lunes, 6 de julio de 2009

Más allá de un abrazo

Por Tania Quintero


En esta foto de la Galería de paulpablopavel, en Flickr, podemos ver la estatua que ha inmortalizado uno de los gestos más humanos y antirraciales en la historia de las Grandes Ligas: el brazo que Pee Wee Reese, entonces capitán de los Dodgers de Brooklyn, le pusiera sobre el hombro a Jackie Robinson, el primer negro contratado por una ligar mayor, en 1946. La estatua fue develada en noviembre de 2005 por Michael R. Bloomberg, alcalde de Nueva York, y Marty Markowitz, presidente del condado de Brooklyn, como aquí podemos leer.

A propósito, en enero de 2008 el Premio Jackie Robinson a toda una vida dedicada al béisbol, le fue otorgado al cubano Orestes Minnie Miñoso, y quien en entrevista a Armando López confesó que su brazo lo había entrenado "jugando pelota de manigua".

Se da otra circunstancia: tanto Pee Wee Reese como Jackie Robinson estuvieron en Cuba en la década de 1940. De la presencia de Robinson en la capital cubana, en 1947, he encontrado una foto, con Jackie aún vistiendo el uniforme de los Royals de Montreal. Su presencia fue mencionada por Los Angeles Times en 1997.


Por su parte, Pee Wee Reese estuvo por vez primera en La Habana en marzo de 1942, cuando los Dodgers de Brooklyn entrenaron en diversas localidades de la ciudad. De ese viaje son las siguientes fotos, de William Vandivert, de la revista LIFE. En la primera, Dolph Camilli en el Stadium del Cerro.


En esta otra imagen del mismo autor, Pee Wee y Pete Reiser practican el deslizamiento bajo la supervisión del coach Charlie Dressen: al igual que Camilli y otros jugadores, Dressen parece no poder soportar el sol del mes de marzo, considerado tenue para los cubanos.


En 1942, William Vandivert no perdió ocasión para fotografiar a Reese y Reiser en su tiempo libre. Además de sesiones de entrenamiento, ellos compartieron habitación y correrías, como se aprecia en las tres instantáneas a continuación. En la primera, durmiendo bajo mosquiteros, en la misma habitación del hotel donde se hospedaron. En la siguiente, merendando con dos amigas cubanas. Y en la última, los dos se dirigen a su habitación descalzados y en puntillas, para no hacer ruido, mientras el reloj marca las 12 de la noche.




Pee Wee Reese y los Dodgers de Brooklyn volverían a entrenar en La Habana en dos ocasiones más: en febrero de 1947, cuando coincidieron con Jackie Robinson, y en marzo de 1959. Nos lo recuerda el profesor cubano Roberto González Echevarría en Spring Training History Articles. González es autor, entre otros libros, de The Pride of Havana: A History of Cuban Baseball, publicado en 1999.

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