martes, 10 de abril de 2007

AÑOS DUROS

Por Iván García,
desde La Habana

En los once años de esa guerra sin tronar de cañones que es el período especial, los habitantes de Cuba se las han arreglado para capear la miseria de la mejor manera posible.

Cuando en 1989 Juana López, 33, maestra, escuchó que tropas del ejército se preparaban para repartir por los barrios raciones de comida, pensó que era otro de los tantos rumores que corrían por las calles.

Aunque no se llegó al extremo de la Opción Cero, sólo Juana, su familia y Dios supieron el sufrimiento que pasaron para sobrevivir a las espantosas carencias de esos años. Por cierto, el Señor fue el primer sacrificado. Su familia, muy católica, atesoraba cuadros con imágenes religiosas y, entre otras reliquias, una Biblia de cuero firmada por el Papa Pío XII, que Juana vendió en 65 dólares. Con el dinero compró alimentos y artículos de aseo.

Juana dejó de ejercer como maestra y salió a prostituirse a lo largo del Malecón y la Quinta Avenida. Ahora vive en Miami y no puede olvidar esa etapa difícil que la llevó a tirarse al mar en una precaria balsa en agosto de 1994. Tampoco olvida las humillaciones que sufrió el año que estuvo en la Base Naval de Guantánamo ni los litigios de los gobiernos de Cuba y Estados Unidos para decidir la suerte de 30 mil balseros que bajo el tórrido sol oriental vivían en tiendas de campaña. En su hogar climatizado de Coral Gables y con un buen salario mensual, Juana López siempre recordará los terribles años que vivió en la década de los 90. Pero ya no está en Cuba.

La que todavía se encuentra en la Isla, sin dentadura y en una destartalada vivienda, es la periodista independiente Tania Quintero, de 58 años.

Quintero aún tenía dientes y trabajaba en la televisión nacional, cuando por decreto oficial, en 1990, se estableció el “período especial en tiempos de paz”, pomposo nombre con el que la burocracia criolla denominó a las penurias de todo tipo que, cual ciclón tropical, comenzó a azotar el país. “Para más desgracia –comenta- mi hija salió embarazada y mi madre, entonces con 75 años, comenzó a deteriorarse aceleradamente”.

En 1993 tuvo que vender lo que tenía, entre ello, una fabulosa colección de discos brasileños. “Puse un anuncio en Opina y los vendí por 39 dólares. Con el dinero compré comida y todavía me sobró para unos metros de tela antiséptica para hacer pañales”.

Tania se inició en el periodismo independiente en septiembre de 1995 y seis meses después fue expulsada del ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión). Su vida mejoró un poco con los dólares que gana escribiendo, pero ahora forma parte del batallón de fantasmas que el régimen ha clasificado como “no personas” y que viven a merced de los insultos, la ira y la represión del gobierno de Fidel Castro.

Bajo dos fuegos vive la otrora reportera de la revista Bohemia. Por un lado, el acoso y el hostigamiento y por el otro, las reales carencias económicas. Con 100 ni con 200 dólares al mes se puede hoy mantener a una familia de seis miembros. “Intento sobrevivir. Al menos el dinero alcanza para comer más o menos bien dos semanas, pero ni estirándolo como un chicle cubre los gastos de todo un mes”.

Con cien dolares, enviados como regalo de Navidad por un amigo español, en diciembre de 1998 pudo comprar un minúsculo televisor japonés, en blanco y negro. “Me costó 91 dolares y me ha salido bastante bueno”. Con otro extra, en el 99 pudo adquirir un viejo refrigerador ruso. “Pagué tres mil pesos (150 dólares) y dos veces he tenido que cambiarle el motor. Fue una estafa”.

El pequeño Minsk ya va por los 250 dólares, pero según confiesa, aún está lejos la posibilidad de poder comprarse uno nuevo, “de ésos que no hace falta descongelar”. Su precio: 500 dólares como mínimo. Y al contado.

Los años duros de esta crisis económica sin fin están reflejados en las paredes huérfanas de pintura de la casa de Tania Quintero, en su vestimenta barata y en su precaria dentadura.

Encima, de vez en cuando, tiene que aguantar una andanada de calumnias por la radio, la televisión y la prensa. Mas le queda un consuelo: ningún tormento le va a hacer abandonar la patria, ni impedirle que semanalmente, pase lo que pase, sus escritos puedan leerse en Internet.

(Publicado en Cubaencuentro el 9 de marzo de 2001)

NOTA: En mayo de 2002, cuando ya mi madre no estaba para verlo (falleció el 15 de abril de 2001) un amigo residente en Madrid me envió 500 dólares para que compraramos un refrigerador nuevo. Es el artículo de más valor que dejé a Ivan en nuestro apartamento de la Víbora, apartamento, valga aclarar, que cinco años después continúa urgido de pintura y reparación general. Y el vaticinio final no se cumplió: treinta y dos meses después de la publicación de esa crónica, el 25 de noviembre de 2003, junto con mi hija y mi nieta mayor abandoné Cuba. Actualmente vivo como refugiada política en Lucerna, Suiza. En La Habana quedó mi hija y una nieta que no conozco. (13.4.06)

3 comentarios:

  1. En este post me dicen en un momento hablando acerca de la periodista Tania Quintero

    "... Mas le queda un consuelo: ningún tormento le va a hacer abandonar la patria..."

    Acaso ella no esta en Lucerna, Suiza?? Respondeme Magia porque me pierdo.

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  2. ByS, como el trabajo de mi hijo es de 2001, cuando por mi mente no había pasado que un día me iría de Cuba, al final puse una nota, aclarando lo del refrigerador y que finalmente me fuí y ahora vivo en Lucerna, Suiza. Gracias por entrar a mi blog y leerlo.

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  3. El señor Bys no es primera vez que alude en forma poco "elegante" hacia los cubanos que vivimos afuera.

    Es un producto del sistema.

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