cuba

El texto del artículo pueden verlo aquí.

Del número de diciembre de 1994 de la revista Vitral es "Navidad, fiesta de utopías". Puede leerse aquí.

Mensaje del Papa Juan Pablo II al pueblo cubano ante la proximidad de su visita a Cuba (Aquí).



Durante los años en que Iván y yo escribimos desde La Habana como periodistas independientes, no hubo un mes de diciembre que no dedicáramos uno o más trabajos a los cubanos y la realidad de los arbolitos de Navidad, la Nochebuena, las celebraciones de fin de año o los Reyes Magos.

Contrastes en la víspera de Navidad

Por Iván García, desde La Habana

Justo al frente de la paladar La Guarida, famosa en La Habana por ser el restaurante escogido por la Reina Sofía de España para su primera comida en Cuba, en un edificio ruinoso, vive un obrero con su esposa e hijos.

Para matar el tedio, el obrero se distrae con una tenebrosa botella de ron casero, mientras en un viejo radio ruso de la marca VEF 206 escucha el hit musical del momento: "La vida es un carnaval", de Isaac Delgado.

Entre buches de la infernal bebida que quema la garganta, el obrero rememora el día en que la Reina estuvo en el barrio de San Leopoldo, mayoritariamente negro. Él estaba en chancletas y su mujer con rolos en la cabeza. Los dos, con sus negritos, fueron testigos de la visita de una aristócrata a un lugar de plebeyos.

Este obrero está orgulloso de vivir frente a La Guarida, donde años atrás se filmó "Fresa y Chocolate", que en 1995 llegó a nominarse para un Oscar. Desde su casa, a diario él y su esposa ven el desfile de extranjeros y cubanos con suficientes billetes verdes, que vienen a darse el lujo de cenar en el restaurante privado de Enrique Núñez.

Este obrero jamás ha pisado La Guarida. Por la barriada se rumora que serán suculentas las ofertas de la paladar de moda en La Habana. "Pero yo no tengo los dólares que hacen falta para comer allí", dice este hombre, a veinticuatro horas de la última Navidad del milenio. "No sé todavía qué vamos a comer, pero sí tenemos un turrón español de coco, el más barato que conseguí, por dos dólares y 15 centavos. Si el mismo día 24 por la mañana temprano vendo tres sacos de cemento que "conseguí", con el dinero compro algunas libritas de carne de puerco. Si no, cenaré otro día. Yo celebro las Navidades cuando tenga suficiente plata en el bolsillo".

La botella de ron se vacía y la mujer del obrero continúa bailando La vida es un carnaval con uno de los hijos mayores.

Para una bailarina de Tropicana la vida sí es bella. En los últimos tres años ella ha viajado a una decena de países como miembro del elenco de giras europeas anualmente programadas por Tropicana, el cabaret del paraíso bajo las estrellas.

Hace cinco meses, en una playa de Marbella, la bailarina ligó a un viejo empresario cargado de años y de billetes. "Pienso casarme con él a principios del 2000, pero quiero seguir bailando en Tropicana". Por lo pronto, su "novio" le compró un apartamento y un auto Subaru.

La escultural joven espera pasar la Navidad en su nuevo hogar, junto a amigos de ella y de su futuro marido. Por estos días, anda de un lado para otro con su carro, comprando en las mejores tiendas de La Habana. Tiene el congelador lleno de carne de res de primera, y las manzanas, uvas, peras y otras frutas dan color a su super nevera. En otros sitios de la cocina aguardan turrones, quesos, dulces finos, vinos, sidras y hasta paquetes de arroz de Valencia para hacer una paella.

"¿Cuál es mejor, el Napoleón o el Freixenet?", pregunta la bailarina, mientras se dispone a pagar la cuenta de 271 dólares. La cena que va a preparar un cocinero especialmente contratado es un sueño para el cubano de a pie, para quien el futuro es una incertidumbre. Para ella se resume en dos palabras: vivir mejor. Aunque el amor esté ausente.

Tras la restauración de la Navidad en 1997, luego de casi 20 años prohibida, los cubanos de picadillo de soya y los de carne de res se aprestan a celebrar, al margen de la religión que profesen. Las luces intermitentes de arbolitos navideños han reanimado las noches en los hogares cubanos, hoteles, tiendas y centros nocturnos. En la capital se respira un aire distinto. "A mí me recuerda el aroma de los abetos europeos", dice la bailarina. "A mí me huele a basura sin recoger", confiesa el obrero.

Mientras, la política oficial sigue con su atosigante campaña en pro del retorno de Elián González, el balserito de 6 años que estuvo a punto de ser tragado por los tiburones el 25 de noviembre, mientras los estadunidenses celebraban el tradicional Thanksgiving Day.

El 25 de diciembre, un mes después del milagroso acontecimiento, los compatriotas de Elián se rompen la cabeza pensando qué van a poner en la mesa en su última cena. En Soplillar, Ciénaga de Zapata, seguramente harán algo especial para rememorar que un 24 de diciembre, 40 años atrás, los carboneros tuvieron invitados especiales: Fidel Castro y una comitiva de barbudos recién llegados de la Sierra Maestra.

En Miramar, la bailarina de Tropicana no tiene por qué preocuparse. En Centro Habana, el obrero de San Leopoldo, ese día y otros, seguirá viviendo del cuento, tomando ron de cuarta categoría, sin importarle cuál será su última cena y alzando el volumen de la radio para escuchar a Isaac Delgado en "La vida es un carnaval". Aunque la suya diste mucho de serlo.

(Publicado en Cubanet el 29 de diciembre de 1999)




En 1998, cuando todavía los ecos del "período especial en tiempos de paz" se sentían en nuestros estómagos, redacté un peculiar menú de fin de año.

Menú de fin de año

Por Tania Quintero

El aceite utilizado para cocinar será de oleína de palma, el que en este mes de diciembre de 1998 están repartiendo por la libreta de racionamiento y, según la prensa oficial, es mejor que el de soya o girasol.
Para sazonar, ajo, cebolla o cebollino, cilantro, perejil, albahaca, apio y hojas de zanahoria. La novedad alimentaria va por cuenta del cuy, especie animal de origen sudamericano, rico en proteína y emparentado con curieles, conejos, jutías y otros roedores.

Su inclusión en el menú dependerá de si logramos vencer el prejuicio provocado por su aspecto, aunque su carne poco se diferencia de la del conejo o la jutía. Entonces el plato fuerte, a falta de lechón, sería un cuy asado.

A quienes no quieran experimentar con el exótico animal -al menos para los cubanos- sugerimos croquetas de papas y jurel chileno, ese que viene en lata, listo para comer. Como acompañante, tanto del cuy como de las croquetas, nada más sano que un fufú –puré-- de plátano burro o un calalú, guiso originalmente preparado con tasajo, puerco, huesos de res, calabaza y bolas de plátano verde, muy popular en el oriente del país, pero que a falta de carnes y huesos, hoy se prepara con cuadritos de caldo y viandas, con predominio de la calabaza. El calalú fue un plato muy estimado por los africanos que llegaron a Cuba como esclavos y es bueno para quienes padecen de estreñimiento.

Si uno no tiene frijoles negros o colorados, la mejor opción es un congrí de lentejas, que bien sazonadas y con una pizca de azúcar, éstas pierden su sabor a tierra. Si hay suficiente aceite para freír –de oleína, ni pensar en los otros- unas frituras de chícharos serían un buen plato secundario. Para los que prefieran algo más sano, col agriculce encurtida o tomates verdes en salmuera.

De postre, "manjar" de cerelac –ese polvo grisáceo e insípido que le venden a los ancianos por la libreta de racionamiento, como sustituto de la leche en polvo--, y que preparado con azúcar, canela y cáscara de limón puede resultar "exquisito". O "flan" de papa, que se elabora con el tubérculo crudo rallado, hasta llenar dos tazas. Luego se añaden tres huevos, vainilla –si tiene- y azúcar, preferentemente blanca. Se prepara el caramelo, se agrega la mezcla y dentro de una olla de presión se pone en baño de maría unos veinte minutos.

Si no se dispone de tiempo para preparar el "manjar" de cerelac o el "flan" de papa, puede comprar una barra de guayaba (5 pesos en los particulares o un dólar y diez centavos en la shopping), picarla en lasquitas y comerlas acompañadas de queso de leche en polvo, una de las tantas *especialidades" heredadas del período especial. No daré la receta, sólo los ingredientes: cuatro tazas de leche en polvo, cuatro huevos enteros, un octavo de mantequilla, dos litros de agua, diez cucharadas de vinagre y cinco cucharadas de sal.

Para una buena digestión lo ideal sería tomar agua de loja, de origen árabe, que en España y Cuba se prepara de diferentes maneras. En España, agua con miel y en la isla, con azúcar, canela, clavo y nuez moscada. Pero más auténtica es la canchánchara, bebida tomada por los mambises durante la guerra de independencia, a base de miel, ron o aguardiente, limón y yerbabuena.



Una "buena" cena cubana debe finalizar con un "buen" café, del que cada quince días dan por la libreta de racionamiento, a razón de dos onzas por persona, previamente tostados los granos de café con chícharos u otros granos (por ello le llaman café mezclado). Si lo prefiere "expresso", en un jarrito eche dos o tres cucharadas de azúcar prieta y cuando la cafetera empiece a colar, vierta un tin de café sobre el azúcar, la vuelve a poner en la candela, para que termine de colar. Con una cucharita bata fuerte y rápidamente el azúcar con el chorrito de café, hasta que empiece a coger un color claro, entonces vierta el resto del café y... verá cómo sale una olorosa espuma.

(Publicado en Cubafreepress el 31 de diciembre de 1998).


Para entender mejor la siguiente crónica de Raúl Rivero, debe decirse que 1997 fue un año donde los integrantes de Cuba Press fuimos nuy acosados y hostigados por la Seguridad del Estado.

LA CHARADA CHINA Y EL AÑO QUE VIENE

Por Raúl Rivero


No me gusta la combinación que propone la Charada China para el año nuevo. No sé que tinte oscuro y atmósfera salobre me transmite ese grupo raro, savaje y siniestro: un caballo, dos elefantes y un muerto. Pero ya está aquí, y aunque sabemos que ser superticioso trae mala suerte, me sumo a los millones de cubanos que se proponen cambiar en los próximos doce meses y se disponen también a pedirle cambios, novedades y bonanzas a ese pedazo de tiempo, que el mismo hombre encasilló en los almanaques.

Me propongo caminar un poco mas rápido hacia mi libertad, disfrutar mejor, con mucha intensidad, la compleja situación que vivo dentro de mi país, por que siendo un perseguido político, un objetivo de la Seguridad del Estado, soy más libre que quienes proclaman su libertad en panfletos fatigados y vencidos por la vida.

Quiero también trabajar más, escribir todos los días mayor número de cuartillas sobre la realidad que vive mi país, no para inmortalizarme como escritor --a los cincuenta y dos años ya uno tiene sueños prohibidos-- sino para que después, nadie pueda decir que no lo sabía y para que ahora mismo Cuba pueda ser comprendida en toda su penuria y su grandeza.

Deseo que en 1998, mi espíritu sea más abierto y plural, para que pueda relacionarme mejor con todas las personas, pero en particular con mis compatriotas y pueda entenderlos y ser un mensajero más eficaz de sus aspiraciones, de sus zonas sombrías y sus regiones resplandecientes.

Quisiera que en los 365 días que se me echan encima, pueda ser estable y fuerte este pequeño grupo de profesionales que estamos empeñados en que se sepan las verdades de Cuba, pero que se sepan bien, en su completa dimensión, porque ése es uno de los caminos. La verdad para hallar las soluciones.

Al mismo año, con sus hados fatales, solo le quiero pedir su tiempo, para que todas las aspiraciones se realicen. Quiero cumplir con todas esas quimeras en 1998, para que mis hijas y mi madre, mi mujer, mis hijos y mis amigos me quieran más, y para que lo único que me sobresalte en la alta noche, sea el toque brutal de la policía en la puerta de mi casa en La Habana.

(Publicado en Cubafreepress el 23 de diciembre de 1997)



"No hay espíritu navideño en Cuba" escribió recientemente en Cubanet el periodista independiente Leonel Alberto Pérez Belette. Véalo aquí.


A comer lechón, es una de las 20 canciones del CD "Navidad en Cuba" (1997), con Celia Cruz, Miguelito Cuní, Ñico Saquito, Carlos Embale, Cheo Marquetti y Olga Guillot, entre otros intérpretes.

Dos canciones navideñas en las voces inmortales de Frank Sinatra y Nat King Cole.











A todos los lectores del blog, nuestros mejores deseos en esta Navidad. Que 2008 traiga a Cuba y al mundo paz, libertad, esperanza y bienestar!

Tania Quintero e Iván García
Diciembre de 2007

3 comentarios:

  1. Hiciste que me sumergiera en Cuba, en sus gentes, en su cultura, en su gastronomia, en su sentir. Suspiro.

    Desde mi blog: Reflexiones al desnudo Dejé un mensaje navideño para todos mis lectores. Es refrescante esta época que nos da energía cósmica.

    Fue lindo haber compartido contigo en este año que pasa y te deseo un 2008 con lo mejor de lo mejor para ti. tu hijo y los tuyos. Que los abrace la felicidad.

    Besitos navideños muy alegres y saludables para ti apreciada Tania !

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  2. Felices Pascuas, y mucha suerte y felicidad. Siempre por Cuba.

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  3. Las flores de pascua son representantes de la navidad en todo el mundo. Las flores de pascua o Nochebuenas, son de origen mexicano y de México se fueron al mundo.

    Un abrazo

    Maité (una cubana en México)

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