El sábado 31 de agosto, Rosmarie Hofer, profesora jubilada, tuvo a su cargo la lectura del curriculum vitae de Johanna Hofer, Hannali, como cariñosamente le decían a su hermana. El funeral tuvo lugar en la Iglesia de Neudorf , Lucerna, Suiza, y el entierro en el cementerio que queda al lado. A continuación, el texto que ese día Rosmarie leyó:
Al revisar los numerosos álbumes de fotos de Hannali, de los años anteriores a su ingreso en la residencia de ancianos de Bärgmättli, el 4 de septiembre de 2013, repasé su vida, la de nuestra familia y la de los buenos vecinos y amigos que siempre tuvimos. En la era digital, esas fotos constituyen un documento contemporáneo del siglo XX.
Hannali nació el 17 de julio de 1935 y fue la mayor de seis hermanos. Creció en la hermosa granja Düderhof en Neudorf, Lucerna, Suiza, en el seno de una extensa familia, con nuestros padres, nuestra abuela, sus hermanos y los empleados Otti, Hans y Rüter. Hannali tenía una relación cercana con nuestra abuela. A la edad de 4 años, Hannali enfermó y tuvo que pasar varias semanas en lo que entonces era una casa de segregación, aislada en una habitación oscura del Hospital Cantonal de Lucerna. Los médicos sospecharon que tenía la polio, pero el diagnóstico posterior arrojó que era encefalitis.
Hannali asistió a la escuela primaria y secundaria en Neudorf y disfrutó participando en reuniones de clase. Estudió en la escuela de granjeros de Willisau, donde lució el traje dominical de Lucerna que ella misma confeccionó con mucho orgullo. La amistad con su compañera de aula Martha Huber se mantuvo durante toda su vida. Hannali tenía una voz muy hermosa y era miembro del grupo de trajes tradicionales de Neudorf junto con Mueti, nuestra madre.
Hannali disfrutaba cocinando y trabajando en el jardín y en el campo. Las fotos la muestran con los caballos y un enorme carro de heno colocando gavillas de trigo. También le encantaban las celebraciones familiares, las bodas de nuestros hermanos, los bautizos de sus sobrinos y sobrinas, sus confirmaciones y cuando crecieron, sus matrimonios. En las fotos se le ve sonriente en los cumpleaños y celebraciones de su familia y de sus amistades.
Desgraciadamente, siguieron apareciendo síntomas de la encefalitis y el profesor Frauchiger intentó aliviarlos en Berna. Hannali apreció mucho a su médico de familia, el doctor Rölli. En 1974, nuestros padres y Hannali dejaron la granja y se mudaron al soleado apartamento de Gassmatt 1, donde ella se hizo cargo de nuestros padres y de la casa, algo muy valorado por el resto de sus hermanos. Cuando nuestra prima Vreni enfermó, Hannali cuidó a su familia desde enero de 1977 hasta finales de 1983. La cálida conexión entre ella y Seppi, Gaby e Yvonne duró hasta la muerte de Hannali.
Fue difícil conseguir que Hannali viajara al exterior, a pesar de que estaba interesada en otros países, sus culturas y políticas. Siempre estaba aprendiendo cosas nuevas a través de la televisión, la prensa y los libros. Después, sin embargo, recordaba con entusiasmo nuestros viajes a París, Berlín, Viena y Londres, donde incluso vio pasar a la Reina Isabel en limusina un Jueves Santo. La semana de vacaciones en Valais con nuestros padres, con Mame Zaugg y nuestras ahijadas Regula y Sonja, era casi una tradición. A Hannali le gustaban los viajes cortos los domingos por lugares cercanos.
Tras el fallecimiento de nuestro padre en abril de 1994, Mueti, nuestra madre, y Hannali tuvieron que depender de los buenos vecinos que tenían y del servicio de transporte Spitex para ir al médico. Cuando Mueti sufrió un derrame cerebral a fines de 1995, Hannali se hizo cargo de su atención las 24 horas, con el apoyo de las empleadas de Spitex, y también de vecinas como Margrith Obertüfer y Rita Hodel, quien siguió visitando a Hannali cuando ingresó en la residencia de Bärgmättli, en Beromünster, en las afueras de Lucerna.
Las visitas de vecinos, familiares y amigos fueron muy positivos en la vida cotidiana de Mueti y Hannali. Mueti murió el 1 de febrero de 2000 y Hannali decidió seguir viviendo de forma independiente en el acogedor apartamento. Nuestra amiga Vreni Erni pasaba a menudo por allí y le obsequiaba delicias, que después seguiría haciendo cuando Hannali ingresó en la residencia de Bärgmättl llevándole revistas, bombones y pretzels. Hannali se ponía contenta con sus visitas y regalos. También la alegraban las visitas de nuestra sobrina Sonja con Bernhard y sus hijos y de nuestro sobrino Gottfried con Sandia, su esposa dominicana, que con sus dos hijos residen en Nueva Jersey, Estados Unidos.
Hannali conoció a Annelies Wermelinger a través de Spitex. Ella apoyó a Hannali en las tareas domésticas y también la acompañó fielmente en Bärgmättli, con visitas de varias horas todas las noches hasta el final de la existencia de Hannali. Estamos muy agradecidos de todo lo que hizo por nuestra hermana.
En 2008 aumentaron los dolores en brazos y piernas y aumentaron los problemas para caminar. Las cirugías de espalda en 2009 y 2011 le proporcionaron cierto alivio, pero en junio de 2013 el dolor en su pierna izquierda se volvió insoportable. En ninguno de los dos hospitales cantonales se realizaron las aclaraciones necesarias. Hannali llegó a la residencia de ancianos de Bärgmättli el 4 de septiembre de 2013 como parapléjica. En octubre de 2013, se sometió a una cirugía de la columna cervical por cuarta vez en St. Anna para prevenir la cuadriplejía.
Desafortunadamente, en noviembre de 2013 tuvo un cuadro grave de urosepsis. Hannali sobrevivió gracias a sus ganas de vivir y su fortaleza emocional. Pero después sufrió una neumonía recurrente, que requirió ingresos de urgencia y hospitalizaciones. Hannali también asumió con valentía el Covid que contrajo antes de la Navidad de 2020, cuando tuvo que pasar las vacaciones en su habitación después de su estancia en el hospital y durante la pandemia estuvo sin recibir visitas varias semanas. Las personas que la cuidaban la atendieron con esmero y pudo comunicarse con nosotros por teléfono en cualquier momento.
Si Hannali vivió agradablemente sus casi 11 años en Bärgmättli, fue gracias a los numerosos cuidadores que tuvo, jóvenes abnegados y sensibles, a los eficientes equipos de actividades recreativas, al personal de limpieza, lavandería y cocina, también al servicio técnico y administrativo. En la cafetería, en los bajos de la residencia, Hannali pasó muchos momentos gratos con otros pacientes y con los familiares y amistades que nunca dejaron de visitarla. Ruth Erni estaba a menudo en su mesa, siempre de buen humor. El contacto estimulante y afectuoso con Mareili Oehen significó mucho para Hannali así como las visitas dominicales de Willi Baumgartner con flores de su propio jardín la hacían sonreír. Además de visitas, Hannali recibía llamadas telefónicas, cartas, postales de viajes y tarjetas de cumpleaños, Navidad y Pascuas.
Hannali pudo mantener su visión a partir de 2018 gracias a las inyecciones de Lucentis, que le permitieron seguir leyendo periódicos y revistas, en particular donde aparecían miembros de las monarquías europeas, aunque su preferida era la familia real inglesa. Cuando hacía buen tiempo, en taxis adaptados para sillas de ruedas, Hannali disfrutaba viajar a Vogelsang, a Herlisberg, al lago Hallwil o a nuestros familiares Ernst y Lisebeth en Grudligen. También esperaba con ansias las reuniones mensuales en el Centro de la Iglesia Reformada con la Sra. Treier.
Ella nunca se recuperó de la última neumonía que tuvo, antes de la Navidad de 2023, que fue hospitalizada. Sus problemas cardíacos aumentaron y una infección posterior la debilitó notablemente. El doctor Marks hizo lo mejor que pudo desde el punto de vista médico. El 29 de julio, Hannali ya no podía ponerse de pie. Entonces dijo: "No puedo más". Habló de morir, pero tenía miedo a la muerte. Las enfermeras y Annelies hicieron todo lo posible para que sus últimos días fueran más llevaderos. Yvonne, Seppi y Gaby y otros amigos hicieron visitas breves a la residencia y Gottfried la animó por teléfono.
El jueves 8 de agosto de 2024, Hannali respiró por última vez. Yo estaba a su lado. Su numerosa familia y sus muchos amigos deseamos que ella ahora esté bien y que podamos seguir conectados.
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