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lunes, 22 de septiembre de 2025

Cuando le pagué un taxi al cineasta brasileño Nelson Pereira dos Santos

 

Durante los 14 años que trabajé en la televisión cubana, mis vínculos con Brasil se mantuvieron. A los Festivales Internacionales del Nuevo Cine Latinoamericano acudían muchos brasileños y tuve oportunidad de entrevistar a escritores de la talla de Jorge Amado, que en 1986 participó como jurado en el VIII Festival y para el NTV (Noticiero Nacional de Televisión) lo entrevisté en el Capri, el hotel donde se hospedó junto a su esposa. Del cineasta Nelson Pereira dos Santos les cuento una anécdota.

Como casi todos los invitados extranjeros, Pereira se hospedaba en el Hotel Nacional. La noche del estreno de su filme Memorias de la Cárcel (1984), me lo encuentro nervioso, a la entrada del hotel, tratando de conseguir un taxi. Lo acompañaba la periodista brasileña Helena Salem, autora del libro Nelson Pereira dos Santos: El sueño posible del cine brasileño. Entonces, casi todos los taxis eran rusos, de la marca Volga.

Salí a buscar uno y enseguida logré parar un Volga que venía por la calle 21. Cuando disminuyó la marcha en la esquina del Monseñor (bar-restaurante donde tocaba Bola de Nieve), para doblar por la calle O, en busca de 23, le hice señas, paró y le dije que necesitaba recoger a dos personas en la entrada del Nacional. Me monté en el asiento delantero, en el de atrás los dos brasileños. Nos dejó en la misma puerta del cine, ya repleto de gente.

Pereira fue a pagar y le dije "No, pago yo, ustedes son mis invitados". Del Nacional al Chaplin el taxista me pidió 3 pesos. Le di un billete de 5 y que se quedara con el vuelto. Dos pesos de propina en aquellos tiempos era una barbaridad.

Pero, ¿acaso la ocasión no lo merecía? Aquella noche de 1984 disfruté por la película (ganó el premio Gran Coral al mejor filme) y también por haber propiciado que Nelson Pereira dos Santos, uno de los más importantes cineastas brasileños, llegara a tiempo a la premier de su película.

Tania Quintero

lunes, 15 de septiembre de 2025

¿Soy yo una superanciana?

 

En este texto, publicado en la web de la Deutsche Welle en español, entre otras cosas, se afirma que "los 'superancianos', personas de más de 80 años con la 'cabeza' de alguien de 50, llevan un cuarto de siglo siendo estudiados por los científicos en busca de la fórmula de la mejor 'eterna juventud' la que ofrece poseer un cerebro sano. Un equipo de científicos de la Universidad de Northwestern, en Chicago, Estados Unidos, lleva desde el año 2000 tratando de descifrar las claves de los cerebros indestructibles al tiempo de los 'superancianos', a través del seguimiento a 290 participantes y de las autopsias de 77 cerebros donados.

También se aclara que "el término 'superanciano' fue creado por el investigador Marsel Mesulam, fundador del Centro Mesulam de Neurología Cognitiva y Enfermedad de Alzheimer en la Universidad de Northwestern a finales de la década de 1990. Su objetivo era que el estudio del perfil neurobiológico único de estas personas ayudase a encontrar terapias tempranas para mantener el cerebro sano a una edad avanzada".

Para los investigadores, un 'superanciano' es una "persona con un rendimiento social y memorístico excepcional, comparable al de personas al menos tres décadas más jóvenes, que desafía la creencia de que el deterioro cognitivo es una parte inevitable del envejecimiento", resume una de las autoras, Sandra Weintraub, investigadora del área de psiquiatría en la Universidad de Northwestern.

No me he sometido a esas pruebas ni a ninguna otra, pero si ya próxima a cumplir los 83 años recuerdo mi infancia, adolescencia y juventud y en general tengo buena memoria, creo que soy una 'superanciana'.

Me despido con Carlos Embale en El final no llegará, bolero-son compuesto en 1978 por Eugenio Pedraza Ginori y música de Rafael Ortiz.




Tania Quintero

lunes, 8 de septiembre de 2025

Recordando a mi querido amigo Juan Carlos

 

Hoy, día de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, quiero recordar a mi querido amigo Juan Carlos Alsar, que tranquilamente se fue el 3 de septiembre de 2022 y a quien en el blog Desde La Habana le dediqué un post. Por su valor periodístico, comparto con los lectores dos correos suyos:

Miércoles, 22 de abril de 2020

Querida Tania:

Me acuerdo de todos los vecinos que mencionas en tu último correo y con mucho cariño a tu mamá Carmen y a Delia la portuguesa.

El 26 de mayo de 1969, en el sexto Llamado del Servicio Militar Obligatorio, fui convocado junto a una increíble muchedumbre en el Estadio Latinoamericano.. Personas entre los 16 años, mi caso, hasta los 36, muchos de estos últimos salidos de las cárceles por causas comunes. Atrás quedó el barrio y la secundaria básica Antonio Maceo, frente al Parque La Normal.

La primera dura experiencia se abrió ante nuestros ojos, llenos de preguntas y de miedos. Engañaron a los padres que nos acompañaban, diciéndoles que íbamos a servir en la Marina de Guerra. Lejos, muy lejos estuvimos todos de saber la verdad que nos esperaba después de transportarnos en camiones militares de la Marina de Guerra hasta la Terminal Central de Trenes, donde un convoy ferroviario con muchísimos vagones nos iba tragando a cada momento de las llegadas de los nuevos 'aprendices de marineros'. Ya en marcha, fuimos testigos de violaciones sexuales, sin que ninguna autoridad controlara la dura y nueva realidad.

En mi vagón no conocía a nadie. Pero logré convencer a los tres más cercanos, de que si uníamos fuerzas, los agresores sexuales no se meterían con nosotros y les advertí que nunca miraran fijo a aquellos tipejos. Era la UMAP disfrazada, la Unidad Militar 1448 rumbo a Las Villas. Dieciséis horas de tren lechero, con una parada en Colón, Matanzas, donde unos cuantos se dieron a la fuga.

Finalmente llegamos a la Division de Remedios. Horas más tarde, a un grupo lo dejaban caer en un potrero llamado "La Esperanza", a otro grupo, lo mandaban a un potrero llamado "Fernando Po". La dureza del régimen cubano nos dio palos y más palos, en una extraordinaria manera de madurar sufriendo, pero sin que nuestros verdugos entendieran que su fábrica de pesadillas despiertas, era el acicate para nuestras aspiraciones democráticas y anticomunistas. Le debo a muchos haber escrito un libro con mis notas, un diario que llegué a traer a USA. Pero decidí borrar los nefastos recuerdos y disfrutar de la Libertad, lejos de Monte y Romay.

Después de los primeros nueve meses en la UMAP, un grupo de corajudas madres se presentaron ante la Oficina de Raúl Castro y fueron atendidas a regañadientes por el Jefe de Despacho del MINFAR, luego de una legendaria discusión por las malas condiciones higiénico- sanitarias, de alimentación y seguridad. Se acordó entonces trasladarnos a Isla de Pinos. Fue la primera vez que volé en avión, un avión que no tenía asientos. En la la Isla, fuimos ubicados durante unas semanas en el Escuadrón del Presidio Modelo, un magnífico edificio de varias plantas y pisos de mármol. Posteriormente nos destinaron a unas barracas, a un par de kilómetros detrás del Escuadrón.

Ya no era la UMAP, los siniestros hermanos Castro le cambiaron el nombre por Batallones de Ayuda a la Producción. Atras quedó la negra historia de los castigados en Cayo Las Brujas, las noches sin dormir en huecos, mientras que nos insultaban. La comida con gusanos, infecciones de la piel, pulgas y chinches, siempre con el intento politizador de cambiar las conciencias de los hombres, rehabilitarnos en los altos estandares del Comunismo y el Hombre Nuevo. Un abrazo, JC Alsar.

Martes, 9 de noviembre de 2021

Querida Tania:

Despues de diez días en cama con un fuerte catarro y dolor de espalda, retomo mi vida laboral y por ti supe la triste noticia de la muerte de Raúl Rivero, el pasado 6 de noviembre. No tuve la dicha de conocerlo personalmente, pero para mí, Raúl Rivero fue la figura más brillante de la disidencia cubana. Tú puedes dar fe de ello. Con su impronta, rompió la férrea barbacoa represiva castrista y con éxito logró levantar la bandera de la Libertad y la Democracia para todos los cubanos.

Fue un ejemplo de dedicacion y lucha contra la cancelación cultural que cercenó los sueños y las dichas de los cubanos simples. La dictadura nos impuso lo que debíamos comer, pensar y soñar! Raul Rivero nos ayudó a pensar libremente como pueblo al decir la verdad haciendo poesía y periodismo. Siempre estaremos en deuda con él y su obra. Para ti e Iván, mi gratitud por todos los que como Raúl Rivero y como ustedes, han alentado nuestros sueños en esa triste realidad que hoy es Cuba. Abrazos sinceros, JC Alsar.

Le dedico ese video a dos queridos e inolvidables amigos, Raúl Rivero y Juan Carlos Alsar.

Tania Quintero
Fotos: La primera, Juan Carlos y yo (izquierda) y su entonces esposa Camelia, mediados de 1980. La segunda, Raúl Rivero en su casa de Centro Habana, rodeado por periodistas extranjeros, enviada por Juan Carlos en ese correo de 2021.

lunes, 1 de septiembre de 2025

Se acabó la diversión, el libro que narra los primeros años de la debacle cubana

 

El primer barrio donde acabado de nacer vivió Omar Sixto Suárez (La Habana, 1969) fue Luyanó. Se crió en El Cerro, no muy lejos de la urbanización Ayestarán, en la cual residía su tío, el músico, pintor y escultor Florencio Gelabert (1904-1995). Luego pasó una temporada en El Vedado y antes de irse de Cuba, el domingo 23 de septiembre de 1995, día que Raúl Rivero fundó Cuba Press, residía en Miramar, cerca del mar. Cuando aterrizó en Madrid ya había recorrido casi toda la Isla. De su patria le gusta todo, su música, su comida, su gente y sus paisajes, incluido el Malecón.

Ha estado en Viñales, la Gran Piedra y la Ciénaga de Zapata. En la carretera de Cienfuegos a Trinidad, que una vez al año se llena de cangrejos. Con seis años conoció Isla de Pinos y cuando estuvo en una escuela al campo en Guane, Pinar del Río, se escapaba a un bosque de marañones. La Sierra Maestra la conoció de la mano de su padre y después siendo estudiante de Historia en la Universidad de La Habana. Después de recorrer media España, en junio de 1996 llegó a Estados Unidos.

Estuvo un tiempo en Miami, luego en el sur de California. Le iba bien en una agencia de seguros, pero desde hace casi tres décadas se gana la vida diseñando, fabricando y vendiendo calzado, dentro y fuera de Estados Unidos. A los 21 años fue padre de una hija que le ha dado un hermoso nieto, tataranieto por línea paterna del pianista, compositor y director de orquesta Eliseo Grenet (1893-1950). En su blog, Cuba olvidada: Recor dar el pasado es recuperar el futuro, aparece ya la portada de su próximo libro:El tren de los egos. Historia documentada del primer ferrocarril de Hispanoamérica (1834-1842), que saldrá a inicios de 2026. Después el tercero, una historia de La Habana desde 1519 hasta 1893.



P: Sixto, ¿por qué a los 16 años, cuando era estudiante de bachillerato en La Habana, ya usted no quería saber nada de Fidel Castro y su revolución, tampoco de socialismo y comunismo?

-Creo que desde mucho antes tuve la certeza de que yo no iba a vivir en Cuba. Una de las cosas más asfixiantes del socialismo totalitario es el despojo que le hacen al individuo precisamente de su individualidad. En Cuba no eres un ciudadano, eres un peón del Estado, que decide, en mi caso con esa edad, qué estudiarás. Luego, cuando terminas la universidad, ese mismo Estado decide dónde trabajarás y cuánto te pagarán. En esos finales de los ochenta, los cubanos cautivos no podían comprar un casa pues el Estado lo prohibía, si tenías casa no podías remozarla pues el Estado es el dueño de los materiales de construcción. Y si lo hacías, la policía representante de ese Estado te citaba y te presentaba a un juez representante de los intereses del Estado.

-Y así sucedía con todos los aspectos de la vida bajo el totalitarismo. No solo las casas, los autos, el transporte público, la medicina, la educación. El Estado decidía qué leías o qué veías, qué música escuchar y cómo debías vestirte. No sé si es algo intrínseco, pero yo nací libre. Tardé algo en darme cuenta, ese es el día en que tomas control de tu vida. Me le escapé al Estado incluso antes de irme de Cuba. Puedo decir que me fui con una sonrisa en los labios.

P: Que el texto inicial fuera redactado para una tesis universitaria de grado y no para un libro, ¿lo condicionó a usar un determinado lenguaje al referirse a Castro, tratándose de un autor residente en Miami, que se supone le diría dictador?

-Del texto inicial solo quedan algunas estadísticas en Se Acabó la Diversión. Si no le llamo dictador a Fidel Castro porque no fue necesario en toda la narración. Hasta ahora no me había percatado de ese detalle. El libro trata sobre cómo Castro tomó en sus manos el destino de Cuba y en menos de dos años convirtió las esperanzas de libertad de los cubanos en una dictadura comunista totalitaria. Hizo que un país, antes autosuficiente, pasara a tener una economía parasitaria hasta llegar al colapso actual. Te refieres a residir en Miami y decirle dictador, se lo diría aunque viviera en la Antártida. En La Habana le decía tirano, tengo un escrito que se llama “Las orejas del tirano”. Lo subiré próximamente a mi blog .

P: Entre numerosas revelaciones en su libro, en la pág. 421 encontramos una del entonces ministro de Hacienda, Rufo López Fresquet, quien al definir al movimiento sindical cubano dijo: "Los ataques más violentos contra los empresarios no fueron escritos por Castro o por los comunistas, sino por Eusebio Mujal, líder del Partido Auténtico que dirigió la CTC durante doce años (1947-1958)". ¿Que los cubanos nacidos después de 1959 supieran lo que ocurrió en la economía y la sociedad en esos primeros años del Gobierno Revolucionario fue uno de sus objetivos al publicar Se acabó la diversión, que por cierto tiene una excelente portada y calidad de impresión?

-Esa es exactamente la idea detrás de publicarlo. Soy testigo de cómo muchos cubanos, sobre todo los de las generaciones mas jóvenes, que solo han conocido esa Cuba torcida que es la que impuso Castro y ahora está demoliendo la junta militar que la desgobierna. No saben que antes de 1959 esa isla era el hogar de un país próspero y pujante, competitivo e innovador.

-Incluso bajo el gobierno inconstitucional de Fulgencio Batista los cubanos vivían en una sociedad libre, con una economía de mercado, con instituciones perfectibles pero operantes. Cuba tenía problemas como cualquier país de entonces o actual, no estaba en peor condición que México o Brasil, por poner un ejemplo. Y en esos dos países, independientemente de sus vaivenes políticos, no se impuso un comunismo totalitario arrasador de la riqueza y la iniciativa de sus ciudadanos.

-En cuanto a la calidad de la impresión, es verdad, quedó muy bien. Gracias al nuevo mundo tecnológico y a San Amazon. No fue un trabajo fácil, la larga y minuciosa investigación, escribirlo y mantener un punto de vista equilibrado. También editarlo fue una tarea arduosa, tengo la suerte de tener una editora tan excelente como estricta.

P: Uno de los más nombrados en el libro es Ernesto Guevara, más conocido en Cuba y el mundo por Ché. ¿Por qué siempre es mencionado por su apellido y no por su apodo?

-No conocí al individuo, por suerte. Nací un año después de que Castro lo mandara a morir a Bolivia. El uso del lenguaje es muy importante y Castro fue muy hábil utilizándolo. Todavía escucho a personas aquí, en los medios o en persona, que se refieren a ellos como Fidel, Raúl, Ché o Camilo. Como si fueran amigos, o familia. A mí personalmente el personaje me repugna. No solo asesinó a muchos de mis compatriotas sino que en sentido general tengo la impresión de se sentía superior a los que lo rodeaban. Un indicio de esto, lo menciono en el libro, es cuando firmó los nuevos billetes. No lo hizo como Ernesto Guevara, presidente del Banco Nacional de Cuba, sino solamente como Ché.

P: Guevara también es el más denostado. "La fagocitosis guevarista devoró a la Financiera Nacional de Cuba creada por Batista" (pág. 312). O "Guevara cometió uno de sus errores más profundos como presidente del Banco Nacional al aislar el sistema bancario cubano del sistema financiero y crediticio mundial" (pág. 314). ¿Quién para usted fue el principal destructor de la economía y del sistema financiero a partir de 1959, Fidel Castro, Ernesto Guevara o Carlos Rafael Rodríguez?

-El principal destructor de la economía cubana fue Fidel Castro, no solo de la economía, también de la política, el sistema judicial y hasta del entramado social. Yo nací en una Cuba que ya no era la de mis padres y la sociedad que sobrevive en la isla actualmente es muy diferente también a la que conocí en los veintiséis años que viví allí.

-Guevara fue un instrumento de Castro para ejecutar sus planes de lograr el control totalitario del país. Castro estaba mas concentrado en el tema político-militar en un principio. Para lograr afianzar su dictadura nacionalizó y confiscó casi toda la economía del país. A Guevara lo puso en el tema bancario hasta que colapsó el sistema financiero del país. Luego lo pasó al ministerio de Industrias. Guevara nunca tuvo en su vida previa un empleo formal, Castro tampoco, y no tenía idea de cómo funcionaba una fábrica, y mucho menos de cómo operaba la economía de un país. El resultado estuvo pronto a la vista.

-Su autosuficiencia fue causa de muchos desastres hasta que Castro lo alienó de cualquier actividad gubernamental. Primero lo mandó al Congo, allí tuvo que huir pero salvó la vida. Luego lo desvió a Bolivia, a conocer su destino final. Le sirvió mas a Castro muerto que vivo. El mito conveniente.

-Carlos Rafael Rodríguez era uno de los antiguos miembros del Partido Socialista Popular. Pertenecía al grupo que movía los hilos de Castro y su hermano desde mucho antes de que se convirtieran en los dueños de Cuba. Era un comunista de salón, aristocrático casi. Fue más un teórico que un práctico en el aparato estatal del dictador.

P: "La vieja Cuba que fue borrada de un plumazo", se lee en la pág. 425, pero en otras páginas se vuelve a leer 'la vieja Cuba'. ¿Por qué no le llama la Cuba republicana o la Cuba de antes de 1959?

-Es que Fidel Castro y su pandilla no destruyeron un sistema político y económico. Destruyeron toda una nación. Si comparamos a Cuba republicana, la del 20 de mayo de 1902 al 31 de diciembre de 1958, con un árbol, todos los cambios políticos que ocurrieron en ese período solo afectaron a alguna de sus ramas.

-Y no fueron pocos, que conste, los alzamientos, golpes de estado, revueltas, huelgas fueron comunes. Incluso Gerardo Machado, en su efímera dictadura, nunca pretendió nacionalizar o confiscar la propiedad privada. Pero lo que impuso Fidel Castro a partir de 1959 cercenó, hirió, hasta que finalmente torció el tronco sobre el que crecía la nación cubana. Desapareció a la “vieja Cuba”.

P: ¿Sigue usted manteniendo lo que escribe en el capítulo 3, de que "al finalizar la Colonia española los cubanos se habían adaptado sin grandes dificultades a la influencia económica y cultural de Estados Unidos en la Isla"?

-Sí, por supuesto. Cuba comenzó a insertarse en el entorno económico norteamericano desde principios del siglo XIX. Ya desde esa época se comerciaba mas con los puertos de Nueva Orleáns, Mobile y Nueva York que con Cádiz o Santander. Y no lo hacia de forma sumisa, lo hacía compitiendo de tú a tú con los norteamericanos. Si leemos los escritos de Arango y Parreño encontraremos que ese era el espíritu de la época, competir como iguales.

-Mi nuevo libro trata sobre la construcción del primer ferrocarril de Hispanoamérica. Construido por cubanos. No fueron a buscar ingenieros a España, es mas, no utilizaron a los ingenieros españoles asentados en La Habana. Fueron y contrataron al hoy considerado padre de la ingeniería civil estadounidense, a Benjamin Wright, el mejor ingeniero de su época. Eso fue en 1835, hace casi doscientos años.

P: Su punto de vista sobre las relaciones entre la extinta Unión Soviética y el 'adoptado hijo verde olivo' y las actuales relaciones entre la Rusia de Vladimir Putin y el régimen castrista representado por Miguel Díaz-Canel.

-Fidel Castro era un bandido, que exprimió todo lo que pudo a los soviéticos. Los manipuló continuamente y siempre que pudo hizo cosas, sobre todo a nivel internacional, que no comulgaban con la política establecida desde Moscú.También muchas veces tuvo que agachar la cabeza. Como cuando después de la rabieta porque le quitaron los cohetes nucleares en 1962, tuvo que ir a pedir perdón, además de petróleo y dinero, a Nikita.

-Luego, nuevamente, en los años setenta tras el fracaso de la zafra de los Diez Millones y el colapso económico resultante de esa locura. En ese quinquenio le impusieron el cepo institucional soviético, de ahí la constitución de 1976.

-Díaz Canel solo es comparable a Castro por su maldad. Su postura con Rusia es la misma que asume con todos los demás países del ahora creciente bloque contrario a la libertad, de sumisión. Putin no recibe a un jefe de Estado, solo atiende a un mendigo que va a implorar migajas mientras le abre su empobrecido país a sus espías y turistas.

P: Algo más que quisiera agregar o aclarar.

-Nada más, Tania e Iván. Espero que nos veamos pronto en una Cuba libre. Con Patria y con Vida.

Iván García y Tania Quintero
Diario Las Américas, 1 de agosto de 2025.
Foto: Omar Sixto retratado por su hija Patricia.

lunes, 25 de agosto de 2025

Habanera

 

Yo en La Habana Vieja el 23 de junio de 1995. Tenía 52 años, ahora tengo 82.

La Habana ha estado presente en los cientos de textos que escribí durante los ocho años que reporté como periodista independiente desde Cuba. La cuarta parte de esa cifra estuvo dedicada o tuvo como fondo la ciudad donde nací el 10 de noviembre de 1942 y en la que viví hasta el martes 25 de noviembre del 2003, día que marché al exilio en Suiza.

"Tres ciclones en menos de un año han afectado a Cuba. Y ninguno ha pasado por la capital. Ni por su vecina, la provincia Habana, la que alimenta y en muchos renglones nos sostiene", escribí en 2002, en "San Cristóbal sigue protegiendo a La Habana".

En ese mismo artículo: "San Cristóbal es el patrono de la ciudad. En la religión yoruba se denomina Aggayú Solá. Según la leyenda cristiana, San Cristóbal era un gigante que ayudaba a los hombres a cruzar ríos anchos y turbulentos y en una ocasión ayudó a cruzar al propio niño Jesús. En la santería, Aggayú Solá es Orisha mayor, padre de Shangó y deidad de la tierra seca. "No solamente los habaneros creyentes dan gracias a sus santos por la protección que les ha venido dando. También deben estar agradecidos los gobernanentes. Sobre todo Fidel Castro: el paso de un huracán fuerza cinco lo pondría en un dilema, pues más de la mitad de las edificaciones de la ruinosa ciudad se vendrían abajo".

En "Monte desmontado" (2001) insisto: "Recorrer la calle Monte, en La Habana, es caminar entre ruinas. Los tramos aparentemente mejores son los comprendidos de los Cuatro Caminos al Parque de la Fraternidad. Pero ni eso. Porque ni las "shoppings" pueden ocultar el abandono y la suciedad".

No siempre criticaba. A menudo informaba, como en La Habana se viste de celuloide (2001), a propósito del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. O escribía algo colorido: "La Habana tiene varios corazones. Pero ninguno late como el de 23 y L. Por allí pasa lo bueno y lo malo. A pie o sobre ruedas" (Ciudad trasvestida, 2002).

En Café con leche (2003) recordaba: "La bebida típica de La Habana siempre fue el café con leche. Poco después del triunfo de la revolución, la leche desapareció de las mesas habaneras -y de la isla entera. Pero quedó el café. Racionado o por dólares. Legal o ilegalmente conseguido. Lo último para un cubano que se respete es no poder brindar café a las visitas".

No faltaron reportajes. Recorridos por la ciudad (De Carlos III a San Agustín, pasando por Alamar, 2001): "Un periplo extenso. Eminentemente barato: gasté menos de 60 pesos (unos tres dólares). Y tuve el privilegio de contemplar a miles de habitantes de una ciudad semidestruida, donde la tristeza y la alegría se mezclan con la misma naturalidad que la música y el llanto en el sepelio de un abakuá".

La casa de los muertos (2001) recoge una visita al Cementerio de Colón: "Según rumores callejeros, los huesos de los muertos se han convertido en piezas codiciadas, para preparar poderosos trabajos de brujería. El vandalismo también ha hecho de las suyas en este museo funerario, hogar definitivo de los habaneros y un orgullo nacional. Sitio donde sobran las historias. De vivos y muertos. De fantasmas y espíritus. De milagros y dolores".

Tania Quintero
Fragmento de texto redactado en Lucerna el 14 de mayo de 2005 y publicado en mi blog el 30 de abril de 2014.

Foto: La autora a los 52 años en la Habana Vieja, el 23 de junio de 1995.

Diez canciones dedicadas a la capital de todos los cubanos:

Marta Pérez: Habanera Tú.

Xiomara Laugart: Hoy mi Habana.

Pasión Vega: Habanera de Cádiz

Pablo Milanés: Canto a La Habana.

lunes, 18 de agosto de 2025

Cuando estuve en el cayo Ernest Thälmann

 

Después que en 1979 regresé de la RDA, matriculé alemán en la escuela de idiomas Mártires de Kent, en Santa Catalina y Saco, en el municipio habanero Diez de Octubre. Hice los cuatro cursos, aprobé el examen final y me dieron el diploma, que dejé en Cuba y también perdí. Pero cuando el 26 de noviembre de 2003, llegué a la Suiza alemana, en vez de recordar el alemán, lo que recordaba era el inglés que estudié de niña, en la escuela nocturna que de 6 de la tarde a 9 de la noche funcionaba en las mismas aulas de mi escuela primaria en Monte y Pila, Cerro.

Aunque no era militante de la UJC (tampoco del PCC) como mecanógrafa trabajé ayudando a teclear en las oficinas de dos primeros secretarios de la UJC Nacional, Jaime Crombet y Luis Orlando Domínguez, más conocido por Landy. En 1972 formé parte de la comitiva que visitó el cayo que Fidel Castro le regaló a la RDA (El cayo que le regaló Fidel a la Alemania),) y que por nombre le pusieron Ernest Thälmann (Ernst Thälmann - Wikipedia, la enciclopedia libre). Nos alojamos en el centro turístico de Guamá, en la Ciénaga de Zapata.

El Cayo Ernest Thälmann es uno de los parajes naturales más hermosos del archipiélago cubano. Se encuentra al sur de la isla de Cuba, en el Golfo de Cazones, al suroeste de la Bahía de Cochinos, en el Mar Caribe, cuyas aguas son verdiazules.

Unas aguas que me recuerdan la canción Verde Luz, del puertorriqueño Antonio Cabán Vale, El Topo.

Tania Quintero

lunes, 11 de agosto de 2025

La finca Raquelita

 

El dueño de la finca Raquelita, en El Cacahual, era Luis Conte Agüero, recientemente fallecido en Miami. La finca se llamaba así por su madre. Al no encontrar una foto de la finca, en esa imagen, del área donde se encuentra el Monumento a Antonio Maceo y Panchito Gómez Toro y donde en 1987 sería enterrado Blas Roca, por la carretera que se ve a la izquierda, a pocos metros, quedaba la ex propiedad de Conte Agüero.

No sé cuándo le expropiaron su finca y se la dieron al Partido Socialista Popular (PSP), que acordó fuera utilizada por Blas Roca para reuniones, escribir o descansar los fines de semana. A partir de agosto de 1959, cuando comencé a trabajar como mecanógrafa en el comité nacional del PSP, los domingos cuando iba a la oficina (trabajaba de lunes a domingo, sin horario), si a media mañana no tenía nada que hacer, un escolta me llevaba a la Raquelita, allí almorzaba con Blas y mi tía. Casi nunca ese día estaba alguno de mis primos u otro familiar, solo ellos dos y dos escoltas, uno a la entrada de la finca y el otro el chofer del auto de Blas.

Después de almorzar y tomar café se acostaban a dormir la siesta y yo aprovechaba para irme a pie hasta Bejucal, por una carretera estrecha a la derecha que desembocaba en una más ancha y a unos dos kilómetros estaba Bejucal, daba una vuelta por el pueblo y regresaba. Otras veces iba por esa misma carretera estrecha, pero a la izquierda, cerca, quedaba el Monumento Antonio Maceo y Panchito Gómez Toro, donde me sentaba un rato a disfrutar de la brisa y del silencio en El Cacahual.

"Mi segundo encuentro con Fidel Castro se produjo un domingo del mes de febrero de 1961, poco antes de sumarme al tercer y último contingente de maestros voluntarios, en la Sierra Maestra. Fue en La Raquelita, finca ubicada en El Cacahual, otrora propiedad de Luis Conte Agüero, famoso periodista y político antes de 1959 (...) Ese domingo, Blas y los principales líderes del comunismo nacional se habían reunido secretamente con Fidel Castro. Si mal no recuerdo, se encontraban Aníbal Escalante, Joaquín Ordoqui, Carlos Rafael Rodríguez, Manolo Luzardo, Lázaro Peña, Flavio Bravo y Severo Aguirre (...) En una pausa, mi tía Dulce me llevó al secreto encuentro, en una especie de bohío circular sin paredes y el techo de guano no permitía demasiada visibilidad. Me presentó al “máximo líder”:

-Fidel, ésta es mi sobrina Tania. Dentro de poco se irá a la Sierra Maestra, a un curso de maestros voluntarios, pero nadie en la familia cree que va a aguantar, porque mira qué flaquita es (tenía 18 años y pesaba 100 libras o 45 kilos) y es muy mona (melindrosa) para comer. Fidel se puso en pie. Dirigiéndose a mi tía, afirmó:

-No se preocupen. Aquello allá es muy sano. En las montañas hasta el aire engorda. Y mirándome me dijo:

-Te vas a acordar de mí, porque cuando regreses no te van a conocer.

Y así fue. Luego de tres meses en el campamento La Magdalena, Minas del Frío, y después de subir tres veces al Pico Turquino -el más elevado de Cuba, con 1.974 metros de altura- cuando regresé a La Habana había dejado de ser flaquita. Pesaba 130 libras.

Tania Quintero

Fotos: Tomadas del Facebook de Giselle Martínez.

lunes, 4 de agosto de 2025

Guanabo en mi vida

 

En la década de 1940, casi todas las casas que las familias alquilaban para pasarse unos días en Guanabo eran similares a esa, hoy uno de los chalets que Airbnb tiene en la popular playa al este de La Habana. Una de esas casonas de madera era alquilada en el verano por mis tíos Paco (Blas Roca) y su esposa, mi tía Dulce Antúnez. Como mi padre era escolta de Blas, se quedaba todo el tiempo con él.

Mi madre y yo íbamos una semana. Mis cuatro primos (Lydia, Francisco, Vladimiro y Joaquín) aprovechaban para montar bicicleta, iban a una zona elevada y desde ahí bajaban pedaleando. Una vez me monté en la parte de atrás de la bici de Pepe (Vladimiro), él me dijo 'prima, agárrate bien', pero no me agarré, rodé por la calle y me raspé las dos rodillas.

En 1960, Blas alquiló una casita en Guanabo para poder concentrarse y reeditar su libro Los fundamentos del socialismo en Cuba.

Como ya he contado, trabajaba de mecanógrafa en el comité nacional del Partido Socialista Popular, en Carlos III y Marqués González. Dos o tres veces a la semana uno de sus escoltas me llevaba a Guanabo, para que Blas revisara las cuartillas mecanografiadas, después me daba las nuevas ya redactadas. A veces llegaba temprano y estaba bañándose en la playa, mientras Pedro Romero, el escolta que ahora tenía, le acompañaba.

Blas y yo nos sentábamos en la mesa del comedor, había una ventana que daba para el pasillo y Pedro, el escolta, se quedaba observando. Solo una vez acepté almorzar con el tío Paco, uno de los 'mejunjes' que él mismo preparaba con verduras de un pequeño huerto. Ese día hizo sopa de flores de calabaza y que a regañadientes tomé, luego de decirme que yo era una 'vaina', palabra muy usada por los manzanilleros para referirse a alguien melindroso. Pedro, mulato delgado, serio y callado, me miraba y se reía.

Las arenas de la playa de Guanabo no eran tan blancas como las de Varadero, pero en la década de 1940 estaban limpias, bien conservadas. Una playa tranquila, para el disfrute de las familias de la capital y provincias cercanas.

Tania Quintero

Tres videos de Guanabo realizados por Dyango, youtuber habanero

lunes, 28 de julio de 2025

Textos olvidados

 

Fragmento de la entrevista que en 2008 me hiciera la comunicadora social colombiana Lully Posada:

Tania, durante cinco años fuiste realizadora del programa "Punto de Vista". ¿De qué se trataba ese programa?

Era un programa de encuestas en las calles, sobre temas populares, y no demasiado censurado, porque coincidió con la influencia de la perestroika y la glasnost en Cuba. Trabajé como realizadora de Puntos de Vista desde 1987 hasta 1991. Algunos tuvieron buena repercusión en la prensa, como El Servicio Militar, La Pelota, Veneno sobre Ruedas, Las telenovelas y Mujeres Dirigentes, Ponerse en su Lugar. Creo que mi aporte principal fue incorporar a jóvenes para que compartieran conmigo la realización. Entre ellos podría mencionar a Alexis Núñez Oliva, en ese momento humorista-periodista y hoy productor ejecutivo en Televisa; Orlando Carrió, periodista del periódico Tribuna; a varias estudiantes de periodismo (Rosa Miriam Elizalde, Grisell Pérez, Dania Rosales); y a mi propio hijo, Iván García, quien junto con Alexis me ayudaron en un Puntos de Vista sobre cine, televisión y video, grabado durante un Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

Una mención aparte merece Frank Romero, quien trabajaba como técnico en el master de la televisión, pero tenía muchas inquietudes creativas y quería dedicarse a la realización de programas, documentales, videoclips. Frank habló con Maelia Divó, editora con la cual yo solía trabajar y a quien también recuerdo con mucho cariño. Maelia me puso en contacto con Frank e inmediatamente lo sumé al equipo del próximo programa, El Servicio Militar. A partir de ahí, Frank comenzó a superarse, pasó cursos y actualmente trabaja en lo que le gusta. A fines de los 90 estaba esperando un ómnibus en 9na. y 86, Miramar, y él venía en una bicicleta y cuando me vio se detuvo y muy contento me saludó, algo que le agradecí, porque ya todos sabían que me había hecho periodista independiente y muchas personas evitaban saludarme y dirigirme la palabra en público, por temor (en Cuba, si algo abunda, es el miedo). Pero Frank no sólo me saludó, sino que me dijo que en su currículo y en todas partes decía que si él había logrado hacerse realizador había sido por mí.

Uno de ellos, "La creatividad" te significó el comienzo de roces con el gobierno cubano...

Ese programa no gustó a algunos dirigentes, como a José Ramón Fernández, entonces ministro de educación, quien llamó a Rodobaldo, el director del canal, para quejarse. Pero no fue el comienzo de roces con el gobierno. Era un programa donde se cuestionaba sobre la creatividad del cubano y una tarde en que estábamos grabando el tiempo se nubló y comenzó a lloviznar y entramos a la heladería Ward, situada en la avenida Santa Catalina, cerca de la Ciudad Deportiva. Consciente de lo que costaba un día de grabación en la calle, con un equipo de media docena de personas y un transporte, para no desaprovechar el tiempo, después de tomarnos unos helados, comencé a entrevistar a los usuarios.

Sus respuestas no eran muy interesantes y cuando me disponía a hacer la última, una muchacha, residente en el municipio San Miguel del Padrón, uno de los más marginales de la Ciudad de La Habana, dijo estar en desacuerdo con preguntar sobre la creatividad, cuando sucedían cosas más importantes. Cómo cuáles, le pregunté, y ahí se explayó y contó de una escuela primaria en muy mal estado en su municipio, a punto de desplomarse. Recuerdo que cuando terminamos de grabar, el camarógrafo, Jorge del Valle, a quien todos decíamos El cangrejo, y que no sólo era uno de los mejores, sino con el cual más me gustaba trabajar, porque tenía mucha paciencia, buen carácter y enseguida captaba lo que yo quería, me dijo: "Tania Quintero, a ver si tienes valor y pones esa descarga completa, porque es lo mejor que te han dicho".

Le respondí: "Claro que la voy a poner, cuando estructure el guión ya veré donde la ubico". La puse en medio del programa. Y para "suavizar" aquella fuerte crítica, a continuación hice una pausa musical, con unos atractivos peces de colores. De fondo, Juan Luis Guerra cantando Burbujas de Amor, canción de moda en ese momento en Cuba. Las casualidades de la vida: en 1988, hace veinte años, utilicé Burbujas de Amor para un programa televisivo crítico y ahora quiero que insertes ese video porque Burbujas de amor fue una de las canciones interpretadas por Juan Luis Guerra en PAZ SIN FRONTERAS, esa genial iniciativa que tuvo Juanes y que convocó a más de cien mil colombianos, ecuatorianos y venezolanos en un sitio donde estuvo a punto de estallar una guerra entre latinoamericanos.

De la entrevista que en 2008 saliera publicada en Swissinfo en Español:

«Siempre fui muy critica y pensaba que así tenía que ser para lograr una sociedad cubana y un socialismo mejores. Tuve problemas, pero en el marco de una confrontación no violenta con los del partido. Había desacuerdos, pero nunca provocaron que yo pasara a hacerme disidente». Tras la detención de Iván durante dos semanas, las cosas cambiaron. Tania quedó literalmente «congelada». Le pagaban su salario, pero le rechazaban todas sus propuestas de trabajo. Sus investigaciones para un documental quedaron sobre la mesa. «Me dí cuenta que había pasado a formar parte de una lista negra» (...)

«Lo achacan todo al embargo, pero hay muchas cosas. Cuba es un desastre porque cuando vivíamos pegados a la Unión Soviética, con la tubería de petróleo abierta, se despilfarró mucho». «Y la economía cubana, la libreta. El gobierno no ha podido tener planes agrícolas y pecuarios para que la gente no viva con sólo 6 libras de arroz por mes en un clima tropical. ¿Tu te imaginas lo que tuvieran los suizos en un país como Cuba…? ¡Es un desastre!»

«Pero a mí me queda la tranquilidad en mi conciencia de que cuando estuve ahí siempre lo dije, siempre fui muy critica porque tengo la mala suerte de decir lo que pienso, eso me creó siempre muchos problemas».

Hubo una época, antes de la llegada del comandante que mandó a parar y comenzó a destrozar, que Cuba era conocida en el Viejo Continente. Le llamaban la Perla de las Antillas y su capital figuraba en el itinerario de las ciudades cosmopolitas situadas a un lado y otro del Atlántico. En La Habana actuaba lo mejor de la música clásica y nuestros artistas, cantantes y compositores llevaban lo mejor de la música cubana a España, Francia, México, Argentina, Estados Unidos, Canadá… En la capital existían grandes tiendas: si no lo podías comprar, podías ver lo último de la moda. Teníamos una de las joyerías y relojerías más chic, Cuervo y Sobrinos (todavía existe, en otras naciones). Pero como tantas cosas, aquella Cuba se fue esfumando en la memoria de los europeos de más edad. Y lo que me encontré cuando en 2003 llegué a Suiza como refugiada política, fue un desconocimiento casi total sobre mi país. La Desconocida Cuba,por Tania Quintero.

Entrevista que en marzo de 2011 me hizo el periodista catalán Joan Antonio Guerrero Vall. También, la historia de un trabajo solicitado en septiembre de 2003 por la revista francesa Politique Internationale.

Tania Quintero

lunes, 21 de julio de 2025

Mi tío Florencio

 

Mi tío Florencio residía en la calle Panchito Gómez, en la urbanización de Ayestarán. Calle que, según Cabrera Infante, era la más habanera de La Habana. Casi a su lado, en el número 257, vivía el poeta y dramaturgo Virgilio Piñera, sí, el de Electra Garrigó (1941) y el de “yo no se ustedes, yo tengo miedo, mucho miedo” (1961).

Mi tío Florencio se apedillaba Gelabert. Venía de una educada familia de artistas y él lo fue también. De Caibarién a La Habana, la vida, el tesón y la suerte lo llevaron. Era mulato, alto, bello, recio, noble. De hablar pausado, reflexivo y siempre con humor. Reía poco, pero era feliz.

En Panchito Gómez construyó una casa, a su gusto. De un solo piso, moderna, con una amplia terraza que miraba a la calle. Dos entradas, la principal y la accesoria a su oficina. Dos cocinas tenía aquella casa, una para su hermana y su esposo, y otra para él, su esposa Lilia, mi tía, y mis dos primos, Florencito y Miguel Ángel.

También se construyó un amplio estudio al fondo de su jardín. Remanso de talento era aquello. Olor a cedro, caoba y ébano. Gubias y cinceles con los que convertía en arte la madera. Allí aprendí mucho.

Mi tío Florencio venía de otra Cuba, de la de antes de yo nacer, que tampoco ya es la que allí hoy subsiste. Su último carro fue un Ford Fairlane Ranch Wagon de 1958, comprado un año antes de que Fidel Castro llegara a “liberarnos” de aquel país, hoy extinto.

Mi tío Florencio dejó en La Habana muchas esculturas, las más bellas en un hotel, que dicen era de mafiosos, pero que hoy sí pertenece a mafiosos. Otra en la terminal de ómnibus y un cangrejo imponente que te recibe en la entrada de su natal Caibarién.

Mi tío Florencio nunca pudo construirle un parque a su amigo Capablanca. Allí sigue esa esquina abandonada, casi frente a la dramática escultura que regaló Anna Vaughn Hyatt Huntington a La Habana. Cruzando la calle estaba Gemma, el estudio del genial Álvarez Guedes.

Mi tío Florencio murió en La Habana de 1995, mi tía Lilia años después, no sin antes sufrir la pérdida de sus dos hijos, uno que escapó a la libertad eterna a través del fondo de una botella, otro, que se fue a buscar una libertad a medias en las calles de Nueva York.

Mi tío Florencio se fue, como se fue aquella Habana, como se fue aquel país.

Omar Sixto
Blog Cuba olvidada: Recordar el pasado es recuperar el futuro.
4 de mayo de 2025